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La didáctica, hacia donde va el arte de enseñar

Rolando Cruz García

Existen diferentes tendencias al tratar de explicar el aprendizaje escolar y su relación con el desarrollo de los estudiantes, estas formas de ver cómo los sujetos aprenden, se manifiestan en el plano didáctico (en tanto forma de enseñanza) lo que determina diferentes enfoques con los que se trabaja en el aula. Se reconoce en la actualidad al menos tres enfoques, que tienen una mayor evidencia en el panorama de la enseñanza y las formas de actuación en las aulas por parte de los profesores y que son: la didáctica clásica, la tecnológica y la didáctica crítica.

La didáctica clásica (por ello la selección del término), es aquella que partiendo de los postulados de Comenio, aportó los fundamentos pilares de esta ciencia, esta tendencia en general se caracteriza por conducir a una enseñanza directa y a un aprendizaje receptivo, por hacer énfasis en el ordenamiento de las formas de enseñanza, dividir el proceso en etapas definidas y por prestar una atención mayor a los resultados que al proceso de enseñanza-aprendizaje en sí.

Si bien esta tendencia actualmente se manifiesta en sus dos vertientes, constituye una evidencia del proceso de transformación que en el tiempo tuvo la didáctica: de la Tradicional a la de la Escuela Nueva, que ha renovado y superado a nivel teórico los postulados de la Didáctica Tradicional.

La Didáctica Tradicional, aunque ha ido enriqueciéndose bajo la influencia de algunos postulados psicológicos, tiene como centro de atención fundamental el proceso instructivo, no le presta la suficiente atención a la asimilación de lo aprendido, concibe al profesor como el sujeto principal y presupone un aprendizaje receptivo que se apoya en la repetición enciclopedista de verdades acabadas. En general, esta tendencia asimila lentamente las innovaciones y mantiene dogmas que no se corresponden con las necesidades de la sociedad actual.

Por otro lado, la Didáctica de la Tecnología Educativa es considerada como el resultado de cambios externos asociados al desarrollo tecnológico y de su aplicación al proceso pedagógico. En su evolución se destaca dos grandes momentos que a la vez constituyen los objetivos y funciones fundamentales de la actual tecnología educativa.

El primero de ellos, orientado a los problemas del equipamiento y del uso de los medios y recursos técnicos en la enseñanza, tuvo y tiene como propósito facilitar y economizar el trabajo de los docentes con los alumnos. El segundo, concebido como una aplicación sistemática de los conocimientos científicos y técnicos al proceso de enseñanza-aprendizaje, responde al propósito más profundo de tecnificar el aprendizaje a partir de una concepción diferente de este proceso. En ella se le presta una especial atención a las estrategias de enseñanza y de aprendizaje, es decir centran la atención en el método y dejan el objetivo y el contenido en un segundo plano.

En general, esta tendencia concibe a la técnica como elemento que atraviesa las relaciones directas existentes entre los elementos que componen el acto didáctico. Para algunos autores, constituye una nueva ciencia educativa que pretende igualar a la didáctica o que gradualmente pueda sustituirla.

Esta concepción didáctica se nutre del desarrollo de la cibernética, la teoría de los sistemas, de la organización y la comunicación, entre otras esferas de las ciencias, y tiene hoy dos tipos de problemas: por una parte, determinar en qué medida los avances de la ciencia van mejorando y perfeccionando la tecnificación de la enseñanza y por otra, la generalización de las experiencias y descubrimientos de la fase anterior en los sistemas educativos vigentes.

La Didáctica Crítica, cuando surgió, no sólo constituyó un cuestionamiento de la didáctica clásica predominante en la década de los setenta, sino que en su base se encuentra una concepción de corte revolucionario que fácilmente se identificó con los movimientos de liberación sudamericanos de la época, conformando un movimiento teórico que revolucionó la didáctica en defensa de las clases explotadas, abarcando el abanico de posibilidades que se dan desde la política o la teología liberadora.

Más explícitamente esta tendencia critica de la forma siguiente los postulados de la concepción clásica: los instrumentos para la realización del proceso de enseñanza aprendizaje permanecen en manos del docente. Esto le confiere una connotación verticalista y autoritaria, que tiene su origen en una relación docente-alumno del mismo carácter. El docente se presenta como un técnico. Debe responsabilizarse con la aplicación eficaz y el perfeccionamiento de los instrumentos que tiene en su poder.

Como se aprecia, esta tendencia además de cuestionarse los métodos tradicionales de la didáctica, implica una crítica permanente a sus fines ideologizantes. Concibe la instrucción como proceso permanente de reflexión-acción del sujeto sobre sí mismo y sobre la situación económica-social en que se encuentra inmerso.

En el contexto didáctico este enfoque refiere un cambio en la relación profesor-alumno-materia, que rompe con el vínculo dependiente del docente con el alumno, y con la materia objeto del conocimiento. En general organiza actividades grupales para reconstruir el conocimiento a partir de la reflexión colectiva y la problematización en la que el docente, aunque se respeta, se concibe como facilitador del grupo al que pertenece. Se trata de romper todo vínculo dependiente del docente o del alumno entre sí. En esta relación pedagógica lo que se aprende no es tanto lo que se enseña, sino el tipo de vínculo educador-educando que se da en la relación.

En la práctica pedagógica de América Latina las tendencias que hemos analizado se dan con el predominio de una u otra, pero generalmente se asocian a concepciones psicológicas que conforman enfoques muy diversos, generalmente eclécticos. En Cuba por ejemplo, se posee una teoría de la enseñanza con orientación hacia la didáctica crítica de corte integral y constructivista, de ahí tal vez su éxito como paradigma de enseñanza; nuestro país sigue buscando su modelo didáctico sin terminar de encontrarlo.

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