Don Martiriano estaba en compañía de tres hermosas féminas, una morena, una rubia y una pelirroja, en la playa de una isla desierta, en los mares del Sur. La morena le ofrecía un coco; la rubia lo abanicaba con una hoja de palmera y la pelirroja se le acercaba para ofrecerle sus ardientes voluptuosidades. "¡Estoy en el paraíso! -les dice don Martiriano con arrobo-. ¡Pellízquenme por favor, para saber que no estoy soñando!". Las tres le dan al mismo tiempo un cariñoso torniscón. Y sucedió que don Onirio sí estaba soñando. Despertó al lado de su fiera consorte, doña Arpina. "¿Por qué tienes en la cara esa sonrisa de idiota?" -le pregunta con fiero acento la mujer. "Pero, mujer -responde mansamente don Onirio-. ¿En dónde más quieres que la tenga? Las sonrisas, sean de idiota o no, siempre se tienen en la cara". "¡No me repliques¡ -bufa doña Arpina-. Detesto tus precisiones idiomáticas. ¡Contesta! ¿A qué esa sonrisita?". Don Onirio le dijo la verdad, pues sabía que al fin y al cabo ella siempre la encontraba. "Estaba soñando con unas lindas chicas". Al oír eso la mujer dejó caer sobre su tribulado esposo una lluvia de cachetadas, sopapos, mamporros, mojicones, tortazos y guantadas. "Pero, mujer -volvió él a decir-. ¿Por qué me pegas?". "¡Infame! -rebufó la malcarada esposa-. ¡Si eso haces en tus sueños qué no harás en la cruda realidad! Ya puestos en la cruda realidad ¿estaremos irremisiblemente condenados a López Obrador? ¿La democracia hará que llegue al poder ese antidemocrático señor? ¿Le caerá en las manos la Presidencia como una manzana madura que obedece alguna secreta ley de la gravitación social? Quienes conocen bien a AMLO y lo han visto actuar en la política están acordes en señalar que su llegada al poder presidencial redundaría en daño para la nación. Es desdeñoso de la ley; no tiene conciencia de las instituciones; supone que su voluntad es omnímoda y que puede pasar por encima de todos y de todo. Su modo de ejercer el gobierno es populista; su discurso es maniqueo y demagógico. Con él se instaurarían ideas y prácticas de una izquierda obsoleta y anacrónica que atrasarían el desarrollo del país y lo pondrían a contracorriente de las tendencias que han sacado de la pobreza y el atraso a otras naciones. Con él compartiría el poder un lumpen de líderes y lideresas que de la violencia y la venalidad han hecho su modus vivendi, más los apolillados miembros de una falsa izquierda que aquí verían la oportunidad de sacar la tripa del eterno mal año en que han vivido, más los arribistas de siempre que van a la cargada del más seguro ganador. Me pregunto por eso si López Obrador es la fatalidad, y si su llegada a la Presidencia será el precio que habremos de pagar por este bien que ahora gozamos, el de la democracia, pues no gozamos todavía otro don precioso, el de la educación que permite a todos advertir los grandes riesgos para la vida cívica que representa un hombre como López Obrador. Y otra pregunta me hago, eterna interrogante: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?... Se casó el experto en computación. Al día siguiente de la noche de bodas la madre de la novia llamó a su hija por teléfono para preguntarle cómo habían ido las cosas. ?No pasó nada, mamá ?le informa la muchacha-. Warino se puso muy nervioso y se le cayó el sistema?... Susiflor, la secretaria de don Algón, le dice al salaz ejecutivo: ?O me aumenta usted el sueldo o le saco copias a mi diario y las hago circular entre el personal de la oficina?... Dorilia, muchacha mexicana de tacón dorado, se especializaba en la atención de visitantes extranjeros. Muy orgullosa decía a sus amigas: ?Soy bilingüe: follo en español y cobro en dólares?... FIN.
