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El Paradigma de la Rana/Estrictamente personal

Raymindo Riva Palacio

En Teoría de Juegos, uno de los ejercicios clásicos es el Paradigma de la Rana, que consiste en colocar a un batracio en un balde de agua tibia donde se suelta a nadar. Gradualmente se va subiendo la temperatura al agua, pero la rana nunca da señales de sentir que el entorno se está alterando. El agua se calienta y empieza a hervir cuando la rana comienza a notar que algo raro está sucediendo. Pero cuando definitivamente se da cuenta que todo lo que la rodea cambió, es demasiado tarde: la rana se coció por dentro.

Este fenómeno es por no reconocer la alteración de los factores externos a fin de tomar medidas o corregir rumbos, y suele ser una de las razones de los fracasos de individuos, instituciones o Gobiernos, que insensibles a esos cambios, entran en una dinámica perniciosa. El Paradigma de la Rana es algo que está sucediendo con el Gobierno del presidente Vicente Fox. En los últimos días han tomado iniciativas él mismo o sus colaboradores que los ubica totalmente fuera de la realidad.

Fox ha sido terriblemente apaleado en México y en América Latina por la manera como se comportó en la pasada Cumbre de las Américas en Mar del Plata, donde su virulencia pública con los presidentes que pensaban diferente a él fue tan beligerante, que la prensa argentina lo llamó “lacayo” mientras la mexicana, no menos agresiva, lo llamó “servil”, por haber jugado por omisión o comisión, el papel de escudero de armas del presidente George W. Bush. Fox se peleó con los presidentes de Argentina y Venezuela, y con el astro del futbol Maradona, y su incontinencia verbal lo llevó a transgredir los cánones diplomáticos. El presidente Néstor Kirchner, ya le respondió que se dedicara a gobernar a los mexicanos, que él se encargaba de los argentinos.

Pero la refriega política y mediática que se llevó Fox pareciera no haberlo despeinado siquiera. Su vocero Rubén Aguilar dijo el lunes, cuando le caían pedradas a Fox de todos lados, que su participación en Mar del Plata había sido un “éxito extraordinario” de la diplomacia mexicana. ¿De dónde sacó Aguilar tal especie? La Cumbre de las Américas fue un fracaso, pues los dos temas que eran motivo del encuentro, empleo y migración, fueron totalmente marginados por la discusión del tratado de libre comercio continental que ni siquiera era tema de agenda. La desviación de la retórica dejó solo a Fox, haciendo el trabajo sucio a Bush, magnificando una ingenuidad que sólo añade elementos a su corona de presidente absolutamente torpe e ignorante.

En medio de todo, el ex presidente peruano Alberto Fujimori dejó su exilio en Japón, la tierra de sus padres y tomó un avión a Chile, haciendo una parada técnica en Tijuana. Sin ningún problema Fujimori, quien tiene casi 20 cuentas pendientes con la justicia peruana, llegó a Chile donde las autoridades lo detuvieron. Los mexicanos dijeron primero que no sabían que Fujimori hubiera pasado por México y horas después terminaron confirmando que en efecto, aquí había aterrizado. El secretario de Gobernación Carlos Abascal, con una candidez poco conocida en él, declaró que México no podía detenerlo, pues durante los 50 minutos que estuvo en territorio mexicano no era posible detenerlo pues no había una petición de extradición del Gobierno peruano.

El sofisticado Abascal mostró que, en realidad, sólo es rey en tierra de tuertos, pues lo que declaró es una aberración. ¿De qué sirve que México tenga acuerdos con Interpol para este tipo de casos? Abascal dijo que no se puede detener a una persona sólo porque la Policía global haya girado una “ficha roja” sobre Fujimori en el mundo, lo cual es un desastre discursivo adicional. Para eso son las “fichas rojas”, para interceder judicialmente, como lo hicieron los chilenos en el mismo caso. De cualquier forma, el Gobierno mexicano tenía mucho más posibilidades, como sucedió hace varios años con el torturador argentino que vivía en México como próspero empresario, Ricardo Cavallo.

Cuando la prensa publicó su pasado en Argentina, Cavallo decidió tomar el primer vuelo a Buenos Aires, que hacía escala en Cancún, desde donde dio una entrevista a la radio del Distrito Federal. Esa fue la forma como las autoridades policiales se enteraron que iba a huir, por lo que se movieron rápidamente para demorar el vuelo y comenzar a trabajar rápidamente con las autoridades españolas, que eran quienes lo buscaban, para que pidieran la extradición. El Gobierno de Ernesto Zedillo pudo ganar las horas críticas para que en Madrid la fiscalía y los tribunales se movieran al empezar la noche, y pudiera llegar dentro de los términos de Ley la petición de extradición. Cavallo no sólo fue detenido, sino que esa acción impidió que huyera del genocidio en el que participó años antes.

¿No pudo haber realizado el Gobierno foxista alguna artimaña de esa naturaleza? Es posible que ni siquiera se hayan enterado a tiempo que Fujimori había llegado a territorio mexicano en un avión privado para reabastecerse de combustible en Tijuana y dirigirse a Chile. Pero si se enteraron a tiempo, es igualmente grave la inacción en la que incurrió el Gobierno Federal. Fujimori les pasó de noche, dejándolo en entredicho sobre la certidumbre para cumplir sus convenios internacionales y exhibiendo las miserias del foxismo.

Pero este estadio en el que se encuentran, no es reconocido dentro de Los Pinos, donde mantienen el espíritu de que las cosas marchan positivamente en la forma como lo está haciendo el presidente Fox, claro espécimen análogo de la rana que no se ha dado cuenta que se está cociendo totalmente por dentro.

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