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Esperanza: ¿pasiva o activa?

Las laguneras opinan...

MUSSY UROW

Estamos llegando al final del año y también de la primera Administración municipal de cuatro años, que por decir lo menos, deja muchas desilusiones y sinsabores. Imposible negar el aspecto del entorno: nuestra ciudad luce derruida; calles y bulevares llenos de hoyancos; semáforos desincronizados; el descuido de camellones y muchas áreas carentes de alumbrado, simplemente porque no existió ningún interés por mantener mínimamente los servicios públicos, sin mencionar los líos con PASA, las tarjetas de prepago en transporte urbano y los puestos para ambulantes en el Centro.

El Santos pierde la oportunidad de participar en la liguilla con todo y estadio nuevo. A nivel nacional, todo lo que se lee o escucha es crisis, crisis, crisis y tal parece que en los medios de comunicación, la consigna fuera destrozarnos la esperanza a como dé lugar.

Según el psicólogo y sociólogo Erich Fromm, "Los signos de la desesperanza están en todos lados. (...) El destrozamiento de la esperanza tiene muchas y diversas consecuencias. Una de ellas es la reacción destructiva que suele encontrarse entre aquellos que por razones económicas o sociales, se hallan excluidos de las comodidades de la mayoría y no tienen sitio qué ocupar social o económicamente; pero no es, sobre todas las cosas, la frustración económica la que conduce al odio y a la violencia. Lo que lleva a ésta y a la destructividad es la falta de esperanza de la situación, las promesas rotas siempre repetidas." (La revolución de la esperanza, FCE, 3° reimpres., México, 1977, pp. 32). ¿Suena familiar esa última frase? ¿La recordamos en la voz de muchos políticos mexicanos?

Sin embargo, dice Fromm, la esperanza, la fe y la fortaleza son esenciales para la vida humana: "La esperanza es el temple de ánimo que acompaña a la fe; la esperanza no puede asentarse más que en la fe. Y la fortaleza es la capacidad para resistir la tentación de comprometer la esperanza y la fe, transformándolas -y por lo tanto destruyéndolas- en optimismo vacío o en fe irracional." Suena un poco complejo, pero si lo volvemos a leer, entrevemos algo de lo que carecen los políticos -fortaleza para comprometerse verdaderamente- y lo que nos ha venido ocurriendo a la sociedad en los últimos años: caer en optimismos vacíos porque depositamos nuestra esperanza en las mismas promesas que nunca se cumplen o defendemos a viento y marea "cambios" que no se concretan porque se alimentan de fe irracional. "Mientras la fe racional es el resultado de la propia disposición interna a la acción..." (dice E. Fromm) "...la fe irracional es el sometimiento a algo dado que se admite como verdadero sin importar si lo es o no."

Esta idea se relaciona con una actitud muy generalizada en los mexicanos como sociedad y que se define como "esperanza pasiva." Se da cuando nos aferramos absurdamente a situaciones que no van a cambiar sin que nosotros hagamos algo. En el ámbito personal, profesional o como simples ciudadanos, siempre estamos buscando a quién echarle la culpa de lo que no sale bien o esperando que las cosas cambien sin que modifiquemos alguna estrategia o actitud, o al menos, asumamos la responsabilidad que nos corresponde.

Resulta sorprendente el número de personas que vive sobre la base de la "esperanza pasiva": desde lo más común, como bajar de peso sin hacer dieta o ejercicio; resolver relaciones personales sin comprometernos, esperando que la otra persona haga algo, y como ciudadanos, dejando siempre que todo lo resuelvan las autoridades, esas mismas de quienes nos quejamos día tras día por inútiles, ineptas y corruptas.

Exigimos "un cambio", pero no consideramos siquiera la posibilidad de cambiar o modificar actitudes y acciones personales. Tenemos un "punto ciego" en lo que nos corresponde hacer: si podemos evitar un trámite, no lo pensamos dos veces; si podemos circular sin placas, no pagar impuestos, dejar a un empleado sin prestaciones, tirar la basura en un baldío, no pagar el agua, colgarse de la luz, comprar un disco pirata, etc., etc., etc., lo hacemos y no pasa nada.

"No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo." (Albert Einstein.)

La otra visión, de la "esperanza activa", es precisamente la que requiere de un esfuerzo, de un compromiso personal, de congruencia entre lo que decimos y nuestras acciones. Estamos llegando al final del año, cuando tradicionalmente hacemos promesas y propósitos para realizar al inicio del siguiente: dejar de fumar, hacer ejercicio, comer sanamente, pasar más tiempo con los hijos, en fin, lo que cada quien anhela.

El nuevo año inicia, por lo menos en nuestra ciudad, con una nueva Administración municipal. Seamos valientes, que se note en la sociedad que sí nos importa lo que ocurre en Torreón: vigilemos a las autoridades, levantemos la voz cuando se requiera. Y por favor, ya basta de "hablar de crisis; hacerlo es promoverla y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla." (De nuevo Einstein!)

¡Feliz Navidad a todas las familias laguneras y que todos tengamos un Año Nuevo de Paz, Salud y Trabajo!

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