El día 26 del mes pasado, el mundo se estremeció al presenciar el ataque terrorista a un hotel de Mumbai, una ciudad muy importante en la India, centro comercial y económico de la región; una y otra vez vimos el fuego que se propagaba en el hotel Taj Mahal, lujosísimo hotel de cinco estrellas, y luego supimos que el ataque terrorista había sido perpetrado simultáneamente en varios lugares más: en la terminal del tren, en el Hotel Oberoi, en el Hotel Cama, en el teatro Adlabs, en el Café Leopold, en la Casa Narimann (centro judío) y en la propia central de Policía; la organización de este ataque fue precisa y su objetivo era, según afirmaron los terroristas detenidos después del ataque, “aniquilar a 4 o 5 mil infieles”; este grupo terrorista se denomina Lashkar-e-Taiba.
Pero, ¿qué es Lashkar-e-Taiba? (Armada de Dios o Armada de los puros); el grupo, fundado por Hafiz Mohamed Saeed en Kunar, Afganistán, cerca de Lahore, Pakistán, es una secta cuyo objetivo es “acabar con el hinduismo y el judaísmo” sobre todo en la zona de Cachemira dominada por los hindúes. Sus actividades son pacíficas unas, al predicar sus ideas, y terroristas otras, las cuales han sido numerosas, ha habido ataques en la ciudad de Chittisinghpura, bombardeos en Londres, en Delhi, en Varanasi, en Mumbay en 2006 cuando murieron 211 individuos y 407 quedaron gravemente heridos, en Malegaon, y uno gravísimo en Wandahama, en el que sin misericordia masacraron a hombres, mujeres y niños indefensos, incluso un bebé de un año.
¿Y por qué sabiendo todo esto los gobiernos no han actuado?
De hecho sí lo han hecho; el grupo ha sido prohibido y vetado en India, en Pakistán, y el propio Colin Powell secretario de Estado de los Estados Unidos, lo incluyó en la lista de grupos terroristas, por eso cambió su nombre a Jama’at-ud-Dawah, aunque sus actividades siguen siendo las mismas.
Pero lo sorprendente y lamentable, es que en el 1980, ese grupo ¡fue apoyado y entrenado por la CIA y por los Servicios de Inteligencia de Pakistán en su lucha contra la invasión rusa en Afganistán!; y debemos recordar que la CIA también ayudó en su momento a Osama bin Laden allá en Afganistán y le proveyó de armas y logística.
La relación de Lashkar-e-Taiba con los Talibanes, con el grupo Al Qaeda y con otros fundamentalistas confirman que la paz no está garantizada, que ataques terroristas como éstos podrán ocurrir en cualquier parte del mundo, que matar en nombre de Dios, o de Alá, o de quien sea, convierte cualquier religión en una máquina de destrucción aterradora.
Sorprendente y lamentable también es saber ahora que, desde julio de este año, se había informado de la posibilidad de un ataque en esa zona, pero al parecer las fuerzas hindúes no prestaron atención suficiente a la alerta, y los terroristas tuvieron tiempo de infiltrarse en toda la zona, y llevar a cabo su ataque suicida, que no tuvo más consecuencias por la reacción de la Policía y el Ejército hindú.
Lamentablemente, una ciudadana mexicana, Norma Shvarzblat Rabinovich, está entre las víctimas de este ataque terrorista; contra el terrorismo poco se puede hacer, pues los terroristas están dispuestos a morir, sólo los servicios de Inteligencia pueden prevenir los ataques, y como hemos visto, no han sido, ni en Nueva York ni en India, ni eficientes ni oportunos.