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La Laguna del cine y la literatura

EDGAR SALINAS URIBE

Hay ciudades emblemáticas para el cine y la literatura. Ciudades como París, Nueva York y la propia ciudad de México han sido escenario de múltiples películas y se ha convertido en parte misma de las historias desarrolladas en sus rincones y calles. Lo mismo ocurre en literatura, esas ciudades y otras como Londres, Madrid, Barcelona, Buenos Aires han albergado historias de ficción facilitadas por el humor, la arquitectura y, en fin, el tejido colectivo de esos conglomerados urbanos. De alguna manera tanto la literatura como el cine les deben mucho a esas ciudades.

Pero también esas ciudades deben mucho al cine y a la literatura porque a través de la imagen y la narrativa se han establecido en el imaginario de millones de personas que, desde otra perspectiva, equivalen a viajeros y turistas. Cuando son parte del cine y la literatura, las ciudades adquieren un halo que solo les puede proporcionar la ficción y el arte. Generan así un atractivo particular, un imán propio de una marca ciudad.

Aunque no es lo fuerte de la Comarca Lagunera y son pocas sus apariciones en la pantalla grande, en la literatura, en contraparte, es mayor su presencia. Pese a que en la narrativa literaria no siempre la geografía real es relevante y no siempre la verosimilitud del relato exige precisión geográfica (incluso hay ejemplos memorables donde es la ficción la que da origen a espacios geográficos, entre nosotros quizá el ejemplo celebérrimo sea Comala), hay otros ejemplos donde la geografía real es parte de la narración, puesto que imprime carácter a los personajes y vuelve comprensibles sus cuitas, sus anhelos y sus ofertas de sentido. Los vuelve literariamente posibles. Pensemos, por ejemplo, en la Región más transparente.

Varios autores laguneros en su obra enfatizan la geografía local como parte de la propuesta narrativa. En esta oportunidad me acerco a la geografía comarcana como territorio de ficción en la obra de dos escritores: el torreonense Saúl Rosales Carrillo y el gomezpalatino Jaime Muñoz Vargas.

En la novela Iniciación en el relámpago (2007), Saúl Rosales dibuja a La Laguna como la región del moyote, de los ventarrones que bufan y "las noches de terregal". Novela situada en la época del llamado desarrollo estabilizador, la Comarca irrumpe como región algodonera y fruto de una economía agraria. De hecho, esta urbe provinciana" rodeada por "cerros rapados por la erosión" es hija directa "del cruce de vías de ferrocarril", junto con "las dos ciudades a ella pegadas como siamesas". No falta la referencia a "las lagunas anegadas por el Nazas y el Aguanaval" y a la arquitectura de "rudimentario estilo neoclásico" construido con ladrillo local que tiene "forma de tierra cocida".

En "Nadie regresa", cuento del volumen Memoria de Plomo (1999), Rosales Carrillo imagina una ciudad. Un par de efebos helenos viajan desde la Grecia clásica hacia una mentida realidad, quizá la única posible, y llegan al único Torreón probable: "el creado por la fantasía". Pítaco, el mago de esta mentida realidad dice que es "Torreón una ciudad grande, coronada de sucias nubes". Pítaco y su amigo observan esta "metrópoli del siglo veinte" mientras soportan "el sol inclemente" o disfrutan de "la luna de voz suave".

Por su parte, Jaime Muñoz Vargas, ha logrado recrear esa Comarca Lagunera con las características agrarias y de lucha que le dieron fama nacional. En Juegos de amor y malquerencia (2003), el autor narra las vicisitudes de campesinos que se atarean en una de esas enormes haciendas algodoneras que hacían trabajar a sus peones bajo la "dureza del solazo lagunero". Campesinos que hacían sus vidas "entre acequias y surcos", soportables por la sombra de las noches y el sabor del sotol.

Otros autores han engendrado personajes e historias en una Comarca Lagunera de ficción y con una precisión que sobre todo suponen real quienes no son de aquí. Además del abordaje de Rosales y Muñoz, no es casual que gran parte del imaginario acerca de La Laguna obedezca a la Comarca dibujada en las obras de Magdalena Mondragón y Francisco Urquizo, principalmente una Laguna de paisaje y problemática rural.

@EdgarSalinasU

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Escrito en: editorial Edgar Salinas Uribe

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