En el Corán se presentan los dátiles maduros como la fruta por excelencia, alimento para los seres humanos, y como alivio especial para las mujeres embarazadas cuando empiezan las contracciones de parto, siguiendo el ejemplo de Maryam (Virgen María), madre del profeta 'Isa (Jesús), uso prácticamente desconocido en la obstetricia moderna.
Para el Profeta Muhammad los dátiles eran uno de sus alimentos favoritos, que combinaba con pan, pepinos o mantequilla (de búfalo). Prefería la variedad llamada 'ajwah, que los consideraba como un remedio excelente y como procedentes del Paraíso. A otro tipo de dátiles, los al-burniy, también les atribuía propiedades terapéuticas especiales.
El Profeta aconsejó comer los dátiles de uno en uno, y siempre comía un número impar de ellos. También le gustaban en infusión para beber.
Entre las enfermedades que se comentan en los hadices como tratables con dátiles, figuran los gusanos intestinales (o la tenia intestinal), los cólicos, los mareos (vértigo) y la delgadez.
Según la tradición islámica, el consumo diario de dátiles previene contra cualquier veneno y encantamiento.
En la Sunna se aconseja comer un número impar de dátiles para romper el ayuno tras la puesta del Sol, en especial durante el Ramadán, antes de la oración del ocaso.
Los dátiles son uno de los frutos más dulces y energéticos, frente a su bajo contenido en proteínas y colesterol, y muy ricos en fibra, minerales y en algunas vitaminas, por lo que constituyen uno de los mejores reconstituyentes y vigorizantes naturales que existen.
Son ideales para la alimentación de niños, adolescentes, embarazadas, deportistas, ancianos, enfermos (especialmente anémicos, asténicos, desmineralizados) y convalecientes, y en dietas antienvejecimiento y para prevenir el cáncer.
Para todo lo anterior, se espera que los científicos musulmanes, médicos e investigadores, tengan en cuenta este descubrimiento que se desprende del estudio de la tradición islámica, y las otras tantas ideas y prácticas en la enseñanza del Islam que necesitan investigación objetiva y científica, y así poder dedicar la atención que ellas merecen y situarlas en el contexto actual de la Medicina y la Sanidad modernas.
Finalmente, los dátiles tienen sus peligros al consumirse, pues a pesar de todas las propiedades beneficiosas que tienen, al poseer muchas calorías se debe ser prudente en su ingestión. Es un elemento que debe tomarse en poca cantidad, especialmente en dietas de adelgazamiento o con problemas de obesidad.
Su contenido en azúcares es muy elevado, por lo que no resultan adecuados en personas con diabetes.
Un consumo frecuente de dátiles puede favorecer la aparición de caries dental y problemas en las encías. Debido a la naturaleza pegajosa de los azúcares de los dátiles, se retienen mucho entre los dientes, lo que favorece la producción de caries, por lo que, siempre que sea posible, tras su consumo es aconsejable lavarse bien los dientes o comer un trozo de manzana, restregándola bien por los dientes y las encías, aunque éstas son prácticas que no están registradas en la tradición profética.
Deben comerse con moderación por las personas de estómago delicado, ya que las frutas desecadas resultan más indigestas que las frescas. En personas propensas a sufrir descomposiciones intestinales, los dátiles, comidos en abundancia, pueden producir gases, diarrea o acidez de estómago. Están contraindicados en los casos de enfermedades gástricas que cursan con hiperclorhidria.
Los dátiles contienen tiramina, una sustancia que provoca constricción de los vasos sanguíneos, lo que puede provocar migraña en personas propensas. La tiramina es un compuesto vaso activo que puede aumentar la presión arterial, aunque hacen falta dosis muy elevadas para que se manifiesten estos síntomas.
Los dátiles tampoco deben consumirse en casos de litiasis renal cálcica.
Los libros antiguos de medicina profética refieren, además, otra contraindicación: la oftalmía, a partir de un hadiz contado por As-Sahib, quien fue a visitar al Profeta y éste, tras invitarlo a comer y viéndolo comer dátiles, le dijo: "¿Por qué estás comiendo dátiles si padeces oftalmía?" Si una persona que sufre de oftalmía come dátiles, padecerá dolores de cabeza y otros efectos perniciosos. Los efectos perniciosos de los dátiles pueden ser contrarrestados comiendo almendras.