La locución "cuchareadas" está por imponerse como la palabra que identificará históricamente estas elecciones. Aunque la verdad de las cosas el término cucharear significa sacar con cuchara, lo correcto sería cucharetear que significa revolver el contenido de una olla o cazuela con la cuchara o bien escalfar que se dice cocer en agua hirviendo los huevos sin la cáscara. Sea lo que sea, el bando de las izquierdas es el que ha venido sosteniendo, a lo largo del proceso electoral, que las encuestas estaban cuchareadas, con lo que pretendían decir que los sondeos que se realizaban día con día no correspondían a la realidad los que contrariamente eran maquillados para dar la falsa impresión de que uno de los cuatro candidatos encabezaba las preferencias. Los resultados finales vinieron a poner al descubierto la maniobra. Todo iba dirigido a descalificar una candidatura, la de la izquierda y motivar un resultado que a cualquier costo se pretendía conseguir de motivar a los votantes para que entendieran que el candidato de la derecha se llevaría el triunfo y era por el que había que votar.
Es para desmoralizar a cualquiera que participe de buena fe en la justa electoral. En efecto, los que saben de estos asuntos, manifiestan: "Si se toma como promedio un margen de error de 3 por ciento, de acuerdo con la metodología declarada por las propias casas encuestadoras casi ninguna acertó a la franja de certidumbre no sólo por lo que se refiere a las votaciones obtenidas por cada candidato sino, sobre todo, por los márgenes de diferencia entre unos y otros". El Programa de Resultados Electorales Preliminares hizo evidente que las cifras ahí reflejadas no tenían nada que ver con las tendencias que manejaron las encuestas. De lo que se desprende que hubo una total inoperancia de las encuestadoras, válidas si se trató de errores humanos, repudiables si se hicieron con un propósito avieso.
En este punto los estudios que trajeron las encuestas no guardan relación con los números oficiales de los votos; de donde debe entenderse que las cifras estaban alteradas para satisfacer el interés de unos pocos en perjuicio de todos los demás. Esa ha sido la lastimosa historia de este pueblo.
Allá a principios de la vida moderna el pueblo recibía leche adulterada, con agua la mayoría de las veces. Todos lo sabíamos, menos la autoridad encargada proteger la salud de los ciudadanos. Se hacían refranes que dejaban al descubierto la sabiduría popular. Aguadores y lecheros, del agua hacen sus dineros, lo cual nadie dudaba fuera cierto pues la producción del lechero se multiplicaba como por milagro. Era cuando el frasco era de vidrio y el pueblo pequeño. Los frascos se dejaban en las puertas de las casas o en las ventanas de los vecinos de aquellas comunidades. Se hacía llegar el reparto a bordo de bicicletas o en carromatos jalados por un caballo de tiro mientras en el pescante el repartidor manejaba las riendas.
Eran los días románticos de nuestra comunidad. Todos aceptábamos de buena gana el bautizo que se institucionalizó por la costumbre hasta que laguneros emprendedores iniciaron los trabajos para dotar a la ciudad de una moderna pasteurizadora.
De entonces hasta nuestros días se acabó la mala leche. No sucede así en todos los órdenes. La política sigue siendo fuente de dolores de cabeza. Estamos viviendo días calamitosos. Quizá todos quisiéramos un cambio de de costumbres en los asuntos electorales. Quizá sólo quizá a pesar de lo que está pasando con el resto del mundo los mexicanos no estamos preparados para vivir una democracia plena. Damos pasos hacia la derecha, pero le tenemos miedo avanzar hacia la izquierda. Es para nosotros más trabajoso ir hacia la libertad que seguir caminando en la oscuridad. En el salón de sesiones de la Cámara de Diputados deberíamos borrar la frase La Patria es Primero pronunciada por Vicente Guerrero. Los historiadores nos dicen que el Virrey Apodaca le ofreció el indulto para que el insurgente depusiera las armas, negándose a hacerlo pronunciando la famosa frase.
En fin, qué lejos está la gran mayoría de los políticos mexicanos del pensamiento del benemérito.