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Crónica Urbana | Vino a Matamoros sólo a buscar a su tío, pero se quedó a vivir...

CUAUHTÉMOC TORRES ALVARADO

CRÓNICA URBANA

EL SIGLO DE TORREÓN

MATAMOROS, COAH.- Llegó a esta ciudad de visita en busca de un tío. Su plan era quedarse sólo unos días, pero el destino hizo que nunca se fuera. Hoy tiene 57 años viviendo aquí y no se arrepiente de haber salido desde los 12 años de su natal Luis Moya, Durango.

Tenía doce años de edad. El pequeño José Guadalupe Flores Alvarado salió de su pueblo en busca de una mejor calidad de vida. Tomó el primer tren que cruzó y llegó hasta El Vergel. Allí trabajó durante algunos años en el campo.

Luego, decidió probar otros aires. Su familia le había dicho que tenía un tío en Matamoros, Coahuila y para allá fue. Allí también empezó en la pizca de algodón, pero más tarde su entusiasmo y dedicación, le otorgaron como premio ser el dueño de tres cantinas.

?Yo tenía todo, cantinas, carro, casa y me iba muy bien. No me arrepiento de salir de mi pueblo hace más de 60 años. Aquí hice mi familia y me gusta mucho para vivir. Hoy sólo tengo este puesto pero me siento feliz con mi familia?.

Sin embargo, una de sus principales molestias ha mermado sus actividades, pero no su ánimo. José tiene 35 años padeciendo de diabetes. Aunque a su edad, dice, debería ser más peligroso, hasta la fecha su actividad diaria le ha permitido seguir con vida. Camina todos los días.

Nunca imaginó quedarse en Matamoros. Hoy, esta ciudad es muy querida por él. Aquí tuvo a sus seis hijos. Dios le acreditó la ?bendición?, de tener tres varones y tres mujeres. De ellos nada más dos trabajan.

Hoy vende diversos accesorios para dama y caballero en el centro de la ciudad. En la esquina de una manzana, coloca su ?puestecito? y ofrece sus productos a los clientes que a diario transitan por el primer cuadro.

En su pueblo, asegura que existía una piedra ?muy preciosa? de diferentes colores, la cual era bien vendida cuando vivía allá. Afirma que se las compraban a cuatro pesos el kilo y la gente sólo tenía que estirar la mano para encontrar este recurso natural.

?Eso era buen negocio allá, de eso vivíamos todos los del pueblo, pero yo mejor decidí venirme acá. Me siento muy contento con todo lo que hice, mis cantinas me las quitó el gobierno, por eso hoy ya no las tengo. Lo que importa es que todavía tengo salud?.

Hasta José llegan infinidad de clientes que al parecer lo conocen desde hace tiempo. Él es ya una de las personas más conocidas en Matamoros. Aunque no puede ver bien, sabe reconocer a la gente que es amable con él.

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