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Alejandro Carballo

El cauce musical de Alejandro Carballo

El músico mexicano desglosa su carrera

Carrera. Desde 1993, el músico tamaulipeco forma parte de la orquesta de Luis Miguel y actualmente se concentra en consolidarse como compositor.

Carrera. Desde 1993, el músico tamaulipeco forma parte de la orquesta de Luis Miguel y actualmente se concentra en consolidarse como compositor.

SAÚL RODRÍGUEZ

Nacido en Tampico, Tamaulipas, Alejandro Carballo se crió envuelto en la sonoridad de los carnavales. Rememorando ese lugar lleno de lagunas generadas por el río Pánuco y el río Tamesí, sus recuerdos desembocan en imágenes de la Orquesta Tampico y el bullicio tropical que marcó a su infancia.

"Íbamos al primer cuadro de la ciudad, estaba la Banda Municipal y tocaban temas típicos. Siempre me llamó la atención la música y la verdad es que Tampico tiene mucha historia por su conexión con Nueva Orleans. De hecho, la arquitectura del primer cuadro de la ciudad es como Nueva Orleans, había mucha influencia, tanto comercial como musical".

Símil a los ríos de Tampico que desembocan en el Golfo de México, Carballo se encausó poco a poco para finalmente verter su talento en el destino musical. La travesía comenzó a los ocho años de edad, cuando su padre le obsequió una guitarra acústica. El acento sonoro de su lengua se debía a una herencia que provenía desde su abuelo. Fueron sus primeros rasgueos, los cuales seguían de cerca la afición que el joven también tenía por pintar.

"Primero empecé a pintar antes que tocar música. Desde muy pequeño mi mamá se percató que veía algo y lo dibujaba. Después, en la primaria, las maestras siempre me decían: '¡Dibuja! ¡Dibuja!' (…) Luego fui haciendo mucha caricatura. Presentaba mis trabajos con todo el colorido, con las biografías de los héroes nacionales. Me encantaba dibujar y hacerles caricaturas a mis compañeros".

Como su madre tenía una papelería, Carballo podía surtirse de cuadernos de dibujo y lápices de colores. Eso le permitió crear su primera historieta. Por eso, el artista considera que el antecedente de la pintura le ayudó a comprender el lenguaje musical, donde su curiosidad se acentuaba en comprender los signos del pentagrama.

"Inconscientemente sí me ayudó mucho dibujar (…) Me voló la cabeza ver cómo los músicos podían interpretar signos. Yo decía: '¿Pero esto qué es?' . En mi familia todos mis hermanos son ingenieros. Yo no iba para la música, iba para una carrera técnica. Lo que más me gustaba era hacer diseños de coches. Aunque primero quería ser futbolista, después mecánico automotriz, pero en el Tecnológico de Ciudad Madero no había cupo. Era difícil entrar. Tenía buenas notas, pero no tenía palanca".

Carballo, quien es aficionado a la Jaiba Brava del Tampico-Madero, descartó el sueño de ser futbolista y al no poder entrar al Tecnológico, decidió hacer un semestre en la escuela de música. Periodo que duraría el resto de su vida.

AMISTAD SONORA

En su nueva etapa, Carballo conoció a maestros y colegas. Pero con ninguno forjo tal amistad como con el trombón, instrumento que por casualidad eligió como optativa para sus estudios. Si bien el principal objetivo del artista era aprender a escribir música, el trombón se convirtió en un amigo que hasta el día de hoy lo acompaña. "Fue un flechazo a primera vista. Aquí lo tengo y no lo puedo dejar (…) El trombón es muy mágico".

Alejandro Carballo reflexiona mientras observa su instrumento en su estudio de Madrid, España. Indica que el oxígeno que entra en él es transformado por su morfología y finalmente sale al mundo transformado en algo totalmente distinto, en música.

"Somos escultores de música, escultores de sonido. Eso es lo que me ha dado ese enamoramiento del trombón, desde siempre. También me encanta el piano, escribir música y la pintura. Es mucha pasión. Podemos hablar todo el día de eso".

El trombón es totalmente diferente a otros instrumentos. Carballo indica que quizá por eso los trombonistas tienen un desarrollo distinto del pensamiento. En su morfología, las notas se tienen que buscar, pues no hay mecanismos de trastes o de botones que faciliten su hallazgo. Es un tubo que se alarga y se corta, el instrumentista es quien debe explorar su magia.

Carballo comenzó a tocar con la Banda Municipal de Tampico. Su talento le bastó para ser enviado constantemente a Ciudad de México por parte de la Facultad de Música de la UAT. Su memoria dibuja la escucha de la Orquesta Filarmónica de México en la Sala Ollín Yoliztli. Se ve de joven, curioso, abriendo la puerta del salón y percibir esos sonidos que no había escuchado antes.

La partida hacia la capital del país era inevitable. Se dedicó a tocar en vivo y a desarrollar su pensamiento musical en el estudio. Sus contactos en el Sindicato de Trabajadores de la Música le sirvió para ser recomendado en grabaciones, supliendo a algunos músicos. Incluso, en 1988 llegó a tocar con la orquesta de Raphael como tercer trombón, con tan solo 20 años.

Pero quizá la gran oportunidad llegó en 1993, cuando fue elegido para formar parte de la orquesta de Luis Miguel, artista con quien sigue trabajando en la actualidad y quien ya ha grabado temas de su autoría.

También trabajó con Los Joao, quienes tenían un estudio donde Carballo a veces se quedaba a dormir tras ejercitar su interés en la producción musical. Y estar en un estudio también es fundamental para su existencia. "La vida de estudio es como la pintura, donde estás tú, sólo, con tu mente y lo único que tienes eres tú y la música para hacer un tema, algún arreglo o una orquestación".

PRODUCCIÓN MUSICAL

Para Carballo, la producción musical consiste en ser responsable de un proyecto, además de tener la capacidad para realizarlo. Tener a gente bajo el mando y lograr que se motive para lograr el objetivo sonoro, es otra de las tareas del productor musical.

"Cuando haces un arreglo vas a escoger a los músicos que van a tocar, porque tú conoces y sabes lo que quieres, ya te conocen. Es parte de una especie de director musical en una orquesta: le pones a cada uno sus papeles y tú vas dirigiendo. La producción musical va desde cómo se realiza un pensamiento musical hasta llevarlo a todas las plataformas, a que salga el producto, a que se materialice".

En este tenor, el jueves 18 de marzo a las 20:00 horas, se retransmitirá la charla sobre producción musical que Alejandro Carballo tuvo con la Big Band Jazz Coahuila. La actividad se podrá apreciar a través de la página de Facebook de la Secretaría de Cultura de Coahuila.

El abanico del tema es extenso y contempla desde la composición, pasando por la producción de la obra, hasta finalizar en aspectos de mercado, distribución y relaciones públicas.

"La producción musical ha cambiado muchísimo. Me tocó una época donde todavía se hacían los arreglos con papel y lápiz. Me tocó hacer todo a mano y me tocó también la época donde los ingenieros eran ingenieros. Es decir, tú eras el arreglista y el músico, pero tenías al lado a un ingeniero. La tecnología ha ayudado mucho a que ya no necesites a un ingeniero, sino que ya aprendes caminos más rápido con los instrumentos virtuales".

Tras 35 años de carrera, los sueños de Carballo han cambiado de tonalidad. Ya no son los sueños de un joven que añora producir a un artista o de grabar algún álbum. El sueño actual de Alejandro Carballo es componer su propia música orquestal y que esta pueda ser ejecutada por otros instrumentistas. Sabe que es un camino difícil y mal remunerado, pero eso no lo limita. Actualmente trabaja un proyecto con el cantautor español Miguel Poveda.

"Mi tirada es hacer mis propias sinfonías, mi propia música, que se toque, música seria, que se quede ahí, para siempre".

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