El pasado lunes participé en una mesa redonda organizada por la Casa Lamm bajo el sugestivo título "Arnoldo Martínez Verdugo, su legado", y quise hacer de mi intervención algo que me significara auténtica glosa de su trabajo partidista diario: honrar su vida y su obra con sus propias palabras -eso ya no lo haría él-, con elogio de lo valioso en más de 60 años de trabajo militante y sapiente; eso podrían hacerlo (y lo hicieron con ventaja académica y política) mis compañeros de mesa, Elvira Concheiro, Gerardo de la Fuente y Francisco Javier Guerrero, pero yo poseía y poseo la palabra de Martínez Verdugo en 19 cartas enviadas por él y recibidas por mí entre el 16 de agosto de l969 y el 7 de febrero de 1971, años de prisión, discusión, estudio ¡y lucha!.
En esas cartas valen directamente las palabras del dirigente que conduce al éxito; por ello titulé mi texto "Con Minúsculas": la comunicación sencilla de acuerdos, resoluciones, la búsqueda de la colaboración práctica de los presos en lo posible planificada, la reconstrucción de una instancia de dirección -la Comisión Política (CP), el Comité Central (CC) y la Ejecutiva de la Juventud Comunista (JC)- dividida por la represión gubernamental: las misivas de 1969 se dedican a ese propósito, pues ¿cómo imaginar la movilización de ese partido (incluida la lucha por la libertad de los presos) sin lograrlo? Arnoldo, que perseguía tenazmente la formación de un núcleo dirigente "capaz de comprender la situación general" (carta 03/04/1960), discierne en 1969 que "hay que comenzar por el principio"; comunica por mi intermedio las tareas principales de la CP, el CC y la JC para restablecer esa capacidad de dirección, incluso asignando responsabilidades (a mí como responsable del trabajo ideológico y a Ramón Danzós del trabajo campesino).
Ya en ese periodo se enunciaban las cuestiones centrales de la política electoral (que se discutirían en septiembre, pero respecto de la cual ya adelantaba el nombre del capítulo: "Una protesta nacional contra el régimen antidemocrático") y los del debate sobre la lucha por la democracia al propugnar el socialismo; al considerar mi guión para un libro sobre el Estado, decía: "… tu aporte principal sería la definición del tipo de Estado necesario para la transición al socialismo… aquí se implican los problemas de la necesaria democratización de las relaciones sociales… Hay que plantearse la cuestión ¿vamos nosotros a hacerlo igual (de los regímenes del "socialismo real")? ¿Cómo se expresará nuestra concepción de la democracia en el Estado socialista en las condiciones de México?".
Dos cuestiones radicales -que a su vez representaron triunfos de esa dirección política-, y el método, con minúsculas, para abordarlas, exigen extensión en el conjunto de las 19 cartas: la edición de la revista Oposición y la formulación de las Tesis sobre el desarrollo del PCM y el informe Trayectoria y perspectiva, que según observa Eduardo Ibarra en su Cronología comparativa "introducen importantes cambios en su teoría política".
En ambas está presente la esforzada participación de la comunidad de presos en el penal de Lecumberri, en los difíciles años de 1969-1971. Reseñando el significado de la edición de la revista, el semanario Siempre!, bajo el título de "Oposición, una revista viril", destacó: "Sin complejo de clandestinidades… se sitúa abiertamente en el uso de las libertades constitucionales… publica colaboraciones de oposicionistas libres y presos -como Valentín Campa y Demetrio Vallejo entre los segundos...".
Al dar a conocer estas cartas, quise difundir la labor de dirección política de Arnoldo, Con Minúsculas, en la que lo seguimos los presos comunistas. En cuanto estos originales se encuentren listos para su amplia exposición, podremos editarlos sin restricciones.