Cultura

Gerardo Mena Saucedo, el afinador de pianos

Sus manos fungen como herramientas para registrar notas perfectas

SAÚL RODRÍGUEZ

En su oído alberga el registro de las notas perfectas, sus manos fungen como herramientas para llegar a tal fin. Gerardo Benjamín Mena Saucedo posee un talento para devolverle el alma a los pianos, para que la voz de estos instrumentos le hable adecuadamente al artista o público y así el arte de Orfeo pueda disfrutarse.

El maestro se encuentra en casa de su hermano Jesús Mena Saucedo, compositor del Himno del Estado de Durango. Frente a él se postra un viejo piano vertical Gulbransen, el cual antes fue propiedad de su padre y ahora es el gran tesoro de su familia. Es allí, en ese lugar del centro de Gómez Palacio, donde comparte algunas partituras de su vida.

Criado en una familia con aproximadamente 200 años de tradición musical, el maestro Gerardo fue motivado por su padre para continuar con este legado, mientras que para iniciarse como técnico en piano recibió la instrucción de sus hermanos mayores.

Corría el año de 1980 cuando viajó a Puebla para tomar un curso con David Barrett. Con el paso del tiempo aprendió a detalle para identificar e interpretar las fallas de estos instrumentos. También adquirió conocimientos para brindar un mantenimiento adecuado, con el fin de que el piano no se desafine o estropee.

“El piano es el único instrumento que quien lo toca, no lo afina. Los del cello, los del violín, los del contrabajo, la sección de cuerdas, los alientos, el oboe, todos ellos, los maestros mismos, ajustan la afinación. Pero el piano es el único instrumento en el que el pianista no lo puede hacer. No digo que no existan pianistas que puedan hacerlo, pero por regla general ellos dependen de un afinador”.

Y es que el piano es considerado por algunos teóricos como el instrumento que revolucionó totalmente la música. Su invención es atribuida a Bartolomeo Cristofori, quien arrojó los primeros prototipos a principios del siglo XVIII. No obstante, su sonoridad no llamó la atención de compositores como Johan Sebastian Bach, pero sí lo haría años más tarde en las manos de Wolfgang Amadeus Mozart y Muzio Clementi, dos de los primeros grandes maestros de este instrumento.

El maestro Gerardo conoce bien esta historia, por tal motivo sabe de la responsabilidad de afinar el instrumento para un acompañante o un concertista. El afinador conoce los secretos más íntimos de los pianos residentes en los teatros de La Laguna. Así, antes de un gran concierto, se le puede ver en el Teatro Nazas o el Teatro Isauro Martínez brindando mantenimiento a los instrumentos de cola.

Recientemente, Gerardo Mena Saucedo fue quien afinó el piano del Teatro Nazas, para que el maestro Ángel Rodríguez acompañara al tenor Javier Camarena, durante la gala ofrecida por el primer centenario de El Siglo de Torreón.

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Sobre el proceso

Cada piano tiene un alma y morfología distinta, también carácter propio. A esto se suma su cuidado, el sitio en el que reside y las condiciones ambientales a las que está expuesto. Todos estos elementos son tomados en cuenta por el maestro Gerardo al momento de realizar el mantenimiento o la afinación.

Para explicar su proceso de trabajo, el afinador abre el viejo Gulbransen familiar. Acudir a las entrañas del piano es entrar a un mundo de miles y miles de piezas, de mecanismos generadores de sonidos, de matemática audible.

El primer paso que realiza el maestro es colocar una tira de fieltro en las cuerdas que conforman la sección dirigida hacia los agudos. Cada martinete toca tres cuerdas y el fieltro es empleado para apagar el sonido de las dos laterales y así poder afinar con la nota central.

Así, toma una llave de afinar que introduce en la clavija. A continuación se auxilia con un diapasón afinado en La, a 440 vibraciones por segundo y lo hace vibrar a través de un leve golpe. Ese es su sonido guía para afinar las demás notas. En ocasiones también se auxilia con herramientas digitales, como una aplicación de celular, pero lo tradicional es realizar el trabajo a oído.

El siguiente paso es afinar las cuerdas laterales. Para tal proceso se auxilia con silenciadores. El piano cuenta con aproximadamente 220 cuerdas, tras afinar cada una de ellas el maestro podrá tener los 88 sonidos que deben existir en el instrumento.

“Una vez que se hace ese trabajo llega el propietario del piano, llega el maestro concertista y él va a tocar con los resultados”.

También comenta que algunos afinadores no suelen limpiar los pianos que tienen años sin servicio. En esos casos, se recomienda emplear una aspiradora y limpiar bien la maquinaria desmontable, esto para lograr un trabajo de buena calidad.

Tras finalizar la demostración, el maestro Gerardo Mena vuelve a sellar el piano y enseguida toma una carpeta. Esta contiene las partituras del Himno del Estado de Durango, cuya música fue compuesta hace casi una década por su hermano Jesús Mena Saucedo, mientras la letra es autoría de Eliut Sebastián Navarro Hernández.

Con orgullo, comparte el papel de su hermano en la composición de este himno. Sin más se sienta al piano, acomoda las partituras y comienza a interpretar la música de su ser querido, ahora ausente.

En su oído alberga el registro de las notas perfectas, sus manos fungen como herramientas para llegar a tal fin. Gerardo Benjamín Mena Saucedo posee un talento para devolverle el alma a los pianos, para que la voz de estos instrumentos le hable adecuadamente al artista o público y así el arte de Orfeo pueda disfrutarse.

En su oído alberga el registro de las notas perfectas, sus manos fungen como herramientas para llegar a tal fin. Gerardo Benjamín Mena Saucedo posee un talento para devolverle el alma a los pianos, para que la voz de estos instrumentos le hable adecuadamente al artista o público y así el arte de Orfeo pueda disfrutarse.

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