Antes de analizar el PND del Gobierno Federal y por supuesto el Plan Nacional de Educación que se encuentra contenido en él, quiero agradecer todos y cada uno de los comentarios que he recibido de innumerables colegas que en el ámbito de la educación, se parten el alma cotidianamente en los distintos subsistemas educativos de la Región Lagunera; sus aportaciones enriquecen esta columna, mil gracias.
En fecha reciente recibimos del ejecutivo federal el Plan Nacional de Desarrollo 2007–2012, con la finalidad de analizarlo y hacer aportaciones para su discusión y enriquecimiento; su revisión es básica ya que sin duda será el documento rector de las políticas públicas del actual Gobierno. Dentro de dicho documento se encuentran contempladas las directrices educativas que definirán el rumbo de la educación en los años por venir.
Lo que nos queda claro, al revisarlo, es la visión prospectiva (está contemplada a 2030), estratégica y globalizada que tiene Felipe Calderón Hinojosa, ya que se puede constatar, que la manera de percibir al país en los años por venir, tiene un sustento importante en el diseño prospectivo, sobre todo en lo que se refiere a los “futurables”, es decir, los futuros deseables para México.
En el ámbito educativo no es la excepción y la globalización académica se percibe por igual en los ejes temáticos y las estrategias que plantea dicho plan; antes de entrar en materia revisemos a qué se refiere dicha globalización:
La internacionalización se refiere a una dimensión importante del quehacer académico que implica un proceso de cambio organizacional, de innovación curricular, de desarrollo profesional del personal académico y administrativo y de movilidad de los profesores y de los estudiantes.
Lo fundamental en esta internacionalización es favorecer el clima propicio para que se dé el tránsito de la globalización neoliberal (económica y productiva) a la globalización de la sociedad en general, humanizando sus relaciones, educando con ética, equidad, inclusión, solidaridad humana y sustentabilidad para un desarrollo humano completo. Es decir, globalizar la dignidad humana.
La educación se encuentra hoy en el centro de los desafíos y de las oportunidades de las sociedades del siglo XXI. Gracias a los esfuerzos de los ciudadanos y al continuo impulso de los gobiernos, el acceso a la educación se ha universalizado, convirtiéndose en un derecho fundamental y efectivo de los ciudadanos.
La educación, que une el pasado y el futuro de los individuos y de las sociedades, está siempre influida por el mundo de la información y del conocimiento y por el de los valores, por las legítimas expectativas de los individuos y por las exigencias razonables de la vida en común.
Pero nunca como hoy ha sido más necesaria la convergencia entre esas dimensiones esenciales de la educación; nunca ha sido tan evidente que calidad y equidad, desarrollo económico y cohesión social, no son elementos contrapuestos, sino objetivos ineludibles, a la vez que complementarios, del avance de nuestras sociedades.
Como es obvio, los sistemas educativos están afectados por ese mayor dinamismo y complejidad de la realidad social. Precisamente por ello, las reformas educativas han dejado de ser acontecimientos excepcionales y se han convertido en procesos relativamente continuos de revisión, ajuste y mejora. Se trata de procesos necesarios para atender a las nuevas exigencias y retos de la educación que comparecen en la escena política, social y económica.
Bajo estas perspectivas se genera el PND (Plan Nacional de Desarrollo) 2007-2012, en cuyo eje rector No. 3 (igualdad de oportunidades), detalla las políticas públicas que habrán de regir el rubro de igualdad de oportunidades para todos los mexicanos.
Cabe resaltar el objetivo 3.3 que está referido a la transformación educativa del país. La educación pública en México, además de laica y gratuita, aspira a preparar a las personas para enfrentar la vida en libertad, partiendo del valor cívico de la responsabilidad y desarrollando a plenitud las facultades humanas. Ésta ha sido la meta plasmada desde la propia Constitución; nos corresponde a todos, más que nunca, cumplirla y hacerla cumplir.
Para lograr tan importante aspiración, es necesario que todos y cada uno de los que estamos involucrados en la formación de las nuevas generaciones (es decir,¡¡todos!!) logremos la sintonía necesaria para incidir en el fortalecimiento (de lo que sí nos sirve) y la transformación (de lo que no funciona) del sistema educativo mexicano. Para ello el PND plantea objetivos, que a mi ver son contundentes para lograr todo lo anterior:
* Elevar la calidad educativa.
* Reducir las desigualdades regionales y entre grupos sociales para las oportunidades educativas .
* Impulsar el desarrollo y la utilización de nuevas tecnologías en el sistema educativo, para apoyar la inserción de los estudiantes en la sociedad del conocimiento y ampliar sus capacidades para la vida.
* Promover la educación integral de las personas en todo el sistema educativo.
* Fortalecer el acceso y la permanencia en el sistema de educación media superior, brindando una educación de calidad orientada al desarrollo de competencias
* Ampliar la cobertura, favorecer la equidad y mejorar la calidad y pertinencia de la educación superior
Cada uno de estos objetivos propone diversas estrategias, que tienen que ser revisadas a profundidad con la finalidad de establecer las acciones que habrán de generarse a partir de la puesta en marcha del mencionado plan de desarrollo; lo que me parece lento e inadecuado es la poca promoción social y sectorial que se le ha dado, ya que deberíamos estarle “metiendo mano” desde ya. Señores secretarios de cada sector, la pregunta es: ¿Cuándo?
En la siguiente columna, desarrollaremos cada uno de los objetivos mencionados y sus respectivas estrategias, para analizar las decisiones que se tomarán para este importante eje rector.
Agradezco sus comentarios a: