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ALEJANDRO TOVAR

Los sensibles somos ese grupo que se estimula por las películas que vimos y queremos seguir viendo, por los detalles amorosos (favorables y otros no tanto) por las rachas de recuerdos, que como viento del desierto, aparecen. Quisiéramos que a Sonny no lo hubiesen masacrado en El Padrino y que luciera más que Michael tan estelarizado, inteligente y perverso, que acabó con su hermano Fredo. Somos como esas viejas fotos que mucho más que imágenes, son historias congeladas. Hoy, sabiendo lo que desconocíamos se abre la puerta a otras pequeñas vivencias.

Si el asunto es fabricarnos una vida alterna, es bueno tomar el rol de espectador, porque eso trae nuevas inquietudes a la cabeza, es ingresar a un mundo de aventuras desoyendo a las masas y siendo como el fotógrafo del tamaño de Robert Capa (1913-1954) con miradas que ofrecen inquietudes y debieran ofrecer también soluciones a las dudas que vienen con tantas imágenes.

Y escapar del rutilante show que ofertan los medios, con una cartelera de futbol americano interminable y aprisionador, porque te atrapa como una hiedra a la pared. O la retahíla del futbol de Conmebol, donde un impensado Messi conduce a su equipo por los senderos que le agradan, mientras los uruguayos transitan como coches de autopista y en el resto hasta vienen sorpresas.

Es bien cierto que todos tenemos una parte visceral o inconsciente que escapa a lo estrictamente racional y de pronto esa frecuencia se hace presente y supera lo razonable. Justo cuando estalla la pasión, ahí donde los chicos de Martino, tan endeudado con el gentío supera a Honduras y quiere meterse a la cancha para fusilar a Figueroa que busca los huesos de Jiménez.

Da la impresión de que para algunos comunicadores, somos como robots con apariencia humana y dan por entendido que sabemos todo y no deben explicarnos nada ¿o será que ellos también lo ignoran? Les dicen a los hondureños, “catrachos” cien veces. Se les llama así por el Gral. Florencio Xatruch (1811-1893) abogado, político, militar y empresario, que lideró su ejército para impedir que William Walker y sus filibusteros anexaran Centroamérica a USA. Un héroe, pues.

Dicen los filósofos que “lo que te preocupa, también te esclaviza” porque uno ve el desfile de superastros en todos los equipos en playoffs que desearía para que Brian Cashman y Hal Steinbrenner llevaran a los queridos Yankees, como Siemen, Devers, Correa, Altuve, Abreu, Pose, Crawford pero sobre todo al poderoso Arozarena, el cubano que todo lo hace en plan fenomenal.

En estas aventuras visionarias y de vida alterna uno corre el riesgo de ubicar a especializados en ser agentes del caos y por seguridad, debemos huirles, porque no aportan. Pero nadie puede negar que vivir al margen de las masas ofrece mejores escenarios y pensamientos más claros, fuera del infierno común, ese donde las obsesiones son vehículo a la locura porque deseamos un espectáculo real y solamente lo ofrece el béisbol ahora mismo, porque los artistas de juego tienen como el gran Capa, una larga mirada, que luego su cerebro interpreta.

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