Quienes residimos en la Comarca Lagunera estamos acostumbrados a ver plantas y animales en las aceras y camellones de las calles de las ciudades por las que circulamos diariamente, en los traspatios y jardines de nuestras viviendas, en los parques públicos que visitamos, o en los espacios rurales cuando viajamos por las carreteras o caminos que transitamos cuando salimos de las áreas urbanas a otras ciudades o localidades. En el primer caso nos referimos a la fauna y vegetación urbana o doméstica con la que convivimos, mientras que en el segundo consideramos a las plantas y animales que alcanzamos a observar en ese tránsito que realizamos fuera de la ciudad en que vivimos, o cuando ocasionalmente visitamos a algún pariente o conocido en alguna comunidad rural, en algún paraje al que acudimos con fines de esparcimiento o trabajo.
Sin embargo, adicionalmente a estas especies doméstico-urbanas o rurales antropizadas, es decir, organismos cuya forma de vida ha sido modificada por las actividades humanas, existen otras que aún mantienen su hábitat inalterado o escasamente perturbado por el hombre que forman la fauna y flora silvestre. Quizás la mayor parte de los habitantes de las áreas urbanas de esta región desconozca la existencia de esos hábitats en buen estado de conservación donde aún resida vida silvestre, mientras que los residentes en los espacios rurales observarán una parte de estos organismos mezclados con los urbano-domésticos, espacios en los cuales coexisten perros y gatos con coyotes y liebres, o plantas de ornato como rosales y helechos con mezquites y ocotillos.
De hecho, en una región como la nuestra, en particular cuando referimos a los espacios donde se ubican las construcciones humanas y las áreas agrícola-ganaderas, sean espacios urbanos y rurales, se mezclan ambos tipos de fauna y vegetación, pero también existen aquellos que se han convertido en reservorios naturales donde la presencia humana es escasa por su difícil acceso, en los cuales la vida silvestre se ha mantenido, y con ello también los procesos ecológicos asociados a ella.
Por increíble que parezca, en nuestra Comarca Lagunera, región económica que sufre serios procesos de deterioro de sus recursos naturales, aún se conservan algunos de esos reservorios donde se alberga una importante biodiversidad, los cuales se han convertido en espacios protegidos de diferente categoría: la Reserva de la Biósfera de Mapimí, el Parque Estatal Cañón de Fernández y la Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco.
Sobre esta última área natural protegida, un ex colaborador del equipo gestor que la administra, elaboró recientemente un reporte con base a los registros existentes, en el cual identificó la presencia de 591 especies de flora y fauna silvestre, de las cuales 339 son vertebrados terrestres y 252 plantas; de ellas 66 se encuentran enlistadas en la NOM-059-ECOL-2001, (49 vertebrados y 17 plantas) y 250 en los registros de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (245 vertebrados y cinco plantas). Entre los vertebrados se han identificado 20 especies de peces, 8 anfibios, 38 reptiles, 208 aves y 61 mamíferos.
Destacan en estos registros 50 especies endémicas, es decir, plantas o animales silvestres únicos de México o del área, entre las cuales se encuentran el cacomixtle (Bassariscus astutus flavus), la lagartija moteada (Scelopurus maculosus), el cachorrito del Aguanaval (Cyprinodon nazas), y algunas plantas como el maguey de parras (Agave parrasana), la noa (Agave victoria-reginea), jarilla (Brickellia glutinosa), mismas que destacan la importancia biológica del área. Dichos registros se elaboraron con base a la revisión documental que efectuó dicho especialista que actualmente desde su nuevo centro de trabajo en la Universidad Juárez del Estado de Durango, continúa sus estudios verificando algunos de los grupos biológicos importantes.