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¿Se puede educar para el amor?

ROLANDO CRUZ GARCÍA
“Dar amor, constituye en sí, dar educación”— Eleonor Roosevelt

En ocasión a esta época del año, vale la pena reflexionar acerca de la posibilidad de educar en y para el amor, ya que todo evento educativo se relaciona con un acto de amor, de dar y de darse, de compartir desinteresadamente, de potenciar al que aprende, de lograr despertar emociones trascendentes, sólo por mencionar algunas posibilidades vinculadas a la educación.

Y es que dentro del PEA (Proceso de Enseñanza - Aprendizaje), una de las dimensiones poco exploradas y más olvidadas son las relativas a las Sensaciones, Sentimientos y Emociones (SSE) tan necesarias y valiosas en el proceso formativo. Tal vez por desconocimiento, por temor o por inseguridad, pero pocos profesores incursionan en estas áreas de la formación humana; desagraciadamente.

La importancia de trabajar en el aula bajo una visión amorosa, en su sentido más amplio, es fundamental para los estudiantes, ya que refuerzan dos aspectos fundamentales en la vida: el autoconcepto y la autoestima; el primero de ellos es básico para que los alumnos comprendan, que es como se consideran a sí mismos, por otro lado, no hay nada que facilite más el aprendizaje de los alumnos, como una buena autoestima, lo les permite sentirse valiosos y capaces de lograr apropiarse de cualquier saber, por complicado que sea.

Otra dimensión que el amor nos permite potenciar es el amor a la patria, base y fundamento de la educación cívica y ética. Y es que dicha actitud, considerada como un valor deseable en los niños y jóvenes, no puede ser desarrollada de forma declarativa o conceptual y sin una "vivenciación", de dicho valor; la mejor manera de lograrlo es trabajar los símbolos, el himno, los colores, los pensamientos cívicos, a través del ejemplo y el acompañamiento amoroso de sus maestros.

Respecto a la condición sin la cual, el amor en educación se logra, es que el profesor se convierta en piedra angular para desarrollar estos importantes enfoques. Las tres principales actitudes, necesarias en el docente son: La empatía, que consiste en poder sentir el mundo interno del que aprende como si fuera propio, que es diferente al entendimiento. Empatizar es una destreza que puede adquirirse, pero para ello es necesario sensibilizarse, aprender a escuchar y captar los más sutiles significados; va más allá del simple reconocimiento de los sentimientos que son obvios, es más que reflejar un sentimiento, es asumir en la medida de lo posible, el marco de referencia interno del alumno.

Otra es la aceptación incondicional del estudiante, que es la recepción cálida y libre de cada uno de los elementos que constituyen la personalidad y las experiencias del otro. Apreciar, valorar, acoger, recibir, considerar al individuo sin condiciones, sin calificar, sin prejuicios ni contaminaciones. Es una consideración positiva incondicional. El maestro tiene el papel activo y asume la responsabilidad del otro.

La tercera actitud requerida en los profesores, es la congruencia del docente, que no es otra cosa que "genuinidad", autenticidad. Es una actitud de búsqueda continua que se orienta hacia la propia lucha por el crecimiento y la integración personal del maestro. Existen elementos básicos que requiere la congruencia del educador como son el reconocimiento y la aceptación de todos sus sentimientos y experiencias, las que pone en juego durante la relación áulica. La disposición de comunicar esos sentimientos y experiencias, a fin de establecer con sus educandos una relación real y auténtica.

Existe una clara discrepancia entre lo que el educador expresa de manera no verbal y lo que manifiesta abiertamente en su comunicación. No hay nada más incongruente que un profesor que piensa una cosa, dice otra y hace todo lo contrario.

Ya lo dice el creador de estos enfoque formativos, centrados en el cliente: "La compañía gentil y sensible de una persona empática, el entendimiento y la profunda comprensión, son el mejor regalo que podemos dar y recibir", Carl Rogers.

Otro de los aspectos en los que el amor es insustituible es en la promoción y la prevalencia del amor filial: el amor y el respeto a los padres de familia; la escuela es el espacio privilegiado para potenciar estos sentimientos por demás deseables en los niños, pero sobre todo en los jóvenes, de secundaria y bachillerato.

En estos dos últimos niveles educativos, son en los que se inicia y en ocasiones se concreta el amor en pareja y es en dónde se deberán de promover el respeto, la tolerancia, la no violencia y la expresión sana y abierta de las sensaciones y los sentimientos que el amor en pareja genera de manera natural. Cuántos de nosotros nos enamoramos "perdidamente" en la secundaria o en la prepa.

Como podemos darnos cuenta, educar en el amor y para el amor, no sólo es posible sino extraordinariamente deseable, la palabra la tenemos todos, directivos, profesores, padres de familia, los alumnos y la propia comunidad. Sería magnífico darnos la oportunidad.

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