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'¡Tengan… para que aprendan!'

Diálogo

YAMIL DARWICH

"Está como para decir a los cuatro vientos, presumir, pero no he terminado porque lo que acabo de describir es para decirles a los tecnócratas neoliberales: ¡tengan… para que aprendan!". Ese fue el énfasis del mensaje con que enmarcó el III Informe de Gobierno el presidente Andrés Manuel López Obrador. Reto altanero.

Un informe plagado de frases triunfalistas, como en los viejos tiempos de "la dictadura perfecta" y del panismo decepcionante, con el agregado del manejo de la tecnología de la neuromercadotecnia moderna, orientada con un mensaje dirigido, principalmente a los niveles socioeconómicos populares, mayoría votante; de ahí el uso de los términos coloquiales agresivos que, aunque parezcan desubicados en boca del primer mandatario de la nación, despiertan sentimientos repulsivos hacia los grupos económico sociales calificados de "fifís". Manipulación neurolingüística.

Sin duda, dejó la sensación de desagrado entre quienes son calificados como "universitarios aspiracionistas", que tienen la "desafortunada" costumbre de cotejar datos y opiniones de las diferentes fuentes, de izquierda y derecha, para luego formar criterio propio.

La prensa "corrupta" inmediatamente denunció el engaño y la consultora SPIN, dedicada a llevarle las cuentas, informó que durante los 55 minutos que duró el mensaje del presidente, lanzó 88 afirmaciones falsas o no comprobables; también denunciaron como inexactos sus decires de haber cumplido 98 de sus 100 compromisos adquiridos al iniciar su gobierno.

Desde horas antes al informe fueron colocados cercos y filtros alrededor del Palacio Nacional, con guardias militares que aseguraban que "el pueblo bueno y sabio" no osara acercarse y también garantizar que no aparecieran reventadores y opositores al importante acto en la culminación de sus primeros tres años de gobierno, iniciando con una contradicción, aún antes de empezar su discurso. Recuerde que él afirma no tener por qué utilizar guardaespaldas: lo cuida el pueblo.

Sorpresivas las variadas "perlas" que pronunció nuestro mandatario, enfático, ante un público selecto elegido entre sus colaboradores cercanos, a quienes ya les apodan "corcholatas" por aquello de que los puede mover a voluntad -como antaño-; ellos protagonizan tristes papeles de la vida política nacional y, para su desgracia, pasarán a la historia por su sometimiento.

Desafortunadamente él "tiene otros datos", diferentes a los publicados por los medios internacionales y nacionales, repitiéndolos con la seguridad de quien se siente bien informado… ¿o le dirán solamente lo que quiere escuchar? Corren los rumores de su mal ánimo cuando se le contradice.

No coinciden las apreciaciones oficiales con: los costos de la vida; las inversiones y el gasto corriente; el endeudamiento nacional; la ineficiencia en los intentos de brindar seguridad a los mexicanos; las impresiones de la calidad de servicio de la CFE; el costo de los combustibles; el combate al narcotráfico; la recuperación de empleos; los presupuestos y avances en proyectos "bandera" de su Gobierno; casos patéticos como "el trenecito chuchú" o la nueva refinería, construyéndose en Dos Bocas; la mala impresión internacional de la imagen de su Gobierno, que desborda desacreditándonos a todos los mexicanos; los impuestos; la construcción y mantenimiento de carreteras; el combate a la contaminación; sume, muy gravemente: el manejo de la epidemia por coronavirus, desabastecimiento de medicamentos y, dolorosamente, el descuido de tratamientos a los niños con cáncer.

Con un afán desatinado, sus asesores intentan protegerlo con espacios de contraataque en las mañaneras y, sin duda, la directora de Redes de la Vocería de la Presidencia, Ana Elizabeth García Vilchis, tomará el micrófono para agredir a los medios de comunicación que desmienten el III Informe de Gobierno.

Desde días antes, los encargados de la difusión del evento inundaron con anuncios a los medios de comunicación, todos desmedidos y dedicados a dar adelantos radicalizados del ejercicio del mandato; "hechos, no palabras", fue el lema con el que impulsaron el acto, frase triunfalista que provocó la reacción, que recorrió desde la ira y el enojo hasta la burla y el escarnio de quienes conocen información que invalida lo promocionado. El presidente López confirmó las agresiones recibidas, durante su mensaje a los mexicanos, ratificando su respeto a la libre expresión, aun a costa de las ofensas que le infieren diaria y repetidamente.

Quienes vivimos los informes de los presidentes del PRIAN nos quedamos con la desagradable sensación de que, de nuevo, regresábamos al engaño y autoelogio del "tlatoani" en turno. ¿Qué no habrá algún asesor con inteligencia emocional y creatividad para separar la imagen presidencial del pasado que tanto critica?

Reiterar los ataques grotescos a neoliberales, corruptos, aspiracionistas y emisarios del pasado empiezan a ser ineficientes y hasta contraproducentes; el discurso sin evidencias cada día es más difícil de sostener.

Vamos por la segunda mitad de gobierno morenista y deberá encontrar maneras eficientes de mejorar la economía personal/familiar; los gobernantes tendrán cada vez menos espacio de maniobra, porque los votantes, hartos queremos "hechos, no palabras".

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