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Más Allá de las Palabras / SUEÑOS Y MILAGROS DE SAN JUAN BOSCO

Jacobo Zarzar Gidi

San Juan Bosco tuvo más de cien sueños proféticos. El primero fue a los nueve años de edad, y en él se le anunció cuál iba a ser su oficio durante toda su vida: Convertir los lobos en ovejas. Con maravillosa precisión anunciaba muertes, catástrofes, victorias y gozos, mucho tiempo antes de que sucedieran. En sueños sabía el estado de la conciencia de muchas personas y lo que le esperaba a naciones, ciudades y personas. Decía: “Mis sueños hacen más provecho que un sermón, por eso los narro siempre, porque hacen bien a la gente”. No sabemos cómo será el infierno, pero la Sagrada Biblia dice que sí existe al mencionarlo 70 veces. Don Bosco fue en un sueño al infierno. Se le apareció un ángel y le dijo: “Acompáñeme para que vea lo que les espera a quienes pecan sin preocuparse por cambiar de vida”. Lo llevó a un campo triste y le dijo: “Los que viajan al infierno permanecen siempre tristes, porque el pecado sólo produce tristeza y melancolía. El camino al infierno está lleno de goces que no alegran, porque el pecado nunca hace feliz a nadie. El demonio está interesado en llevar a la condenación a muchos jóvenes, y las mejores armas para acabar con sus trampas son: Devoción a la Santísima Virgen, Confesión, Comunión, buenas lecturas y sacrificios”.

Un día, Don Bosco quiso escribir acerca del infierno, pero el ángel se lo prohibió diciéndole: “Nunca serás capaz de describir lo terrible que es la vida de los que se condenan”. Cuando vio que unos jóvenes empujaban a otros hacia el infierno, el ángel le dijo: “Son los que enseñan a otros a pecar, y por ello, tendrán un gran castigo”. El Santo vio en su sueño que el infierno está lleno de egoístas: Allí vio a los peleadores, a los ladrones, a los tacaños, a los impuros, y a los que se atacaban unos a otros como lo hicieron en vida. Cuando en sueños, Don Bosco ya había salido del infierno, el Ángel le ordenó que tocara una de sus paredes más lejanas. Fue tan terrible el dolor que sintió, que su grito se escuchó por toda la casa. Se despertó asustado y se dio cuenta que la uña del dedo con el cual había tocado la pared, se le había caído. No se atrevía a contar este sueño terrible, pero una voz del cielo le ordenó que lo contara y así lo hizo. Todos quedaron hondamente impresionados.

Un día, el Rey Víctor Manuel tomó la decisión de firmar una ley contra la Iglesia Católica para acabar con muchas comunidades religiosas. Don Bosco vio en sueños que un personaje celestial le decía: “Dígale al rey que si firma la ley vendrán grandes funerales en su familia, en la corte”. Don Bosco le escribió esto al rey, pero éste pensó que no era cierto, y firmó la ley. Entonces se cumplió lo anunciado en el sueño. El 12 de enero murió la madre del rey, María Teresa. El 20 de enero se le murió la esposa, Adelaida. El 11 de febrero murió su hermano Fernando, y el 17 de mayo moría el hijo menor del rey. Era el año de 1855.

Cuando el jovencito Juan Cagliero estaba enfermo y muy grave, vio Don Bosco que llegaba una paloma que le traía las insignias de Obispo y Cardenal. Dijo entonces a todos: “Este niño no morirá ahora, y será un personaje famoso”. Y el niño del sueño llegó a ser el primer Obispo Salesiano y el primer Cardenal de la Comunidad de San Juan Bosco. En otra ocasión, Don Bosco vio en sueños que llegaba al patio un águila negra con una cinta en sus garras. Revoloteó sobre todos los alumnos y dejó caer la cinta sobre uno de ellos. La cinta decía: “Este es el primero que va a morir”: Don Bosco anotó el nombre del joven: Antonio Ferraris, y dijo a sus jóvenes: “El próximo primer viernes, uno de ustedes, ya no estará vivo”: Todos se estremecieron, y los que necesitaban se confesaron para estar preparados. A un sacerdote le recomendó que cuidara a ese joven en especial y le diera buenos consejos. Pocos días después enfermó Ferraris y murió como un santo.

Los milagros que hizo San Juan Bosco con la ayuda de Dios fueron muchos. Un día, el sobrino del Cardenal se estaba muriendo. Don Bosco le dio la bendición de María Auxiliadora y quedó curado. El Cardenal, que era secretario del Papa, se volvió gran amigo del santo. En otra ocasión, le llevaron una niña de diez años que estaba ciega. Don Bosco hace rezar a todos y posteriormente le dice a la pequeña: “Dime ¿qué hay en esta medalla? La niña grita: ¡La Virgen María! El milagro ya estaba realizado. Un día, le llegaron a Don Bosco dos cartas al mismo tiempo. Abrió la primera y se mortificó bastante con su contenido. Le cobraban treinta mil liras que debía. Al abrir la segunda, en ella venían treinta mil liras que un bienhechor le enviaba de limosna. El Conde Cays, famoso Senador, le dijo en cierta ocasión a San Juan Bosco: “Si veo un milagro, me hago religioso”. Don Bosco le dio una bendición a una niña paralítica que su madre cargaba en brazos, y la niña empezó a andar inmediatamente. El Conde Cays cumplió su palabra y se hizo religioso salesiano. En l863, con cuatro monedas empezó a construir el Templo a María Auxiliadora en la ciudad de Turín, cuyo costo era de 40 millones de liras. La gente le decía que era una verdadera locura tratar de hacer una obra tan grande sin tener dinero, pero Don Bosco les contestó que María Auxiliadora era su tesorera, y en tres años la terminó.

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