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El que viborea avienta su veneno

Las palabras tienen la palabra

JUAN RECAREDO

Todos tenemos —aceptémoslo— una comadre o incluso un compadre que es muy “víbora”, o sea que se la pasan “viboreando” a los demás, que quiere decir que los observan detenidamente para luego criticarlos, porque aprovechan cualquier cosa para hablar mal de la gente, soltando todo el veneno por la boca, tal y como lo hacen las víboras reales.

Esas —las reales— son los animalitos que se arrastran para desplazarse porque no tienen patitas, y que se les tacha de ser muy malas pero ¡para nada! Las víboras son parte del reino animal y, aunque la Academia de la Lengua Española las defina como venenosas, hay muchas que en realidad no lo son.

Aunque la verdad, confieso que si me encuentro una, prefiero no averiguarlo.

Decíamos que, como son animalitos que se arrastran, también se les compara con aquellos “flojonazos” de profesión, aquellos holgazanes que permanentemente están en “modo de ahorro de energía”. “¡No seas arrastra’o, viejo!” le dice la pobre señora a su marido que no quiere ni levantarse para cambiarse de ropa, mucho menos para trabajar. Ya lo dice aquella famosa canción del grupo de Los Hermanos Barrón: “¡levántate viborón, desenróscate que es muy tarde…!”

Una víbora es una serpiente… Ah, ¿entonces son lo mismo? Pues sí, porque se refieren al mismo animalito, pero son palabras que tienen diferente origen. Por su parte, la palabra víbora proviene de viperay dicen los etimólogos que originalmente se refería a cierto tipo de serpiente: la serpensvivipera, es decir, “la serpiente que nace viva”.

¡Pues obvio! No, bueno, es que en realidad se refería a cierta especie ovovivípara, o sea que nace de un huevo, que es como —según yo— nacen todos los reptiles. Luego el nombre se acortó a vipera y luego se convirtió en “víbora” en español, y en inglés, gracias a la misma raíz, se transformó en viper.

De ahí tiene usted que lo “viperino” es lo que hace daño, como las “lenguas viperinas” que son las que critican, como le decía al principio de este comentario. Bueno, ¿y “serpiente”? Serpiente es una palabra que proviene del latín serpere, que significa “arrastrarse”. O sea que sí, mientras una víbora se arrastre, será serpiente y de esa misma palabra tenemos a las serpentinas, que son como pequeñas tiritas como viboritas… y el serpentín, que es un tubo delgado en forma de espiral.

Si usted sabe quién es Rubén Fuentes, le diré que tiene un buen conocimiento musical. Si no sabe, no se preocupe, yo aquí le digo que él es el compositor de canciones muy populares que seguramente usted conoce, como: La Bikina, El son de la negra, Sabes una cosa, Cien años y también La Culebra… pero no piense usted que es la que dice: “Yo grité, ¡ay la culebra!”

No, la de Rubén Fuentes es esa pieza instrumental de mariachi que estoy seguro de que si la busca en Internet, la reconocerá de inmediato.

Total, que la culebra también es una serpiente, pero es una palabra con una etimología muy discutida. Algunos dicen que viene del griego chelydros, que se refiere a algunas serpientes que viven en el agua. Puede ser.

Por lo pronto yo me voy arrastrando para otro lado, porque es momento de despedirme de usted. ¡Hasta luego!

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA:

Genaro Roldán:El origen de la palabra “ovación”.

LE RESPONDO:

La palabra “ovación” proviene del latín ovatio que era un reconocimiento militar de los romanos por algún logro menor, que no era muy importante y nada más se llevaba, como premio, el aplauso y felicitación del público.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

Hoy me he levantado con muchas ganas de volverme a acostar.

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