¿Programar el despertador en sábado a las 5:45 am? No parecía buena idea, igual lo van a pasar diferido pase lo que pase. Pero no, ahí estábamos al pie del televisor que es mejor que al pie del cañón (ya te la sabes abrazos no balazos) somnolientos descubriendo un mundo ignoto. Hace muchos pero muchos años, no lo niego, llegué a la casa de mis papás a esas horas, después de un viernes de La Rosa y tacos del Güero. Y siendo de Lerdo pues la travesía le agregaba media hora al periplo, pero ¿que suene el despertador a las seis de un sábado? es otra historia.
México contra Corea del Sur, sí, nuestro villano favorito. Los que nos arreglaban sí o sí en selecciones juveniles, en Mundiales mayores al contrario son clientes. Se podría esperar cualquier cosa de los nuestros, un buen juego e igual quedar eliminados sin llegar a las semis, solo dos veces en la historia se había llegado a la ronda de los cuatro mejores, México 68 y Londres 2012. Tampoco se podía descartar el clásico ridículo, pero, un momento, el fantástico espectáculo aderezado con goles para inmortalizar en óleo, eso, eso nadie lo esperaba, ni el más fervoroso optimista.
Madre de Dios, que hermoso espectáculo nos chutamos de seis a ocho de la mañana del sábado 31 de julio en Yokohama, coreanos del sur y mexicanos salieron como si fueran a jugar basquet 3X3, se jugó permanentemente en las áreas, Song y Ochoa volaban de palo a palo, Dong- Gyeong Lee y Kangin Lee un zurdo y un derecho respectivamente acosaban el arco nacional, sobre todo el “10” zurdo del Ulsan Hyundai que a sus 23 años y como jugó contra México no hay explicación de que sigue haciendo en su país, hizo dos goles memorables, con par de zurdazos alucinantes. Seguramente después del sábado su pase ya no estará en 725 mil euros.
Pero por el lado azteca Sebastián Córdova fue un sol, si no naciente, si refulgente. El “10” del Tri juvenil la bordó simplemente, verlo jugar a su ritmo sin importar el vértigo coreano. Me recordó a lo que hacía (toda proporción guardada) el Pibe Valderrama, Pibe jugaba a sus tiempos dando pausa, cuidando el balón, manejándolo y justo en el momento que parecía que se lo arrebataban daba el toque exacto para dejar al compañero perfilado al arco.
A otro grande me recordó el juego de Córdova, al maestro Galindo, viéndolo manejar con absoluta propiedad ambos perfiles, pateó de derecha con categoría el penal para el tres a uno y más adelante para el cinco a dos, sacó una centella de pierna izquierda que rebotó en la escuadra y se metió al arco asiático. Mención honorífica al entrenador Jaime Lozano, a como venía jugando Córdova nadie se hubiera molestado si empezaba en la banca, ya el Jimmy había enviado con los suplentes a Lainez y el lerdense Antuna en su lugar, pero Lozano confió en su creativo y este le pagó con creces el detalle.
¿Y qué tal nuestro Mudo? Le han dado los minutos de cierre y no los ha desperdiciado, de inmediato se conecta, va a el área y a lo suyo, ¿A dónde vas Eduardo? A meter gol, así de simple. El que hizo el sábado y volviendo a recordar a grandes de la pelota, lo firmaba el bombardero Gerd Müller, una réplica exacta del gol que le dio el título a los alemanes sobre la naranja mecánica en el mundial de 1974. Media vuelta encima de un ladrillo (o baldosa dirían los argentinos)
Su servidor no veía una exhibición así de preciosa, de futbol tan bonito por un representativo nacional desde aquel 4-2 a Perú en la Copa América de Ecuador en 1993, en aquella ocasión eran Zague, Hugo, Ramón y el maestro Galindo los que repartían el tepache. Se llegó a la final y se perdió 2-1 con Argentina, ahora esperemos que estos muchachos pasen la aduana brasileira y aseguren mínimo la plata.
Y aquí viene la duda existencial, la pregunta del año, ¿programar el despertador (que el mío tiene un sonido chocantísimo) o ligarse sin irse a la cama hasta las tres de la maraña, de la noche del lunes a la madrugada del martes? Y si ya están dispuestos, nada qué terminando a dormir, si México pierde, ¿contra quién por el bronce?, si México gana, ¿contra quién por el oro?, y eso se sabrá en el partido de ese mismo martes a la seis de la mañana entre Japón y España, a chutarse los dos, de tres a ocho AM corriendo el riesgo de llegar a la chamba como extra de “The Walking Dead”.