Hace tres días murió en Guadalajara el compositor de boleros Vicente Garrido, autor de la inolvidable canción "No me platiques más". Vicente deja a la vida en plena crisis, como siempre y sobre todo a la música, pues desgraciadamente los buenos compositores como él se han arralado en un mundo donde los tamborazos, la estridencia electrónica y la locura decibélica no dejan campo al sentimiento ni a la armonía. Igual que en la política...
¿Pero qué cosa no está hoy en crisis? En la prensa diaria encontramos recurrentes motivos para los malos pensamientos. El optimismo, virtud esencial de la idiosincrasia mexicana, es más raro cada día. En vez, se arraiga la ola de suicidios que nadie sabe a qué se deben: ni el Estado, ni la iglesia, ni la escuela, ni los medios. Las personas se van del mundo sin avisar a nadie, ni decir por qué; se van irremediablemente.
Dicen que el desempleo y la deflación no sólo deprimen a la economía, también a los ciudadanos. Y culpan al gobierno por su desesperante actitud inane de tener puestos los ojos en el vecino del norte: si suben o no las tasas de interés, a ver qué dicen los índices del crecimiento comercial, esperemos a conocer el comportamiento de la economía yanqui, quizás crezca la bolsa de Nueva York y se reactiven sus diferentes fondos. Y de lo nuestro, ¿qué?...
Día tras día pasan, por la frontera del norte, miles de tractores arrastrando dobles y triples cajas repletas de mercancías que se adentran en el territorio nacional con los productos que demanda nuestra provocada sed de consumo; de regreso, cómo no, pasan también otros vehículos similares que conducen algunos productos del campo, manufacturas y una vario pinta exportación de intercambio con Estados Unidos; pero a la hora de saldar la balanza son mayores los costos a nuestro cargo y devienen magras las utilidades.
Anteayer se informó que el auditor superior de la federación, dependiente de la Cámara de Diputados, ha incrementado en 20 mil millones de pesos los 50 mil que había fijado anteriormente como obligaciones a resarcir por los cuatro bancos más poderosos del país que en el zedillismo colocaron créditos ilegales e irregulares dentro de sus carteras e indebidamente fueron redimidos por medio del Fobaproa. Si hoy se obligara a los mexicanos a pagar la deuda de aquel rescate bancario dijo el vocal de la Comisión de Vigilancia, Víctor Infante nos tocaría aportar cerca de 9 mil pesos a cada uno. Y si los bancos citados, con una parte de su capital de origen extranjero, lograran que el gobierno los relevara de la responsabilidad de devolver las cantidades fijadas como ilegales, tendríamos que desembuchar 680 pesos más; es decir 9 mil quinientos pesos por cabeza.
Otra en contra: la Secretaría de la Reforma Agraria empezó a pagar a los herederos de Gabriel Ramos Millán un enriquecido funcionario del gobierno de Miguel Alemán Valdez la mil millonaria indemnización a que se le condenó por el despojo de una superficie de tierra en el Distrito Federal. Veinte millones de pesos este año y así hasta cumplir con la sentencia judicial que tiene un valor de mil doscientos millones de pesos. Como vemos, los herederos de los herederos de los despojados, vivirán asegurados económicamente hasta la ene generación y morirán sin terminar de recibir los beneficios logrados por los buenos oficios del litigante senador Diego Fernández de Cevallos. ¿Por qué no se acoge el gobierno a la eficiencia de este abogadazo caradura para defender a los mexicanos contra las cargas que los políticos y los banqueros, coludidos, echan sobre nuestros hombros un año si y otro también?...
Así van, unas tras otras, las desgracias de un país que no halla el modo de empujar la roca de su destino hacia la cima. Sísifos desesperanzados, tendremos que aprender resignación ante la fatalidad. "Aquí nos tocó vivir" se lee en el poema náhuatl. "No me platiques más" podría haber dicho en frase postrera Vicente Garrido a su tocayo el Presidente....
