
Caos. Entre empujones, retenes de granaderos y enfrentamientos entre un grupo de civiles con elementos de Seguridad Pública, el Jesús de Iztapalapa logró su ascenso al Cerro de la Estrella. NOTIMEX
Con un Comité Organizador vulnerado y desorganizado y un Jesús débil de salud, ayer 2 millones 275 mil fieles observaron la 167 representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa.
El calvario de Francisco Gerardo Serrano, en el papel del hijo de Dios, y el de los más de 2 mil nazarenos y vírgenes que cargaron su cruz, no fue el único que se vivió en las calles de los ocho barrios del centro de la delegación.
A las 12:42 horas, Jesús salió de la casa de la familia Cano Martínez, donde desde hace 65 años se realizan los ensayos del Vía Crucis. Ahí estaba preso por los romanos quienes lo llevaron a su juicio frente a Pilatos mientras se burlaban: "Salud al rey de los judíos".
A su salida, todo transcurría sin problema. Las decenas de integrantes del Comité Organizador mantenían el orden entre los asistentes. Así, el Hijo de María fue enjuiciado: "Se busca, su nombre, Jesús de Nazaret. Se le acusa de predicar la verdad, de llamarse el hijo de Dios", decía el orador. "Crucificadle", exigían los incrédulos.
Después de los azotes, comenzó al verdadero calvario. Los organizadores de playera azul intentaban separar a la gente para abrir paso a los caballos y a Jesús con su cruz de 90 kilogramos de peso y 167 años de reputación.
Pero a la valla humana se le sumaron supuestos "voluntarios" que no eran más que adolescentes que en vez de ayudar, se aventaban contra los actores y los espectadores, sin importar que hubiera mujeres y niños.
Al llegar al cruce con la avenida Ermita Iztapalapa y la calle Estrella, un hombre de lentes oscuros que iba a caballo y portaba gafete del Comité Organizador, -que momentos previos se le vio tomando cerveza, pese a la Ley Seca-, entró en medio de quienes querían ver a Jesús y los amenazó con la reacción del caballo al que le pegaba con un fuete. Aquello provocó empujones y jalones entre los asistentes y granaderos que les cerraban el paso.
Tito Domínguez, presidente del Comité, aseguró que no sabían de dónde ese sujeto obtuvo el gafete de "acceso total" -del que sólo había nueve ejemplares- ni "cómo se coló" entre los actores. Agregó que denunciaron el hecho a las autoridades y sólo así, el hombre salió del contingente.
DELICADO DE SALUD El viernes por la mañana, Francisco Gerardo Serrano desayunó fruta, té, café y pan. Es la dieta blanda que su médico particular, Óscar García, le ordenó como parte de su preparación física y del cuidado que le tuvo desde las fisuras que sufrió en las cuarta, quinta y sexta costillas durante un ensayo.
Pese a ello, el especialista en medicina del deporte lo declaró en excelente condición para el desgaste que le esperaba. El profesor de Contaduría de la UNAM aguantó los azotes en el escenario del centro de la macroplaza Cuitláhuac. Mientras, abajo en la explanada, soldados romanos, niños y padres, descansaban en la poca sombra que había y se compartían el agua de sandía o los Frutsis congelados que vendían comerciantes ambulantes alrededor.