México.- Considerado uno de los principales representantes del esteticismo, Oscar Wilde, novelista, poeta, crítico literario y autor teatral de origen irlandés muere en París, Francia un 30 de noviembre, dejando como legado importantes obras como "La importancia de llamarse Ernesto" y "El retrato de Dorian Grey".
Nacido en Dublín, Irlanda, producto de una familia poco tradiconal, Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde estudió en los colegios más caros de la época el Trinity College de Dublín y en Oxford, Inglaterra, fue discípulo de Walter Pater y muy influenciado por el pintor Whistler.
En 1891 publicó una serie de ensayos (Intenciones) que dieron pie a que se le considerase uno de los máximos representantes del esteticismo, cuyos aspectos más deslumbrantes y exquisitos puso de manifiesto tanto en su obra como en su vida. Su extenso poema Ravenna ganó el prestigioso premio Newdigate en 1878, y convirtió el estilo bohemio de su juventud en una filosofía de vida.
Su repudio de las convenciones y su extravagante comportamiento le hicieron famoso en los ambientes mundanos de París, Londres y Estados Unidos (donde en 1882 realizó una brillante gira de conferencias). Casado con Constance Lloyd, con quien tuvo dos hijos, dirigió The Woman's World, revista de marcada tendencia feminista, y dio a la imprenta un texto en abierta defensa del socialismo (The Soul of Man under Socialism). En 1881 Wilde publicó un volumen de Poemas, hacia 1888 escribió uno de sus celebres relatos -El príncipe feliz-, tres años más tarde "El crimen de Lord Arthur Saville y otras narraciones" y su única novela: El retrato de Dorian Grey, considerada una de sus obras maestras.
Incursiona entonces al ámbito teatral, donde obtuvo grandes triunfos con obras como: El abanico de lady Windermere (1892), Una mujer sin importancia (1893) y La importancia de llamarse Ernesto (1895) que son muestras ejemplares de su enorme talento y de la sutileza de sus irónicos diálogos. Poco despues de cumplir cuarenta años, cuando se hallaba en la cúspide del éxito, la fortuna abandonó a Oscar Wilde de manera trágica e irreparable.
En 1895, el marqués de Queensberry, padre de lord Alfred Douglas, con quien Wilde había echo una estrecha amistad, inició contra el escritor un proceso acusandolo de ultraje a la moral y sodomía. Tras cumplir dos años de condena en prisión, primero en Wandsworth y luego en Reading (donde escribió La balada de la cárcel de Reading y De profundis), marchó a París donde murió sumido en la ignominia y en la más absoluta pobreza.
NTX