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La Plaza de Armas de Torreón cumple 125 años de existencia

Un espacio con historia

Corazón de la ciudad. La Plaza de Armas no detiene su rutina y engloba a diversos personajes de la cultura lagunera. (ARCHIVO)

Corazón de la ciudad. La Plaza de Armas no detiene su rutina y engloba a diversos personajes de la cultura lagunera. (ARCHIVO)

SAÚL RODRÍGUEZ

Don Sebastián García González comienza otra jornada laboral en la Plaza de Armas de Torreón. Este espacio cumple 125 años de existencia en 2021 y es aquí donde don Sebastián ha lustrado zapatos durante más de cuatro décadas. El bolero comenzó el oficio a la temprana edad de siete años y desde entonces ha observado cómo se ha transformado el entorno.

"Todo tiene que cambiar", dice mientras saca brillo al cuero negro. Comenta que trabaja alrededor de once horas diarias. Inicia puntualmente a las siete de la mañana y no descansa ni un sólo día. Con los dedos engrasados recuerda que antes tenía muchos clientes que laboraban en los bancos aledaños y en las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad, pero con la implementación de los cajeros automáticos esta clientela bajó considerablemente.

"Los cajeros humanos se hicieron cajeros metálicos. Entonces, ¿qué se bolea? Por ejemplo, ahí en la luz todas las que eran cajeras se hicieron puros cajeros automáticos. Había como cuarenta empleados, ahorita hay nomás como cinco, porque ya son puros aparatos. Desgraciadamente nos va afectando a todos".

La música que emana del radio de don Sebastián se enreda sonoramente con el discurso de un grupo religioso instalado bajo el reloj. El bolero comenta que sólo la lluvia o el mal clima puede evitar que trabaje, pero el intenso sol no lo intimida y muestra las quemaduras que este le ha provocado en los brazos al traspasar el plástico de su toldo. "Nunca he dejado de trabajar. Vengo, me corren y vengo, y aquí estoy".

Inclusive se mantuvo firme durante la época donde la plaza fue azotada por las constantes balaceras, sólo que se retiraba más temprano. Don Sebastián vive al día y abandonar la labor es un lujo que no puede darse.

"Está muy flojo ahorita. La mayoría son tres sillas en cada lugar y nomás trabajamos uno o dos en cada lugar, porque no hay mucho trabajo".

Al igual que los cantantes urbanos, artistas, músicos, adultos de la tercera edad que pasan su día en las bancas y otros boleros, don Sebastián es uno de los personajes adscritos al piso de granito que sustenta la rutina diaria de la plaza.

En 125 años, este lugar no ha perdido su papel como el principal punto de reunión de los torreonenses. Pese a enfrentar retos como la violencia, la creación de nuevos espacios públicos y descuido de administraciones, la plaza continúa con su actividad latente en el corazón de Torreón.

DESDE LA PLAZA 2 DE ABRIL

Según el historiador Carlos Castañón el origen de la Plaza de Armas se remonta al año de 1896, cuando Francisco Villanueva, entonces alcalde de la Villa del Torreón, se propuso construir una plaza central para la comunidad.

Antes de que se construyera la plaza, el predio era utilizado como banco de materiales. De sus entrañas se extraía tierra para fabricar ladrillos de adobe de manera indiscriminada. Entonces, en medio de la villa aparecieron hoyancos que afeaban el paisaje. Villanueva consideraba que el empuje urbano que experimentaba Torreón desentonaba con aquellas heridas en el suelo.

El proyecto se consolidó como la Plaza 2 de Abril, en honor a la batalla emblemática que Porfirio Díaz libró contra los franceses. Los primeros árboles sólo vivieron dos años porque en 1898 una helada afectó a La Laguna. Hubo que sembrar de nuevo. Aquellas plantaciones tenían una particularidad exótica porque se incluía a plantas no endémicas como fresnos y plátanos.

Hoy en día sobreviven dos ahuehuetes plantados en 1905. Uno de ellos ostenta en su jardinera una placa que lo reconoce como patrimonio histórico, pero alrededor de su centenaria corteza su valor se ignora con la basura de plástico y unicel dejada por los ciudadanos.

Desde su creación, esta plaza se convirtió en el principal espacio social torreonense. Ejemplo es la antigua tradición del cortejo aún resuena en la memoria de algunos ciudadanos. Las mujeres en crinolina solían ir por un lado de la plaza, los hombres trajeados del otro y desfilaban hasta encontrarse. En el cortejo se acentuaba la elegancia del el vestir y la palabra. Esta escena se puede observar en una fotografía de 1908.

En 1917, el espacio fue renombrado como Plaza de los Constituyentes, nombre oficial que se mantiene hasta la actualidad, aunque el sentido popular ha decidido llamarla simplemente Plaza de Armas.

Otra imagen que da detalle sobre la vida en la Plaza de Armas durante la primera mitad del siglo XX es un mural de Alberto Ruiz Vela que se encuentra en el restaurante del Hotel Río Nazas. En esta obra aparece don José F. Ortiz, destacado empresario de la localidad, quien con puro en mano se muestra sonriente delante del Casino de La Laguna.

Mientras que un video de 1938, publicado en febrero pasado en la cuenta de YouTube de la Cineteca Nacional, muestra una frondosa Plaza de Armas rodeada de edificios históricos ya inexistentes.

Esto demuestra cómo también la plaza ha cambiado de rostro con el paso de los años. Su antiguo piso de barro ha desaparecido y el quiosco porfiriano original, hecho de madera y hierro forjado, fue retirado en 1983, cuando se decidió construir el actual reloj monumental con motivo del 75 aniversario del nombramiento de Torreón como ciudad.

En 2011, una nueva helada negra causó la muerte de muchos árboles, incluidos los frondosos laureles de la india. En diez años la recuperación ha sido lenta y apenas se puede apreciar el lugar con considerable follaje.

La plaza también ha sufrido los hurtos de sus esculturas, réplicas de las originales que actualmente se encuentran en el Archivo Municipal.

Actualmente la plaza se mantiene concurrida, aunque en algunos sectores se muestra sucia y descuidada. Las fuentes no están activadas y el municipio no ha reinstalado las réplicas de El Heraldo y El Tritón, mientras que La Sirena y Los Querubines se mantienen envueltas en plástico desde hace dos meses.

Tradición. El cortejo era una práctica social que se celebraba en la antigua Plaza 2 de Abril.
Tradición. El cortejo era una práctica social que se celebraba en la antigua Plaza 2 de Abril.
Desaparición. El antiguo quiosco porfiriano fue retirado de la plaza en 1983.
Desaparición. El antiguo quiosco porfiriano fue retirado de la plaza en 1983.
Personaje. Don Sebastián García ha boleado zapatos durante 46 años en la Plaza de Armas.
Personaje. Don Sebastián García ha boleado zapatos durante 46 años en la Plaza de Armas.

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