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Así no, Cristiano

De Inglesita

OSCAR PARRA

¿Se puede tirar todo un legado a la basura por ego? ¿O es por ambición deportiva? No sé, pero lo que está claro, es que no hay equipos interesados en contratar al mejor goleador de la historia: Cristiano Ronaldo.

"No es acerca del dinero. Es acerca de la pasión". Eso decía Cristiano en 2015 cuando le preguntaban si jugaría en el Manchester City. Sentenciaba que no haría eso porque su corazón está con el United, y que si quisiera más dinero se iría a Qatar. Pues hoy, a unos días de que se cierre el mercado de transferencias, el portugués está más cerca de volver a la ciudad inglesa que lo catapultó a la fama, sin embargo, no vestiría de rojo.

Cuando me enamoré de los Red Devils tendría unos ocho o nueve años. Año 2004-2005: Total 90 en su apogeo, Ronaldinho como ídolo mundial y la expectativa máxima por el último Mundial de las estrellas en Alemania. Miré hacia la Premier League por las creativas narraciones del 'Bambino' Pons los fines de semana por la mañana y encontré una lucha increíble entre dos equipos: Arsenal y Manchester United. Me decanté por el segundo, que tenía como referente al neerlandés Ruud van Nistelrooy.

Aún no era el momento de Cristiano ni de Wayne. El crack del equipo era ese '10' letal que agarraba la pelota atrás de mediocampo y la mandaba al fondo de las redes, pero desde su llegada del Sporting de Lisboa, Sir Alex Ferguson confió en Ronaldo para heredar ese '7' que recién dejaba huérfano un tal David Beckham y que tenía el peso histórico de figuras como George Best y Éric Cantona. A pesar de la juventud, CR7 ya mostraba detalles y pinta de grandeza.

Segundo Tiempo

11 de junio de 2009. Recuerdo perfectamente que me despertaba una llamada. Estaba en Monterrey de vacaciones con mi familia. Era mi padre sentenciando la angustia de un niño de 12 años: "Hijo, prende la televisión. Cristiano se fue al Real Madrid". Podrán juzgar si influye o no, pero a poco más de una semana para mi cumpleaños no cambié el semblante. Estaba amargado, decepcionado y me sentía profundamente traicionado a pesar de que los rumores ya llevaban tiempo sonando fuerte. Ronaldo fue mi ídolo por aquellas hazañas que logró en 2008, pero entendí que por encima de la grandeza del club no hay nadie.

Ya de blanco (y de verde) tocó vivirlo de nuevo en Champions. Marcó en los dos juegos y fue respetuoso con el festejo. Lo mismo cuando estuvo en la Juventus y se cruzó ante los ingleses. Se entendía pues, como una normalidad. Algo cotidiano. Y aunque los futuros, tanto de Cristiano, como del United, tomaron rumbos opuestos (uno a la grandeza y otro al fracaso) existía una minúscula posibilidad de verle en Old Trafford una vez más. Temporadas de fracaso en Italia lo han orillado a donde está hoy, sin embargo, me parece que su ego pudo más. Ese ego de saber que Messi fue la tendencia todo el mes y que le puede superar en títulos (colectivos e individuales) le llevaron desesperadamente a pedir su salida de la Vecchia Signora. Los rumores de la salida del 'Bicho' llegaron después de toda la novela de Lionel. No es coincidencia. Luego, el juego mediático que aseguraba que Carlo Ancelotti solicitaba su regreso con los merengues fue lo que desnudó la realidad.

Al igual que con Mbappé, la situación no es para nada sencilla. Tanto el francés, como su ídolo (Cristiano) quieren terminar bien con sus respectivos equipos. Lo que no entiendo por parte del portugués son las formas. ¿Por qué condenar inmediatamente que se 'juegue' con su nombre entre distintos equipos luego de un rumor sinsentido, y ahora no? Si a estas alturas ya más de uno lo da como un hecho, es porque algo habrá. No quiero imaginar el recibimiento que tendría Ronaldo en Old Trafford defendiendo el escudo Citizen. Ya con el 100% de aficionados en las gradas, y viendo lo ocurrido en el Niza-Marsella, habrá que tomar medidas. Y CR7 tendrá que pensar, más de una vez, si está tomando la decisión correcta.

Tiempo Extra

Esta sería la última temporada de Pep Guardiola al frente del Manchester City. El técnico catalán plantea un nuevo desafío al frente de una selección, europea o sudamericana. Y antes de imaginarnos un Tiki-Taka brasileño o alemán, recordemos que históricamente esos combinados tienen técnicos nacionales. Guardiola sería, además, el único entrenador en haber dirigido a los dos grandes monstruos de la era moderna: CR7 y Lionel Messi.

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