La ciudad de Torreón se engalanó el sábado pasado con la inauguración del Teatro Nazas, orgullo de los laguneros y ejemplo de los resultados que ofrece la suma de esfuerzos de Sociedad y Gobierno.
El éxito del rescate del inmueble que alojó al viejo Cine Nazas, deriva de la idoneidad de la estructura del edificio, de la nostalgia por conservar un destello de la historia local, de la necesidad de reactivar el centro de la ciudad y desde luego, de la voluntad de crear un espacio cultural para recreación de habitantes y visitantes de la Comarca.
El edificio fue adquirido con dinero de los impuestos que pagan los torreonenses, cuya administración corresponde al Gobierno de Coahuila. La remodelación corrió a cargo de un esfuerzo conjunto, en el que comparten estelares la sensibilidad de las Señoras del Patronato Adopte una Obra de Arte y las aportaciones económicas del Municipio de Torreón y de tres grandes empresas privadas de la industria y del comercio de la región, que son líderes a nivel nacional.
La función de gala que sirvió de marco inaugural, es sólo la primera de muchas oportunidades que ofrecerá el Teatro para disfrutar de los espectáculos artísticos que está llamado a proponer.
Sin mengua de lo expuesto y como corresponde a una sociedad en la que la libertad de opinión y el derecho a manifestarse son la regla, a la par del reconocimiento se elevan algunas voces de reclamo porque se ha designado como Directora del Teatro a una persona ajena a nuestra ciudad y región, en el sentido de que carece de arraigo social y domiciliario previo.
Las quejosas son mujeres comprometidas con la vida regional, tanto desde sus hogares como en los campos de la lucha cívica, el periodismo, el servicio público y la actividad profesional. Argumentan que en el medio local existen elementos capacitados para dirigir el Teatro y por tanto, no hay porqué traer a personas de fuera, en virtud de un nombramiento que a su decir les extraña y ofende.
La inconformidad se explica a la luz de precedentes históricos en virtud de los cuales, estructuras burocráticas centralistas suelen invadir la vida regional, imponiendo criterios alejados de los objetivos de fondo y contaminados por intereses políticos de ingerencia y control.
En el caso concreto, lo óptimo habría sido designar al director o directora del Teatro a partir de una búsqueda de talentos, mediante un proceso de selección que diera cabida a los aspirantes en términos de una competencia curricular, cuya decisión estuviera en manos de una instancia profesional imparcial y objetiva.
No se hizo así y sin embargo, no debemos rechazar de entrada a ninguna persona por el solo hecho de que “no es de aquí”, porque haríamos a un lado nuestra aspiración por una sociedad abierta, ni podemos dejar de reconocer la universalidad de la cultura, el origen cosmopolita de nuestra ciudad y la hospitalidad proverbial de la Comarca Lagunera.
En un marco en el que la nación mexicana se encuentra amenazada por la discordia, es preciso celebrar los frutos de la cooperación y la suma de esfuerzos, entre distintos niveles de Gobierno y diversos sectores de la sociedad.
Hecho el reconocimiento que merecen los integrantes del Patronato del Teatro Nazas, lo menos que podemos hacer es darles un voto de confianza por lo que toca a la designación que hicieron y en lo que respecta a la Directora recién llegada, ofrecerle la oportunidad de acreditar que puede ser profeta en esta tierra y un abrazo cordial de bienvenida.
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