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Psicosis colectiva

Diálogo

Yamil Darwich

La psicosis colectiva es un fenómeno –enfermedad– social que se da, de vez en vez, en todos los confines de la Tierra; así, hemos sabido del temor vivido por algunos norteamericanos de los Estados Unidos, que ven como muy probable ser atacados con armas bacteriológicas, ántrax por ejemplo, y en la medida en que va creciendo el rumor tomar decisiones descabelladas.

En el mes de abril del año pasado, en Chalco, Estado de México, más de 600 niñas enfermaron en una escuela. Todas mostraron síntomas sugerentes de fiebre reumática y obligaron a la movilización del sistema de salud pública del estado; días después, las propias autoridades declararon que el diagnóstico apuntó a una enfermedad de psicosis colectiva: “el padecimiento es definitivamente psiquiátrico-emocional, una entidad reconocida dentro de las enfermedades conversivas, sobre todo en poblaciones de alto riesgo emocional…”.

En España, ante la amenaza de ataque a los gasoductos, en 2006, se despertó la compra de pánico de gasolina, similar a las varias que hemos vivido en México, ante los rumores de incremento de costos. Acabamos de padecer otro “ajuste”, que curiosamente, a la mayoría de ciudadanos nos tomó desprevenidos.

El mes pasado, en Guerrero, Durango, los extorsionistas aprovecharon el estado de intranquilidad generado por los hechos de violencia debido al antagonismo de grupos armados y, a decir del presidente municipal, Fernando Enrique García Solís, el incremento de amenazas se elevó considerablemente entre la población.

La violencia se ha incrementado considerablemente en la Comarca Lagunera; usted puede escuchar versiones de asaltos, secuestros, robos a mano armada, balaceras en distintos puntos de la región, decapitados y asesinados a tiros.

Muchos de los casos sucedieron verdaderamente, no por nada el Ejército de México ha hecho su aparición en La Laguna de Durango, armando un espectáculo mediático que provocó pánico en algunos y sentimientos de mayor seguridad en otros.

La otra verdad es la presencia de Psicosis Colectiva, enfermedad que nos está atacando y se refleja en el clamor general de angustia, preocupación y hasta ansiedad. Ya no tenemos certidumbre de verdad.

Usted puede revisar los correos electrónicos y encontrará varios remedios, algunos muy completos y otros verdaderamente inefectivos y hasta desvariados. Consecuentemente, han aparecido organizaciones creadas para promover acciones que vayan en favor de la seguridad regional, caso de “Despertar Lagunero”, portal de Internet que llama a marcar unidos como acto de presión a las autoridades, e invita a que los visitantes opinen en una encuesta que resulta sorprendente: piden informen si están dispuestos a marchar y el 62% dice que sí; no, el 5 %, y sorpréndase, sólo el 8% está dispuesto a ayudar (11/08/08). Otra organización: Iluminemos México, del Distrito Federal, y como ésas, varias más.

La realidad es que el fenómeno –verdadero en alto porcentaje– ya afecta a la economía regional; padres de familia que buscan pagar seguridad privada para los hijos; restauranteros que ven decrecer peligrosamente sus ingresos, hasta quienes renuncian a la compra de vehículos ostentosos por temor a ser identificados como “secuestrables”.

Las teorías del cómo inició el proceso son variadas; algunas de ellas hablan de las malas decisiones del Gobierno de Vicente Fox, que acabó con el liderazgo de los cárteles y favoreció la lucha en el reacomodo de poder; hasta la falta de un buen negociador gubernamental que pudiera limitar el impacto de la presencia del narcotráfico en México, consecuencia de la caída del PRI de la silla presidencial. No descarte las explicaciones encontradas en los operativos efectuados en estados vecinos, que nos generó el llamado efecto “cucaracha”, hasta el incremento del consumo nacional por bloqueos del tráfico hacia Estados Unidos.

Pudiéramos continuar recordando sesudas explicaciones y propuestas de solución; una de ellas, imponer cadena perpetua y hasta pena de muerte. Entre todas, apareció una muy interesante, en referencia al castigo a los infractores; alguien declaró: “¡Sí!, que les apliquen la pena de muerte, muy particularmente a todo servidor público irresponsable o corrupto”. ¿Qué le parece?

Hoy, las familias laguneras tenemos temor; los padres, por los hijos que insisten en seguir con su vida de jóvenes; los menores, que sienten miedo ante la presencia de algún retén y hasta ver pasar vehículos policiales y del Ejército, blindados y armados. Ya no son pocos los grupos de muchachos que prefieren hacer reuniones en la casa de alguno de ellos y evitar transitar por las noches; otros adultos han preferido las carnes asadas de fin de semana.

Participar en apoyo a las acciones relacionadas a mejorar la seguridad de La Laguna y de México, es algo que ha dejado de ser recomendable para llegar a transformarse en necesario; de no atender el llamado, pasará a ser imprescindible.

Me duele escribirlo, pero de esto fuimos advertidos durante meses y años; pocos o nadie atendimos el llamado. ¿Cómo ve... ya actuamos?

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