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Gobernadores (6) Raúl López Sánchez/Hora Cero

Roberto Orozco Melo

No fueron fáciles las condiciones en que el licenciado Raúl López Sánchez empezaría a gobernar Coahuila en 1948. Aún subsistían resabios del enfrentamiento Estado—Federación que culminó con el trágico deceso del gobernador Ignacio Cepeda Dávila.

Si bien la muerte de Cepeda Dávila acaeció el 22 de julio de 1947, persistían el aturdimiento de la clase política y el azoro de la sociedad y no se extinguieron de inmediato pues había necesidad de legitimar a un hábil conductor en el Gobierno Estatal y decisión en la que fue mano el secretario de Gobernación de Miguel Alemán, Héctor Pérez Martínez, sombrío protagonista del drama que condujo a Cepeda Dávila al suicidio.

No parecía haber problema: Ricardo Ainslie, el suplente del senador y licenciado Raúl López Sánchez fue propuesto por éste y nombrado por el Congreso pues llenaba todos los atributos, mas no el esencial para el caso: Ainslie no se dejaba manipular.

Así se produjo una áspera disensión entre López Sánchez y el gobernador interino sobre el procedimiento a seguir en la designación del sustituto y el inicio y término de su ejercicio legal. La carta política de Coahuila disponía, entonces como ahora, que si la ausencia definitiva del gobernador constitucional electo ocurría en los primeros tres años de su mandato los diputados en pleno designarían a un gobernante interino con el único fin de promover ante la Legislatura estatal la expedición de la convocatoria para la elección, por voto secreto y directo, del gobernador sustituto que concluiría el sexenio interrumpido, pero el senador López Sánchez deseaba que se le eligiera para un sexenio completo.

La ruda polémica, conducida en voz baja, se prolongó por siete meses y medio. Ricardo Ainslie, gobernador interino desde julio a febrero de 1948, sostuvo el criterio de no violar la Constitución. Alguien sugirió que se reformara, pero eso implicaba un largo proceso legislativo. Finalmente López Sánchez entendió que el tiempo operaba en su contra y aceptó acatar los términos expresados en la Carta Magna: sin embargo, por lo controvertido de la disputa, subsistieron en el pueblo muchas dudas y desazones.

El primer día de marzo de 1948 Ainslie Rivera pidió licencia ilimitada y éste designó al general Paz Faz Risa como gobernador interino. Sólo firmaría con el Congreso la convocaría a elecciones y después las realizaría para que el pueblo eligiera al gobernador sustituto; de todos modos, desde la tercera semana de julio el licenciado Raúl López Sánchez ya tenía en sus manos las riendas del Gobierno de Coahuila, apoyado por Gobernación y obedecido por los funcionarios estatales.

El largo interregno tampoco fue inútil: lo utilizó el virtual gobernador para planear la integración de su Gabinete y la ejecución de un extenso programa de obras públicas, a partir del día de su protesta: seis de junio de 1948. Vale decir que el nuevo mandatario recogió casi todas las propuestas que Cepeda Dávila había presentado inútilmente, dos días antes de su trágica muerte, al presidente Miguel Alemán. Dichos siete meses también fueron aprovechados por López Sánchez para apagar fuegos, calmar resentimientos y asegurar la simpatía de la sociedad. Además sobrevenía cercana la elección de nuevos diputados locales, lo cual le garantizaba el pleno respaldo político y jurídico a su Gobierno y contaría con tiempo suficiente para supervisar su vasto programa de obras públicas. Óscar Flores Tapia, que fue su cercano colaborador y en 1949 devino presidente estatal del PRI, aseguraba que el gobernador López Sánchez había realizado en 40 meses una obra pública planeada para construirse en seis años. El Gobierno de López Sánchez trabajaba días de 24 horas.

Y en efecto el gobernador López Sánchez supo y pudo capitalizar el trascendente apoyo que le había dado el presidente Miguel Alemán Valdés para el vasto e ingente programa de obras que demandaba el pueblo de Coahuila. Carreteras, hospitales, escuelas primarias, secundarias, tecnológicas y de estudios superiores. Concluyó obras que habían dejado inconclusas los dos Gobiernos que le precedieron. Comunicó a la región lagunera y a otras áreas de Coahuila con carreteras bien construidas. En Torreón construyó vialidades urbanas de importancia que después fueron mejoradas y equipadas.

A López Sánchez le violentaba la impuntualidad de los contratistas y llegó a amenazarlos con cárcel si la calidad de las obras no correspondía a lo estipulado en los contratos. Contra viento y marea sostuvo a un Procurador de Justicia implacable y a un enérgico jefe de Policía que frecuentemente se excedían sus funciones, pero como entonces no se conocía la cultura de los derechos humanos, la sociedad se satisfacía con obras públicas, educación, salud, seguridad y paz social. No más, no menos.

Raúl López Sánchez fue dinámico y modernizador, luego integró al Gabinete presidencial y no llegó a la Presidencia de la República por haber sufrido un accidente cardiovascular que posteriormente le quitó la vida…

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