Mirando A Fondo / Con Tiempo Y con una fortaleza y digna de admirar, aviso el 26 de agosto pasado, a sus miles de lectores de su famosa colaboración en el Periódico Reforma, La Gaceta del Ángel: "Creo que no les he contado que estoy enfermo, seriamente enfermo. Tengo cáncer, pero hasta ahora la enfermedad no me ha producido ningún dolor insoportable. Trato de vivir sobre las puntitas de los pies, pues en mis delirios, imagino que si casi no hago ruido, la enfermedad no se va a percatar de mi presencia y me permita colarme a la vida que es a donde me gusta estar".
A LOS SIETE DÍAS De su confesión murió Don Germán Dehesa, un mexicano de excepción. Un hombre preocupado por su país fue un periodista siempre interesado por todo aquello que podía lastimar a los más pobres, como a los mexicanos indígenas de la Tarahumara a quienes cada año trataba de llevarles cobijas y cobertores.
PROFUNDO CRÍTICO Y analista de la vida nacional y de nuestra historia, se avocó a defender las mejores causas recurriendo a su fino sentido del humor y una demoledor a la ironía, elementos que supo aplicar de manera inmisericorde a los malos políticos y funcionarios de este país. Fue un hombre insobornable que felizmente nos dio a muchos mexicanos y cada mañana, la alegría de disfrutar sus opiniones y narraciones. En mi caso personal, se hizo una costumbre inveterada, que por las mañanas en el desayuno mi esposa y yo abríamos su columna vía Internet, para paladear su buen humor y aguda ironía.
DEHESA FUE AUTOR, Entre otras obras de: "Cartas a Martha Chapa" (1982); de las obras de teatro, varias con temas políticos, Tapadeus III (1988), El Gabinete de Belem (1988), Borges con Música (1988), El Pórtico de las Palomas (1988), Pacto con Botas (1989), Monjas Corondas (1989), y de la novela ¡Fallaste Corazón! (1996), además de cientos de ensayos y estudios, guiones teatrales y cinematográficos.
EL HUECO QUE Deja Don Germán Dehesa en el periodismo nacional será muy difícil de llenar. Y es que los periodistas y opinadores en estos días que vivimos, inmersos en una realidad de asesinatos y violencia, poco o nada se pueden ocupar de una visión humorística o irónica de la vida. Todos se han vuelto de una u otra manera solemnes, categóricos y desesperanzados.
GERMÁN DEHESA Quiso ver la vida desde otro ángulo, quizá el mejor con que se puede apreciar la realidad: El humor inteligente y la ironía devastadora.