Que no se acaben los que hay
Hay empresas pequeñas mucho más desarrolladas y mucho más competitivas que algunas grandes y existen empresas familiares que tienen un desarrollo organizacional que debería ser modelo para otras. Las etapas por las que pasan las empresas en su desarrollo definitivamente determinan sus fortalezas y debilidades y para que sean mas competitivas y para que generen mayor valor agregado es necesario diagnosticarlas y evaluarlas periódicamente.
La falta de alternativas adecuadas, ha hecho que en nuestro país existan más de dos y medio millones de negocios informales, éstos no pagan impuestos, no afilian a sus empleados al IMSS y viven en la ilegalidad. El gobierno al menos reconoce su incapacidad para ofrecerle algo mejor a estas empresas ya sus empleados sin embargo, a pesar de ello, esto no es justificable, ni ganamos nada con ese mea culpa. De acuerdo con datos del Centro de Investigaciones y Docencia en Economía, en la actualidad, en México se cobra apenas un tercio del IVA que debería recaudarse y muchas de los empleados de estas empresas informales no reciben ni las prestaciones mínimas y muchas veces son objeto de abusos humanamente injustificables. En lugar de andar defendiendo los derechos de presuntos criminales, las organizaciones de defensa de los derechos humanos deberían de enfocarse a evitar los abusos que se cometen con la gente en los negocios informales.
Debemos todos de pugnar por la creación de sistemas equilibrados de justicia en los que vivir dentro de la ley sea atractivo y tenga ventajas sobre la tentación de vivir fuera de ella, castigando severa y ejemplarmente a quienes la violen. Ser empresa formal debería tener compensaciones que hoy no existen y ser empresa informal debería conllevar castigos que hoy ni siquiera son temidos por quienes así actúan porque las tan mencionadas “últimas consecuencias” ni siquiera al último les llegan. Simplemente, vivir en la informalidad, no representa consecuencias temibles sino todo lo contrario. Deberíamos ofrecer a las empresas informales opciones de mercado que hoy no tienen e incorporarlas con alta eficiencia y poca burocracia a los sistemas financieros de crédito, apoyándolos para adquirir inmuebles para que se establezcan de forma permanente y cuenten en el futuro cercano con activos que les generen la posibilidad de créditos mas atractivos para seguir creciendo. Contrario a lo que fomentaba el gobierno anterior, el changarrismo se debería eliminar y se debería iniciar una persecución seria a todos los evasores fiscales una vez que las alternativas y los atractivos para formalizarse estén al alcance de quienes viven en la informalidad.
De las poco más de seiscientas mil empresas formales en México -según el Centro Mexicano de Gestión Empresarial hay además otras doscientas mil legalmente vivas, pero inactivas- hay cincuenta mil ya institucionalizadas que no terminan por entender las nuevas reglas ni como adaptarse al nuevo entorno competitivo global y ello las hace muy vulnerables y condenadas a fracasar si no las rescata alguien. La idea del Centro Mexicano de Gestión Empresarial para hacer una nueva clasificación de empresas puede ayudar a apoyarlas. El CMGEM sugiere clasificar a las empresas en 1) empresas registradas formales, 2)empresas institucionalizadas, 3)empresas confiables, 4)empresas competentes y 5) empresas de vanguardia y de acuerdo con esa clasificación, ajustar la oferta de apoyos económicos y de información.
De acuerdo a las cifras de certificación ISO-9000, en México hay unas tres mil empresas confiables, incluyendo las que han participado en el Premio Nacional de Calidad. La cifra es preocupante en extremo, con eso no vamos a poder competir en el mercado mundial, de hecho no lo estamos haciendo bien. La certificación ISO-9000 se requiere cada vez más, hay países con una base empresarial similar a la de México, pero que cuentan con mucho más empresas certificadas, entre 50mil y 80 mil –España, Australia, Corea, Taiwán- y queremos competir contra ellos, en este sentido, la Secretaría de Economía, Compite y todos los empresarios deberían hacer esfuerzos aun mayores para la certificación de empresas. Por otro lado, las empresas competentes son muy pocas, más pocas que hace 20 años. Muchas veces, cuando una empresa mexicana competente destaca, termina siendo adquirida por una empresa extranjera y con ello, las decisiones ya no se toman en México y las utilidades ya no se quedan en nuestro país. Se deben redoblar los esfuerzos por crear empresas competentes, eso nos conviene a todos, las empresas competentes generan más utilidades, son más competitivas y multiplican el valor de su competencia.
Respecto a las empresas de vanguardia en cada sector, se deben apoyar sus esfuerzos por competir con el resto del mundo pidiéndoles que se comprometan a articular a otras empresas con su propio avance para crear sinergia.
Las empresas de clase mundial, no las determinamos nosotros, así las define el mundo cuando tienen productos o servicios de la más alta calidad lo cual es resultado de su agudeza financiera, su inteligencia de mercado, su fortaleza tecnológica y su capacidad de gestión empresarial.
Si el gobierno apoya a las empresas con mas programas, debemos reconocer que se requerirán más auditores operativos que se aseguren del buen uso de esos apoyos y que de esa manera se eviten los abusos que se han presentado en el pasado. Por que no iniciar auditorias programadas de antemano, en lugar de sorpresivas, para que el empresario tenga toda la papelería a la mano, lista, y de esa manera llevar todo ese proceso de manera confiable en un solo día y ser así, más eficientes todos.
Es imprescindible que todos hagamos algo para que México sea competitivo, es urgente rescatar la planta empresarial, lo mínimo que debemos hacer es mantener los empleos que ya existen y evitar el cierre de mas empresas; generar nuevos empleos no es la solución si al mismo tiempo dejamos que se acaben los que hay.
Comarca Lagunera. Mayo de 2007.
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