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Campaña de vacunación

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE
"Las mayorías no están menos expuestas al error y a la frustración que los reyes y los dictadores".— El Estado omnipotente: Ludwig von Mises

¿Qué tan benévola o implacable será la historia con Andrés Manuel López Obrador? Ello dependerá, en gran medida, de cómo afronte los obstáculos de los meses por venir. Para este Gobierno existe un antes y un después: se llama COVID.

Hoy a millones de ciudadanos ni les importan ni piensan demasiado en las promesas de una "transformación" dedicada a vender sueños guajiros, replicar los vicios de antaño y concentrar poder absoluto en manos de un solo hombre. Lo que todos deseamos con fe, angustia y desesperación colectiva es recuperar la salud extraviada y sobrevivir como mejor podamos.

Vacunar a 120 millones de mexicanos en tiempo y forma representa el mayor reto logístico al que habrá de enfrentarse el Gobierno federal, un Gobierno, cabe señalar, que desde el comienzo se ha caracterizado por su falta de coordinación e ineficacia en distintos ámbitos. Pasamos, en un santiamén, de las administraciones voraces y dispendiosas del PRI y PAN al gobierno torpe e inoperante de Morena a todos sus niveles.

De ahí la natural desconfianza que millones sentimos cuando se habla de una campaña de vacunación que perjuran llegará a buen puerto. Y es que en su afán malentendido de lo que implica ahorro, la Administración lopezobradorista les ha apostado a proyectos y caprichos destinados al fracaso, al tiempo que cancela recursos para sectores estratégicos, entre ellos el derecho universal a la salud.

Sin embargo, y por el bien de todos, deseamos que el cronograma de vacunación se cumpla en tiempo y forma. De otra suerte, el virus seguirá arrebatándoles la vida a miles de mexicanos y destrozando a millones de familias como hasta hoy lo ha hecho.

Pese a que la narrativa oficial y las voces abyectas del régimen quieren hacernos creer que el manejo de la pandemia es exitoso y se encuentra bajo control, México se ha convertido en ejemplo mundial de todo lo que no debe hacerse a la hora de enfrentar una catástrofe de tal magnitud. En su colaboración del martes para esta casa editora, titulada ¿Hubo negligencia criminal en la pandemia?, el periodista Andrés Oppenheimer escribió: "no creo que sea casualidad que Estados Unidos, Brasil y México sean los tres países del mundo con más muertes por COVID-19. El continente americano tiene apenas el 10 por ciento de la población mundial y casi el 50 por ciento de las muertes por COVID-19 en el mundo, según datos de la Universidad Johns Hopkins".

Mientras en otras naciones sus líderes admiten que la crisis los rebasa: ahí el caso de Boris Johnson, premier de Inglaterra, haciendo un mea culpa, Angela Merkel declarando que a Alemania le esperaban tiempos desoladores o Joe Biden, presidente de Estados Unidos, reconociendo que el mayor reto de su administración sería el manejo de la pandemia, aquí nuestro Gobierno, desde la arrogancia y la supuesta superioridad moral que son el sello de la casa, desestimó la gravedad del asunto y soslayó cualquier consideración científica.

Sobre la ciencia se privilegiaron cálculos políticos y electorales y fue el mismísimo titular del Ejecutivo federal quien puso el mal ejemplo y llevó a la práctica todo lo que no debe hacerse ante una crisis como la que estamos viviendo.

Siempre obsequiosos, solícitos y temerosos de no contrariar al señor presidente, diversos funcionarios de primer y segundo nivel "callaron como momias" y optaron por ceñirse a los tiempos y ritmos instruidos desde Palacio Nacional. Tal indolencia y complicidad, comenzando por la de cierto subsecretario sobre quien afortunadamente pesan varias demandas y que merece terminar sus días en tribunales juzgado por negligencia médica, han cobrado la vida de 160 mil mexicanos.

En el marco de la Campaña Nacional de Vacunación Contra el COVID-19 -que para no perder la costumbre fue anunciada con bombo y platillo sin estar garantizada su eficacia y prontitud, tal como ocurrió cuando medio gabinete se apersonó en el Aeropuerto capitalino a festinar la llegada de 3 mil pírricas dosis de vacunas-, la Secretaría de Salud habilitó un portal que lleva por nombre "Mi Vacuna".

En él, según dijeron, los adultos mayores de 60 años se podrían registrar y recibir las dosis necesarias de la vacuna. Sin embargo, de entre las que estarán disponibles a lo largo del año (Pfizer, AstraZeneca, Sputnik, CanSino, Covax y Serum Inst) los pacientes de todos los grupos poblacionales no podrán elegir determinada marca. Pese a ello, todas las vacunas son seguras y cuentan con el aval de la comunidad científica internacional. Enhorabuena.

Desgraciadamente, el portal se cayó durante varias horas y al momento de escribir estas líneas, miles de internautas reportan distintos problemas que les impiden registrar a sus seres queridos. De memes y burlas tras el torpe arranque del sitio web mejor ni hablemos.

De ahí la suspicacia y nerviosismo ante los desafíos que conlleva vacunar a 120 millones de personas. Si no pueden hacer funcionar un simple micrositio y conducir el registro del grupo más vulnerable -nuestros adultos mayores-, imaginemos lo que representa organizar una jornada nacional de vacunación a lo largo y ancho del territorio.

Mejor pongámonos a rezar. Deseo equivocarme, pero, como en tantas cosas, todo apunta a que estamos a merced de primerizos e improvisados.

Twitter @patoloquasto

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