Brucelosis es un término utilizado para designar una enfermedad producida por bacterias del género Brucella, que se transmiten al hombre por exposición profesional con animales domésticos o la ingesta de productos lácteos.
Etiología y epidemiología
En el género Brucella se reconocen 6 especies diferentes, aunque sólo 4 producen enfermedades humanas, siendo tres las más frecuentes: Brucella abortus, B. suis y B. melitensis, transmitidas respectivamente por las vacas, los cerdos y las ovejas o cabras. El hombre puede adquirir la enfermedad accidentalmente, como huésped secundario, pero la transmisión de persona a persona es excepcional, como también lo son vía la placentaria o la lactancia.
Los principales mecanismos de adquisición de la infección son la inoculación conjuntival, la respiratoria por inhalación, la vía cutánea y la digestiva. Las tres primeras formas implican un contacto directo con los animales enfermos, mientras que el contagio por vía digestiva se produce por la ingesta de productos lácteos contaminados.
Cuadro clínico
Desde el punto de vista clínico, la brucelosis humana puede presentarse como: a) Enfermedad subclínica, b) Enfermedad aguda y subaguda, c) Enfermedad circunscripta, d) Enfermedad recidivante y e) Afección crónica.
Enfermedad subclínica. Es asintomática y se la detecta a través de resultados serológicos positivos, sin haber presentado el paciente con anterioridad, antecedentes que hicieran sospechar la existencia de la misma.
Enfermedad aguda y subaguda
Luego de un período de incubación que puede oscilar entre 5 días y varios meses, puede presentarse como una alteración pasajera, con síntomas leves o como una enfermedad tóxica, de iniciación brusca y que da a origen a múltiples complicaciones. La sintomatología es polimorfa manifestando el paciente escalofríos, sudoración, fatiga y debilidad. También en otras oportunidades mialgias, anorexia, tos, dolores oculares y visión borrosa, etc.