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Educación elemental

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Es un hecho casi indiscutible: las autoridades de Torreón no tienen vergüenza; miren que siquiera proponer incrementos del doble en el predial a clases medias y altas, cuando ellos manifiestamente conducen un Municipio como una universidad del latrocinio; el más ladrón ahí saca diez.

Además de bandidos, quieren ser abusivos; en particular el tesorero Chávez Rossique que cree que por tener capacidad probada para manejar balances, estados de resultados, impuestos y finanzas en general, puede justificar su chamba con propuestas como la del incremento del predial en esa escala.

Importa un bledo en la administración de Eduardo Olmos la calidad de los servicios públicos; todo en Torreón va en detrimento, quizá -y hay que reconocerlo, el tema de la seguridad con las circunstancias que han enfrentado podría darse como admisible- la Policía puede ser tema aparte.

Así, cuando el priismo que gobierna hegemónicamente en La Laguna, y en Coahuila y Durango, y cuando el PAN ha dejado claro que puede ser igual de mezquino, poco queda al ciudadano común esperar alguna aplicación de políticas públicas que realmente sea para un beneficio general y no de un grupo político.

En medio de todo este clima político local que podría hacer sonrojar a un ambiente de yeseros, nuevamente sale a la luz pública la calidad de debate que se lleva a cabo en el Cabildo de Torreón.

En una reunión de la Comisión de Hacienda de Cabildo de Torreón, se suscitó una discusión de baja ralea entre el regidor estrella de PRI, José Gánem y la regidora opositora del PAN, Margarita del Río.

El zafarrancho estalló cuando se trataba el tema de la regulación en los pagos de derechos de 14 licencias de alcoholes de una empresa de Gómez Palacio, en el momento que se dio una acusación de tráfico de influencias en este asunto, Gánem se atrevió a espetarle a la señora Del Río "sesentona" ante la mofa de algunos de sus compañeros regidores de partido, particularmente el señor Reyes Blanco.

Ante la expresión despectiva, la señora Margarita montó en cólera y perdiendo los estribos cayó en el garlito y se prestó a una lucha de dimes y diretes con el edil consentido del gobierno de Olmos, haciendo un pobre papel.

José Gánem es un joven edil que ciertamente explotando su perfil hasta de genotipo, edad y condición social, hoy en día es el funcionario estrella, y está ejerciendo un liderazgo, mucho debido a sus propias habilidades y mucho a la pobreza de las personas que forman el primer círculo del presidente municipal. En "tierra de ciegos el tuerto es rey", y así Pepe, como lo conocen sus amigos, se equivocó.

¿A quién se le ocurre, cuando sus bonos políticos están ascendiendo, ofender a una dama, compañera de Cabildo? Pues nada más a un muchacho insolente o un joven que está totalmente mareado por haberse subido a un ladrillo de poder que se llama regiduría.

Mención aparte merece la risa sarcástica del también regidor Reyes Blanco, que en su caso resulta más incomprensible. ¿Cómo un político con tanto recorrido y que ha construido su patrimonio con esfuerzo, puede avalar una conducta tan insolente?

Blanco, igual que Gánem se denigra, pero dentro de la órbita municipal de pérdida absoluta de la decencia, un episodio como el de la Comisión de Hacienda del Cabildo, simplemente es un capítulo más de la historia vergonzosa que el ayuntamiento de Torreón ha tenido en sus últimos años.

La señora Margarita del Río también erró, al responder y atacar tan elementalmente a Gánem, al decirle y advertirle que ella lo podía poner en su lugar, y ante el revire del priista que le dijo que un hijo de la regidora de Acción Nacional trabajaba en una empresa cervecera y que tiene interés en el tema que los ocupaba de origen, sencillamente Del Río perdió la ecuanimidad para luego engancharse con el novel político en una disputa verbal de tan baja ralea, que ella misma se rebajó al sitio que José insolentemente la envió.

Más allá de que si es válida la propuesta de doblar el predial para las clases media y acomodadas, y si se deben regularizar las 14 licencias, no se pueden permitir insultos como los que Gánem le hizo a Del Río, por muy chiflado que ande José en sus aspiraciones, y por más poderoso que sea.

Se puede ser un ganador político, como Gánem, pero eso no le da derecho a insultar; esto es de educación elemental.

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