Dentro del contexto socioeconómico, político y cultural de los nuevos tiempos, en el mundo se abre paso una tendencia globalizadora que atraviesa a los sistemas educativos y promueve cambios en los paradigmas en el conocimiento humano. Esto trae consigo el desarrollo de visiones holísticas y el surgimiento de propuestas por parte de los investigadores y pedagogos que postulan una filosofía hacia la integralidad.
La tendencia globalizadora presenta perspectivas contrapuestas en América Latina, sobre todo por las enormes brechas sociales que prevalecen en nuestros países; sin embargo, de ellas emergen consensos centrados en el papel que deben desempeñar los sistemas educativos para desarrollar los conocimientos, las destrezas, las competencias y los sistemas de valores, que garanticen que todas estas capacidades serán los bienes fundamentales con que en un futuro ha de contar una nación.
Estas ideas han sido discutidas en informes como el entregado a la UNESCO por la Comisión Internacional sobre Educación para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors (1996) y en Congresos Internacionales como los celebrados en Bariloche en 1995, además de los Congresos internacionales de Educación Holística celebrados anualmente en Guadalajara Jalisco, México.
Los Congresos internacionales de Pedagogía celebrados en La Habana, Cuba en los años 95, 97, 99 y 2001, la Segunda Convención Internacional de Educación Superior y el de la Universidad 2000, celebrada en este mismo país y que fueron eventos en los cuales se abordó la necesidad de sistematizar los estudios, bajo importantes perspectivas globalizadoras.
Dichas tendencias revelan la preocupación científica en torno a cómo debemos ir asumiendo la revolución del conocimiento y provocando un cambio cultural global, insertado en visiones más totalizadoras, con nuevas concepciones sobre la naturaleza del universo, del planeta y del ser humano, todo ello basado en evidencias científicas que contrarrestan la rigidez del paradigma positivista de la ciencia mecánica.
Esta visión global, llevada a las investigaciones en la esfera educativa, cuenta con aportes en América Latina a través de trabajos realizados por el Dr. Justo Chávez, investigador cubano que aborda su visión sobre las tendencias pedagógicas y refiere sus consideraciones sobre la relación entre Ciencias Pedagógicas y Ciencias de la Educación. Sus reflexiones en torno al enfoque integral que debe asumir el trabajo educativo en la institución escolar como condición indispensable para la efectividad de las propuestas, ha sido ampliamente referenciado.
En la esfera internacional se destacan, además, las propuestas de Ramón Gallegos Navas, presidente de la Fundación Internacional de Holística con sede en Guadalajara, la cual agrupa a investigadores de Inglaterra, Estados Unidos, La India, Egipto y casi todos los países de América Latina. El Dr. Gallegos ha expuesto sus consideraciones sobre la cultura emergente del siglo XXI y cómo debe enrolarse la educación, con énfasis en aquella esfera dedicada a la formación del profesorado para asumir el cambio educativo desde un paradigma integrador.
Plantea además, que la visión totalizadora se erige en un cambio de paradigma en el conocimiento humano, cambio que va desde el paradigma mecanicista, basado en observaciones públicas y fenómenos repetitivos, métodos cuantitativos, lenguaje en tercera persona y la exclusión del observador; hasta el nuevo paradigma holístico que incluye la observación y diálogo interno/externo, los fenómenos irrepetibles, los métodos cualitativos, el lenguaje en primera persona, así como la inclusión del observador y la conciencia.
Son referentes obligados los trabajos de Edgar Morín con su teoría sobre el pensamiento complejo, en la cual más allá de los acuerdos y desacuerdos con sus postulados, se debe reconocer la forma en que invita a la reflexión sobre la visión entre el paradigma de la complejidad y el de la simplificación; sobre todo cuando alerta sobre acciones graduales pues no se trata de ir a la búsqueda de un holismo sin fundamento ni de un reduccionismo mutilante.
Formar profesionales competentes, es otra tendencia globalizadora que nos enfrenta al estado actual de la temática referida a la formación de competencias. El término competente se emplea muchas veces sin plena conciencia de qué significa y cómo se actúa para serlo; esto se da porque la realidad global impone nuevos retos a las sociedades, y una de las respuestas a esos retos es incrementar el valor potencial de los ciudadanos.
Esta alternativa es asumida desde ópticas diferentes por diversos países: están aquéllos en los que el incremento del valor potencial de los ciudadanos se ve en función de lo que esos ciudadanos puedan agregar a la economía global, al promover sus habilidades y capacidades para perfeccionar recursos que sean compatibles con los requerimientos del mercado mundial.
Por otra parte están los que ven el incremento potencial de los ciudadanos no sólo en función de lo que pueden agregar a la economía global, sino lo que pueden hacer esos individuos para solucionar problemas como ciudadanos, como personas, como agentes económicos o los que le presente la sociedad en su conjunto.
Es aquí donde las investigaciones se unen a las competencias, que integran conocimientos, habilidades y actitudes; por eso en la formación profesional hablamos de competencia intelectual, competencia tecnológica y competencia ideológico/cultural. Esta tríada propicia el accionar integrador de ciencia, tecnología y sociedad.
