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Exigen a EUA abrir fronteras

Actitudes

JOSÉ SANTIAGO HEALY

Cuando se decretó el cierre de las garitas en los cruces entre México y Estados Unidos en marzo del 2020, nadie imaginó que la medida duraría tanto tiempo, ni tampoco el daño que ocasionaría a la economía y a la vida cotidiana de ambas comunidades.

El acuerdo se tomó entre los dos gobiernos con la intención de frenar la pandemia del COVID-19 que apenas iniciaba pero que crecía a pasos agigantados.

La medida fue de gran impacto porque por primera vez en la historia moderna se impedía por más de un día el cruce a los Estados Unidos de ciudadanos mexicanos que por décadas iban y venían para comprar, turistear o simplemente visitar a familiares y amigos.

La primera sorpresa para los mexicanos fue advertir que el cierre de la frontera no había sido parejo.

Mientras México permitía libremente el ingreso de ciudadanos y residentes norteamericanos, los Estados Unidos solo dejaban pasar a los suyos y a mexicanos con actividades esenciales.

En la frontera de Canadá el acuerdo fue similar en ambos lados de la frontera, incluso los canadienses han sido muy estrictos a la hora de permitir el ingreso a los norteamericanos con asuntos esenciales.

Quizás por ello y otras medidas drásticas que aplicó el gobierno de Justin Trudeau, Canadá ha registrado un número bajo de contagios y fallecidos por la pandemia.

El miércoles pasado se contabilizaron 26,387 muertes y 1,420,000 contagios contra las 605 mil víctimas de Estados Unidos y las 234 mil de México.

Es cierto, la población de Canadá es apenas una tercera parte que la mexicana, pero aún así el bajo número de fallecidos es impresionante lo que significa que la pandemia se atendió pésimamente tanto en nuestro país como en Norteamérica.

Durante los primeros meses del cierre de fronteras los brotes de COVID-19 eran cuantiosos en California mientras en México apenas iniciaban. Un prestigiado doctor de Tijuana comentó que los contagios venían de Estados Unidos por lo cual se debía cerrar el ingreso a norteamericanos.

Ahora son los vecinos del norte a quienes les urge abrir las garitas a los mexicanos. En San Diego se realizó en días pasados una protesta de varios alcaldes de la región para exigir la reapertura de la frontera ante los elevados daños económicos.

En los comercios de San Ysidro, población que colinda con Tijuana, calculan una baja en ventas del 72 por ciento lo que representa más de 200 millones de dólares.

Para México las pérdidas mayores provienen del turismo que se redujo por la pandemia y del flujo de trabajadores que dejó de cruzar a San Diego a laborar en hoteles, restaurantes, casas particulares, en la construcción y en labores de jardinería, entre otras áreas.

El comercio fronterizo de México se benefició por el desplome de compradores a Estados Unidos, no obstante, ha sido muy afectado por la falta de dólares de quienes cruzaban a trabajar.

Las negociaciones entre los gobiernos por una pronta apertura ya sea definitiva o gradual, ocurre paradójicamente cuando autoridades de ambos países se comprometieron a inaugurar una tercera garita en la frontera San Diego-Tijuana que llevará el nombre de Otay II y contará con cinco carriles para vehículos ligeros y cinco más para camiones de carga, se construirá además con la más alta tecnología para permitir un tráfico ágil y seguro en ambos sentidos.

Pero poco valdrá este proyecto si no se levantan pronto las restricciones para el tránsito de personas y vehículos en esta región binacional y en general en toda la franja fronteriza.

En Tijuana arrancó un programa apoyado por Estados Unidos para vacunar a la población con la idea de reabrir las garitas, pero la información oficial es muy escasa y los rumores mencionan que el gobierno norteamericano terminará por imponer de manera definitiva un paso más restringido a los mexicanos.

No sería la primera vez en la historia que esto ocurra, lo extraño es que sea con el gobierno demócrata de Joe Biden, quien ofreció el cielo y las estrellas a México y a los inmigrantes.

NOTICIA FINAL…

Merecido premio por su labor como historiador recibió el escritor mexicano Enrique Krauze de manos del rey Felipe VI de España en una ceremonia en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Krauze destacó en su mensaje la fortaleza de la cultura mesoamericana previa a la conquista española y más tarde criticó al presidente López Obrador por fustigar a la prensa mexicana y con ello deteriorar la libertad de expresión.

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