Columnas Social

PEQUEÑAS ESPECIES

M.V.Z. FRANCISCO NÚÑEZ GONZÁLEZ

No dejo de sorprenderme por la gran originalidad de los nombres de las mascotas, ocurrencia de sus dueños, y lo que más me agrada es el nombre que les queda como anillo al dedo.

Hace algunos años, recuerdo a un paciente de la raza poodle de unos cinco kilogramos de peso de color blanco, de lo más alegre y simpático, gozaba ir a la clínica, al llegar corría hacia un servidor, moviendo su pequeño rabo, abriendo su boca pereciendo decir, hola, ya vine a saludarte, hoy debe de estar alegrando a sus compañeritos en el cielo de los perros, un saludo mi querido "Chupes". Aunque no siempre los nombres de las mascotas son del agrado de todos, en una ocasión salía del consultorio una señora de mediana edad, guapa y elegante con sus tres mascotas de la raza poodle, cuando entra una clienta adolescente con una perrita criolla, y al dirigirse a ella la llama "Lupita", al escuchar el nombre, la dueña de las perritas, la cuestiona seriamente, como es posible que su mascota tenga un nombre tan importante y sagrado, nunca le faltó al respeto, afortunadamente no pasó a mayores, la joven dueña no emitió palabra alguna, y la dama elegante salió de la clínica con sus tres caniches como si nada hubiese pasado. Si mal no recuerdo he tenido el gusto de conocer a media docena de tocayos en la clínica, cuando elaboro el expediente del paciente que viene a consulta, y al preguntar por el nombre de su mascota, les da pena o dudan al responder cuando ven mi nombre en la placa del escritorio, inmediatamente me doy cuenta de su apesadumbrada respuesta, con una sonrisa les digo, es un honor tener a un paciente con mi nombre, así será mi consentido, y es cuando todos sonreímos, incluyendo también a "Panchito". Otra familia de perros de toda la vida, con varios lustros siendo su veterinario, me dirigía a su casa para aplicar las vacunas a sus tres mascotas, habían adquirido un nuevo miembro canino y me llamó la atención su nombre, esperaba ver un Mastín Napolitano, o un Gran Danés de setenta kilogramos de peso, pero se trataba de un pequeño Chihuahua de menos de un kilogramo, "Mega", vivió más de una década y media, siendo la adoración de su dueña, un saludo hasta el cielo, mi querido y fiel amigo. No podía faltar la mascota del dueño del taller automotriz, por lo regular los perros de un negocio de este tipo, son de gran talla y bravos, como sus rudos propietarios que manejan docenas de empleados, en este caso la mascota era una adorable y tierna perrita poodle de cinco kilogramos de peso de color blanco, y al estar sus aposentos debajo de los autos, siempre andaba con tonos de diferentes tipo de aceite, bautizándole como "La Estopa". Hace algunos años tenía una docena de pacientes con el nombre de "Frida", una de nuestras clientas, una finísima señora de cincuenta años de edad, también tenía ese nombre que se encontraba de moda, era una clienta que nos visitaba con frecuencia, tenía a su mascota "Dana", contaba con un excelente corazón, perrito que se encontraba en la calle, lo llevaba a la clínica para estética y vacunas mientras le encontraba dueño. Cuando nos visitaba ella, procuraba que no hubiera gente en el recibidor y menos con mascotas que llevaran su nombre, incluso le decía a mi asistente, nunca vayas a programar vacunas o entregas de pacientes "Frida" cuando venga la señora Frida, y parecía hecho adrede, cuando estaba ella, teníamos una mascota con su nombre, afortunadamente nunca se dio cuenta de nuestro secreto, en una ocasión llevó a su perrita "Dana" a estética, me encontraba algo nervioso de que no fuera llegar alguna paciente con su nombre, y al momento de sacar a su perrita de la jaula, le dije en voz alta... ven "Frida" ya llegó tu dueña por ti.

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