
Lucha. Algunas de las primeras mujeres que el Ejército mexicano permite que sean policías militares. EL UNIVERSAL
Son casi cien mujeres distribuidas en tres localidades en el país, y por primera vez en la historia el Ejército mexicano las ha incorporado como policías militares, un trabajo que por más de 60 años sólo estuvo en manos de hombres encargados de la seguridad de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), ahora ellas se abren paso entre sus compañeros en la búsqueda de ascensos y aceptación, incluso del medio civil.
Ser pioneras en el país ha implicado retos para estas mujeres, solteras o madres de familia, cuyas edades oscilan entre los 18 y 29 años: desde los exámenes de ingreso, arribar a un lugar en donde los hombres podían pasearse saliendo de bañarse, hasta entrenar enfrentamientos de cuerpo a cuerpo con los varones, sin consideraciones, porque en el mundo real, la seguridad es primero sin importar si está en las manos de un hombre o una mujer, explican oficiales del Ejército mexicano.
Eso lo viven diariamente las policías militares al resguardar los accesos de las instalaciones; al igual que sus compañeros se distinguen del resto de los miembros de las Fuerzas Armadas por usar un uniforme de campaña verde pixelado, un casco, un cordón de mando blanco trenzado en la hombrera derecha, un distintivo en el antebrazo con las siglas PM (Policía Militar), botas de charol negras con agujetas blancas, una fornitura con cargadores un arma corta o larga, dependiendo la situación.
"Nosotros nos vamos de servicio a la guardia 24 horas como nuestros compañeros, estamos en las puertas revisando maletas, mochilas. Nosotros tenemos en nuestras manos la seguridad y el orden de las instalaciones militares, entonces eso es lo que nos dedicamos igual que mis compañeros, ellos revisan al personal masculino, nosotros al personal femenino", explicó Aleydy Luz Cazarín Chávez, una soldado policía militar, de 29 años, que quiere hacer carrera en el Ejército y también integrarse a un laboratorio castrense para ejercer su profesión.
Química clínica de profesión, Aleydy Cazarín ingresó al Ejército hace un año y tres meses: "Al principio fue difícil, porque era un lugar en donde no había mujeres. Entonces la aceptación de las mujeres aquí fue difícil, a través del tiempo que llevo he visto la madurez de mis compañeros de respeto hacia nosotros, de camaradería, ha habido un progreso".
Teniendo como fondo uno de los entrenamientos diarios sobre defensa personal con la utilización del tolete y del enfrentamiento cuerpo a cuerpo, los oficiales encargados de los batallones de la Policía Militar explican cómo desde la década de los cuarenta y hasta 2009 las instalaciones del Campo Militar Número 1 sólo albergaban a hombres policías militares.
Con el arribo de las primeras mujeres en la Policía Militar llegaron los cambios y los oficiales del Ejército, considerados como élite dentro de los batallones, cedieron sus dormitorios a sus compañeras, y en algunos casos se restringieron accesos para que ellas tengan áreas privadas, lo que generó rechazo entre los hombres quienes tuvieron que tomar cursos sobre equidad de género.