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AMLO: ¿autócrata de clóset?

JOSÉ ANTONIO CRESPO

Al gran maestro y amigo Enrique González Pedrero.

Gran torpeza de los senadores panistas que se reunieron con Vox para firmar una carta formalmente inofensiva, pero anacrónica (contra el comunismo). Lo grave para la opinión pública mexicana no fue la carta en sí, sino con quién se firmó. No pudieron detectar esos panistas el momento y ambiente político que vive México, y que abrirían un gran flanco a su partido. El control de daños pasaría por la remoción del coordinador Rementería. Pero nada. Error tras error.

Pero eso no contraviene el hecho de que en el lado "izquierdo" gobierne un presidente también extremista, sobre todo en estilo y estrategia; polarizar, confrontar, descalificar, calumniar, insultar a sus críticos y adversarios. Así lo reconoce; genéricamente sus críticos y disidentes, que son heterogéneos, para él son conservadores, retrógradas, rayando en traición no sólo al pueblo (que sólo él encarna) sino a la Patria misma. Todos están en el mismo costal ultraderechista.

"Son hipócritas", afirma, pues se presentan como liberales, moderados y demócratas sin serlo. No hay nada en medio, no hay matices ni posiciones intermedias. A su vez, quienes son de izquierda moderada y democrática (socialdemócratas) y ya no se identifican con Morena, en realidad son también neoliberales o conservadores de clóset. Se está con el movimiento o contra él, no hay medias tintas. Discurso típico de los extremismos de izquierda o derecha. "El centro es la derecha", decían los leninistas a los mencheviques; "Conmigo o contra mí", espetaba Mussolini.

Así pues, se arma escándalo por la carta firmada con Vox, pero nada sucede cuando Morena celebra oficialmente los aniversarios de las revoluciones cubana y china, como si de democracias prístinas se tratara. Ni porque haya firmado un gran número de documentos dentro del bolivariano Foro de Sao Paulo. Ahí los partidos miembros se declaran contra el neoliberalismo y el antiimperialismo yanqui, pero sobre todo se despliega una estrategia claramente antidemocrática que han seguido puntualmente Venezuela, Bolivia y Nicaragua, al menos. Dice un documento de 2017, que "una fuerza política y socialmente organizada, se define por una posición política empeñada en acceder al… control de las instituciones públicas del Estado: gobierno, parlamento, alcaldías, poder judicial y electoral, fuerzas armadas, una estrategia a superar la democracia liberal burguesa". Concentración total del poder, es decir, una autocracia revolucionaria (pero ahora accediendo al poder por vía pacífica, aprovechando la democracia vigente).

AMLO trata bien a sus aliados bolivarianos, pero no habla de seguir su modelo, sino que mantiene un discurso democrático y liberal mientras intenta apoderarse o desaparecer las instituciones autónomas. Lo ha hecho con algunas, lo busca con las que siguen en pie, como el INE y el TEPJF, instituciones clave.

El discurso de AMLO respalda la democracia y Estado de Derecho, pero en los hechos ha buscado la concentración del poder, aunque con tiento y no de golpe, pues políticamente sería imposible. Es decir, AMLO sí pretende la estrategia autocrática prevista por el Foro, pero no lo reconoce; en eso es de clóset. La hipocresía no es sólo doctrina de la derecha, milita en todos los partidos; condena en el ojo ajeno lo que en el propio se justifica o de plano se niega.

@JACrespo1

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Escrito en: Editorial José Antonio Crespo

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