Anteayer murió en la ciudad de México el periodista y diplomático Federico Barrera Fuentes, después de una prolongada enfermedad que lo alejó de cumplir deberes profesionales. Antes de morir Federico escribía en la revista Tiempo, en Siempre, en El Universal y atendía su función como Cronista parlamentario de mérito en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Barrera Fuentes cumpliría 94 años de edad el próximo 23 de abril. Había nacido a un mundo revuelto y a un México en crisis de instituciones públicas en el cuarto mes de 1913, cuando empezaba a gestarse en Europa la primera guerra mundial (1914-1918) y recién había acaecido en nuestra nación el golpe de Estado de Felix Díaz contra el gobierno de Francisco I. Madero, el cual desembocó en su magnicidio y en la ilegítima presidencia de Victoriano Huerta, combatida y derrocada por Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila.
Federico fue el primer hijo del matrimonio formado por el doctor Federico Barrera y doña Enriqueta Fuentes. Tendría siete años de edad cuando otro golpe de Estado, organizado y dirigido por Álvaro Obregón, acribillaba en Tlaxcantongo, Veracruz, al entonces presidente de la República, Venustiano Carranza, en vísperas del primer proceso electoral posterior a la revolución constitucionalista.
Después del período de crianza en el hogar, Federico Barrera Fuentes concluyó su enseñanza básica y siguió con la educación preparatoria en el Ateneo Fuente, entonces de cinco años. La carga académica a seguir formaba a los estudiantes de manera integral, científica y humanista; de modo que al graduarse estuvieran listos para estudios profesionales o para ir sumarse al campo laboral, entonces menguado por las conflagraciones post-revolucionarias en la República, y por las revueltas políticas al interior del Estado, que las hubo.
En Coahuila habían tenido lugar serios forcejeos por el poder público. Entre la renuncia del señor Carranza como gobernador en 1913 y la segunda elección del licenciado Gustavo Espinoza Mireles se sucedieron 14 efímeros gobiernos provisionales. Por la muerte del presidente Carranza en 1920, el gobernador Espinoza se autoexilió en Estados Unidos. Quienes lo siguieron en el cargo, generales Luis Gutiérrez, Arnulfo González y don Carlos Garza Castro, no pudieron estabilizar sus administraciones, y menos costearlas con los magros impuestos establecidos. La primera gestión gubernamental completa fue la del general Manuel Pérez Treviño, con cuatro años no completos por haber renunciado para asumir la presidencia del Partido Nacional Revolucionario en 1929. Pérez Treviño, sin embargo, siguió gobernando tras bambalinas hasta 1937, en que fue electo el doctor Jesús Valdés Sánchez, bajo el régimen cardenista de la República.
Es cuando Federico Barrera Fuentes empieza su carrera periodística. Trabajó en varias imprentas locales y colaboró en tres revistas: Minerva, El Ateneo y Alma de Juventud. Luego estudió la preparatoria en el Ateneo Fuente. En 1928, a los 15 años, Federico es reportero del “Diario del Norte” patrocinado por el gobierno de Manuel Pérez Treviño, al que sigue cuando deja Coahuila para asumir responsabilidades políticas de carácter nacional.
En el DF Barrera Fuentes gana un puesto de reportero en “El Informativo” de la capital mexicana y luego sirve en otros periódicos. Finalmente inicia su propio semanario, ABC, que después se convierte en un novedoso diario de formato tabloide, el cual alcanza sus mejores días en el alemanismo. Cuando todo el país crece al impulso del gobierno, ABC también se fortalece bajo la dirección de Federico Barrera Fuentes, auxiliado por sus hermanos el periodista Luis y el abogado Florencio, editorialista, historiador y político, dos veces diputado federal y senador de la República. Federico Barrera Fuentes no agotó su esfuerzo en el periodismo impreso; igual fue director de noticieros del canal 13, asesor periodístico de Dina Nacional y devino Decano de los periodistas de México. Fue distinguido con el Premio Nacional de Periodismo en 1992 y desempeñó varias embajadas plenipotenciarias de México en paises como Filipinas, Guatemala, Colombia y Barbados. Al morir trabajaba en una investigación histórica sobre el período de la Revolución Mexicana.
Dueño de esenciales virtudes humanas Barrera Fuentes hizo de la amistad un ejercicio noble y desinteresado. Uno de sus mejores empeños los dedicó, en compañía de su hermano Florencio, a limar los históricos rencores entre don Vito Alessio Robles y don Nazario S. Ortiz Garza, generados con motivo de su enfrentamiento político por la gubernatura de Coahuila en 1929, y memoriadas por el propio Alessio Robles en el capítulo “Mis andanzas con nuestro Ulises” (Edición de Botas en 1938 o agregada a otros textos en “Desfile Sangriento” Editorial Porrúa. 1972).
Nuestra última conversación con Federico Barrera Fuentes fue en 1998, cuando el gobernador Montemayor Seguy impuso su nombre a la sala de prensa del palacio de gobierno. ¿Cuándo nos podremos ver? pregunté. “Te espero en México” respondió. No pude ir. La vida nos ancla en la rutina, asi que pospuse, con un motivo u otro, el viaje a la capital. Me perdí de su amena charla, de sus valiosos recuerdos y de su cordialidad humana. Hoy sólo puedo decir: descansa en paz, Federico.