El jaleo que al interior del Congreso de Coahuila, está ocurriendo con motivo de la deuda pública contraída por el PRI de los Moreira, pone en un primer nivel de atención el saqueo que ocurrió y sigue presente, cada vez que hay que pagar los trescientos cuarenta millones de pesos mensuales que en promedio, los coahuilenses hemos pagado mes a mes, durante los últimos diez años. La historia es de sobra conocida y lo peor que podemos hacer es olvidarla, porque el brutal robo impune que la mega deuda implica, revela que nuestra falta de valor cívico es la fuente y raíz de todos los males de nuestra vida pública regional y local.
La inclusión del tema en la agenda de la actual Legislatura es obra de Rodolfo Walss Aurioles, diputado panista que en solitario enfrenta tanto a la mayoría del PRI, como al silencio con el que la cúpula de su propio partido, ha terminado por ser cómplice del sistema priísta, en esta lamentable feria de impunidad. A la petición de Walss, en el sentido de que se forme una comisión del Congreso para atender el asunto, los diputados del PRI le sugieren que antes de hablar de los Moreira se lave la boca y le recuerdan con cinismo, que en la pasada legislatura en la que el PAN presidió la Mesa de Gobierno del Congreso, hubo un acuerdo tácito para echar tierra a ese expediente.
Los priistas afirman que la deuda debe olvidarse porque existen otras cuestiones más urgentes como la pandemia, pero nada justifica dejar de resolver unos problemas con el pretexto de atender otros. Además la megadeuda no es cosa del pasado, porque nos afecta desde hace diez años hasta el presente; el hecho de que el capital adeudado en lugar de reducirse, haya crecido hasta llegar a los actuales cuarenta mil millones de pesos, después de haberse pagado intereses por una cantidad mayor al capital original, nos hace lamentar todo lo que estamos perdiendo en obra pública y calidad en los servicios que presta el Estado, por esta sangría impagable que afecta el futuro de nuestros hijos, nietos y bisnietos.
Otra crítica que hace el PRI de los Moreira a Rodolfo Walss, refiere a que su intención es protagónica y de mero lucimiento personal por cálculo político; la observación es irrelevante, porque es deber de todo diputado velar por los intereses de sus representados y en especial, en relación con la cuenta pública. El señalamiento además es cínico, porque revela que los diputados priístas de Coahuila están convencidos de que su papel no es el de brillar en su desempeño, sino callar y obedecer para cubrir las espaldas del gobernador en turno y de los gobernadores que precedieron en el cargo, como parte esencial del mismo corrupto moreirato.
Es absurdo rebuscar las intenciones ocultas que los priístas atribuyen a Walss, cuando exige que se investigue la mega deuda de Coahuila, porque desde un punto de vista objetivo le asiste la razón al diputado y lo menos que podemos hacer es alzar nuestra voz en el mismo sentido; estamos obligados como sociedad a mantener tal exigencia, aunque después de hablar de los Moreira, nos den ganas de vomitar y tengamos que lavarnos la boca. Es importante sin embargo, que la indagatoria de la deuda y el castigo a los responsables no nos distraiga de atender otros deberes por ejemplo, que los diputados locales actuales cumplan con su función de vigilar las finanzas de la presente administración a cargo de Miguel Riquelme, para detener la opacidad y el saqueo que hasta la fecha continúan.
Otro tema que los coahuilenses debemos mantener en un primer nivel de atención de la agenda ciudadana y que los diputados locales deben atender, concierne a la creación de una comisión por la verdad y la justicia, que investigue los delitos cometidos por el crimen organizado, frente al disimulo cómplice de los gobiernos del PRI de los Moreira. Las más de dos mil personas desaparecidas en Coahuila en tiempos del moreirato, deben dejar de ser una mera estadística y deben ocupar nuestra atención, igual que la demanda por el esclarecimiento de la masacre del Municipio de Allende, el cementerio clandestino del Ejido Patrocinio, el horno crematorio de la cárcel de Piedras Negras, etcétera, etcétera, etcétera.
