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La persona como sujeto de la educación

ROLANDO CRUZ GARCÍA

"La educación no es sólo para ganarse la vida, debe ser para una vida más plena, más

Significativa, más valiosa"

Sai Baba

No de los enfoques básicos en educación, es considerarla como aquella que acepta a la persona que aprende como el centro de todo modelo educativo y por ende de todo modelo pedagógico. No hay nada más importante que el estudiante como persona en formación.

Platón afirma que educar consiste en dar al cuerpo y al alma toda la plenitud de la que son capaces; es obvio que el ser humano nace inacabado, no sólo desde el punto de vista físico, ya que tienen que pasar muchos años para que su cuerpo llegue a desarrollarse en plenitud, sino también en el aspecto afectivo, intelectual y social. La vida debe ser para el progreso, para avanzar, para superarse.

La acción educativa es por lo tanto una acción de ayuda, en el proceso de mejora personal del otro. La persona (sujeto de la educación) es quien se desarrolla, por lo que existe una relación íntima entre educación y persona. Estrictamente sólo se puede educar a las personas; a los animales se les adiestra a base de estímulos; a las personas, en cambio, se les educa, ayudándoles a utilizar su capacidad de razonamiento y a ejercitar su voluntad con responsabilidad.

Después del nacimiento del niño, sería muy útil tener un "manual de instrucciones", es decir un folleto explicativo que nos indicara su funcionamiento, sus características esenciales, las mejores condiciones para su desarrollo armónico, etc., La realidad es que nunca hemos visto ese manual, a pesar de que el niño es algo mucho más delicado que una licuadora o un aparato cualquiera.

Por otro lado la dignidad de la persona, es fundamental y está enraizada en su calidad de ser, con una naturaleza superior al resto de los seres vivos.

Corresponde a los seres humanos llegar libremente a ser mejores, edificarse a sí mismos y crecer desde el interior con ayudas externas. Hacer de toda su vida un proyecto de desarrollo y acceder a la superación a través de la práctica de las virtudes, es decir de buenos hábitos.

El hombre comparte la naturaleza de los seres puramente materiales, como las rocas; pero el hombre no es sólo material, es algo más. Comparte también el ser de los vegetales y como ellos nace, crece, se reproduce y muere. Pero evidentemente no es sólo un ser vegetal, es algo más. Comparte también el ser de los animales: no sólo nace, crece, se reproduce y muere, sino que se desplaza y como los animales, posee instintos y emociones. Pero el hombre es algo más: vive inmerso en el universo y está relacionada su existencia con los seres del macro y microcosmos, además del extraordinario universo simbólico creado por otros humanos para ser, compartir y trascender.

Percibimos sin embargo, que el hombre es el ser dotado de mayor dignidad en la naturaleza, por ser racional, por tener inteligencia y voluntad libre. Existen estudios sorprendentes sobre la abeja o el delfín, pero sólo del hombre podemos escribir una biografía individual, porque cada persona es única e irrepetible.

Por esta diferencia esencial con los demás seres que le rodean, podemos afirmar que el hombre es el rey del universo, destinado a ordenarlo todo con su inteligencia y con el trabajo de sus manos, a través de la técnica y de la ciencia.

Su misión es ordenar, no manipular, de aquí la responsabilidad de una educación ecológica que le ayude a vivir en armonía con la naturaleza para aprovecharla, pero no para explotarla irracionalmente. Los animales hacen cosas maravillosas, pero las hacen por instinto y siempre igual. De esta aproximación podemos concluir que el hombre es persona. La persona es ese yo al que atribuimos todo lo que hacemos y pensamos.

A pesar de la variedad de elementos que lo componen (físicos, psicológicos, intelectuales), el hombre posee unidad de mando: es decir, un solo principio de operación. Es la persona quien responde por las acciones realizadas. De aquí viene el término personalidad, de manera que tiene personalidad quien ha sabido ordenar todas sus tendencias en la unidad de mando por la razón, no quien se deja dominar por los caprichos momentáneos.

La racionalidad, propia y exclusiva del hombre, es lo que lo caracteriza dándole ese rango superior en relación con los demás seres vivos. Situado en el tiempo y en el espacio, el hombre se ve obligado a atender a las exigencias de su propia naturaleza, se manifiestan en forma de necesidades. Mientras más básicas sean estas necesidades, se expresarán con más intensidad.

Considerar a los alumnos como las personas más importantes del PEA (Proceso de Enseñanza - Aprendizaje) constituye la base del "puerocentrismo", es decir de los enfoques que consideran al estudiante como más importante que los profesores, que los directivos, que las instalaciones, que el sindicato, que los planes y programas de estudio, etc.; sólo desarrollando una educación de este tipo lograremos trascender en nuestra labor educativa.

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