Columnas Social

El pámpano despampanante

Las palabras tienen la palabra

JUAN RECAREDO

Dice la historia, según las creencias y tradiciones cristianas, que Adán y Eva fueron los primeros habitantes de este sufrido planeta y que andaban para allá y para acá en el Paraíso Terrenal sin necesidad de pasaporte alguno, cosa que hasta la fecha se conserva -al menos teóricamente- en México como un derecho constitucional. Pero además ¡andaban desnudos!

Pues sí. El sr. Adán y su Sra. andaban muy bien, luciendo espléndidos su desnudez, hasta que un día Dios Padre les dijo que podían hacer todo menos comer de cierta fruta; parece que no se especifica que fuera precisamente una manzana. El hecho es que ellos desobedecieron la orden, y sufrieron las consecuencias: tuvieron varios castigos, entre ellos que sintieron vergüenza de andar en-Cuernavaca -encueraditos, pues- y entonces se taparon lo más necesario con hojas de parra.

Una parra es una vid y una vid joven es un sarmiento… -ahí la llevamos, no se me despegue- El sarmiento es un pámpano, así se le llama también. Entonces si volvemos con Adán y Eva los encontramos apenadísimos con el asunto de su encueradez-verbo recién inventado por mí- y entonces buscaron una vid para cortarle hojas y con ellas taparse por lo menos el "ándale" y el "újule" que era lo que más vergüenza les daba enseñar.

Total que se tapaban aquello con un pámpano, porque si se lo quitaban entonces se veían "despampanantes" que es el participio activo del verbo despampanar.

Oiga, pero ¿existe ese verbo despampanar? Por supuesto que sí, y si no me lo cree búsquelo ahora mismo en el Diccionario de la Lengua Española y verá que significa "desconcertar, dejar atónito a alguien" y también "quitar los pámpanos a las vides para que no se hagan demasiado frondosas", porque es un vicio que frecuentemente se da en los viñedos y luego las viciosas vides se dedican demasiado a hacer hojas en lugar de dedicarse más a hacer uvas que es lo que el viticultor espera de ellas.

Pues así llegamos al origen del adjetivo "despampanante" que es el que le aplicamos casi siempre a una persona que también tiene el vicio "de ser demasiado frondoso o frondosa" aunque no por abundancia de hojas sino por la prominencia de ciertas partes de su anatomía.

Aclaro, por si acaso hiciera falta, que la prominencia es algo que sobresale, o sea, como lo define el diccionario: "es la elevación de algo sobre lo que está alrededor o cerca de ello".

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

ME PREGUNTA:

Juan J. Zarzar: ¿Está bien decir "del interior" cuando se refiere a un lugar que no es la capital del país?

LE RESPONDO:

Sí. La palabra "interior" trae varios significados y uno de ellos es: "lo que se refiere a toda la nación".

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

No es lo mismo tender a subir, que subir a tender.

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