Un ermitaño japonés que vivía a la orilla de un sendero inca entre las montañas andinas al norte de La Paz desde 1958, murió por complicaciones en su salud. Tenía 82 años.
Las cenizas de Tamiji Hanamura fueron enterradas el domingo al pie de un árbol de pino que él sembró en la precaria casa donde vivió, informó el lunes a The Associated Press la embajada japonesa.
Hanamura enfermó hace dos meses y dejó de alimentarse, lo que agravó su salud. La embajada japonesa cooperó para evacuarlo hasta una clínica en La Paz donde falleció.
El ermitaño vivía en aislamiento en la comunidad de Sandillani, a 2,000 metros sobre el nivel del mar y a unos 60 kilómetros al norte de La Paz hasta que el "Camino del inca" se transformó en ruta turística.