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Ifigenia Martínez: honor a quien honor merece

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE
"Mi ideal político es el democrático. Cada uno debe ser respetado como persona y nadie debe ser divinizado".— Albert Einstein

Ayer, en la antigua sede del Palacio de Xicoténcatl, la prestigiosa economista, catedrática, diplomática y política mexicana Ifigenia Martínez recibió la Medalla Belisario Domínguez de manos de Olga Sánchez Cordero, presidente de la Mesa Directiva del Senado. En representación del titular del Poder Ejecutivo Federal acudió el secretario de Gobernación, Adán Augusto López. So pretexto de cuidar la investidura presidencial y no exponerse a ataques, en particular los que afirmó planeaba la senadora Lily Téllez, Andrés Manuel López Obrador declinó la invitación, pese a que la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos estipula que: "a la sesión solemne se invitará al titular del Poder Ejecutivo federal, al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al presidente de la Cámara de Diputados y a los demás funcionarios y personalidades que la Mesa Directiva determine".

Hizo mal el presidente de la república escatimándole un merecido reconocimiento a la maestra Ifigenia, figura que genera gran respeto y aprecio por parte de la clase política nacional en su conjunto, algo nada fácil de conseguir en la actualidad. De nueva cuenta, López Obrador busca que todo orbite y gire en torno a él, cuando en esencia debería estarse hablando del legado de Ifigenia Martínez de Navarrete y su enorme contribución a la vida democrática del país, algo en lo que todos coincidimos.

Además, el no asistir a la entrega de uno de los galardones más prestigiosos de México acusa la incapacidad de nuestros actores políticos cuando de observar reglas mínimas de convivencia y decoro se trata. Si el Senado no puede garantizar condiciones mínimas de respeto al presidente y viceversa, claramente algo estamos haciendo mal.

Para ser justos, el triunfo del actual Gobierno en las urnas se debe a figuras de la talla de Ifigenia Martínez, quien inició su activismo político durante el movimiento estudiantil de 1968, al defender la autonomía universitaria en su calidad de directora de la Escuela de Economía de la UNAM, hecho que la llevó a ser detenida. Desde entonces, Martínez de Navarrete se ha distinguido por ser congruente con sus ideales.

Martínez es la primera mujer mexicana graduada en Economía por la Universidad de Harvard, ha sido diputada federal en cuatro ocasiones, dos veces senadora, embajadora y representante alterna de México ante la ONU, entre otros cargos.

La Medalla Belisario Domínguez es la máxima condecoración que el Senado de la República otorga a ciudadanos destacados. El nombre de dicha distinción honra al senador Belisario Domínguez, quien se opuso a la dictadura de Victoriano Huerta; sus críticas desde la tribuna del Senado derivaron en que fuera ejecutado el 7 de octubre de 1913.

La medalla se creó en 1953 a partir de la propuesta del entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines. A lo largo de su historia, ha sido otorgada a 69 mexicanos, a ocho de ellos de manera póstuma. Algunos de los recipientes son Cuauhtémoc Cárdenas, Rufino Tamayo, Jaime Torres Bodet, Gerardo Murillo y Rosaura Zapata entre otros.

"Se crea la medalla de honor Belisario Domínguez del Senado de la República, para premiar a los hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o virtud en grado inminente, como servidores de nuestra patria o de la humanidad".

Hacia 1987, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez encabezaron un grupo disidente dentro del PRI que buscaba impulsar una corriente democratizadora previo a la elección presidencial de 1988. Luchaban, entre otras cosas, por terminar con el carácter antidemocrático del tapadismo. Dicha lucha derivó en su expulsión del PRI; posteriormente los tres fundaron el Partido de la Revolución Democrática, el cual postuló a Cárdenas en las elecciones de 1988.

Tal como afirmó al recibir la Medalla Belisario Domínguez, a lo largo de su vida la principal motivación de Ifigenia Martínez ha sido servir al país con entrega y convicción. "Mi convencimiento de la necesidad de un cambio ante el autoritarismo, el avance de la tecnocracia y el inicio del neoliberalismo me llevaron a la lucha política", dijo.

Ifigenia Martínez es una convencida de la Cuarta Transformación, sin embargo, pese a sus creencias políticas, llamó a algo mucho más importante y duradero: la concordia y unión de los mexicanos en tiempos como los que hoy vivimos.

"Es el tiempo para la unidad de la república en torno a los grandes objetivos nacionales que debemos compartir con respecto a la pluralidad democrática. Quiero hacer un llamado a la unidad para la fortaleza y el desarrollo nacional. Quiero recordar que México es nuestra causa y nuestra casa común y, como Belisario Domínguez, hago un llamado al compromiso y al deber".

Enhorabuena y muchas felicidades a la maestra Ifigenia por tan merecido reconocimiento.

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