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Ensayo sobre la cultura

La constitución

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE.-

Las leyes sirven para regular el convivir humano; ponen un límite a la libertad de los individuos en beneficio de la comunidad. Es la manera de resolver los conflictos que surgen en las relaciones cotidianas a través de una jurisprudencia.

Nuestras leyes emanan de la constitución que fue proclamada el 5 de febrero de 1916 y que vino a suplantar la de 1857 y esa a su vez la de 1824, si no me equivoco, hasta llegar a la proclamada por las cortes de Cádiz, de 1814, cuando aún éramos colonia.

Las constituciones se opusieron al poder absoluto de los gobernantes y su origen es más antiguo; la revolución francesa, la Independencia americana, la constitución inglesa que le puso límites a la corona; y de más antes, todas las leyes que se produjeron en el imperio Romano que son el fundamento de las constituciones modernas, así también como las layes que se proclamaron en Grecia.

Uno de los factores que dieron vida al Renacimiento fue el descubrir los códices legales romanos y griegos. Hubo una compilación de Justiniano que como emperador no sería muy bueno pero cuya acción trajo uno de los elementos modernizadores de nuestra época.

La ley la hace el poder legislativo que representa a la sociedad; a cada uno de nosotros. Este poder legislativo ha pasado por todo un proceso de representatividad; desde los senadores romanos, que por lo general eran elementos de las clases altas que tenían propiedades. Después se vio la necesidad de representar a las clases menos pudientes, con los tribunos de la plebe; otros, nunca fueron representados como los esclavos. En los tiempos modernos, por ejemplo, en Inglaterra, primero se representaron a los propietarios con la cámara de los lores y luego se dio paso a la cámara de los comunes. En Francia, existían los tres estados; el tercero era el representante del pueblo y sólo se le llamaba cuando se necesitaban subir impuestos; las cosas no le salieron bien a Luis XVI y el tercer estado se impuso dando como resultado la revolución Francesa que puso a funcionar la guillotina a diestra si siniestra para acabar con los enemigos de la revolución; pero acabó con ellos mismos, Robespierre y Dantón incluidos.

Es hasta el siglo XIX cuando la representación se hace igualitaria. En nuestro país con dos cámaras: senadores y diputados. Se supone que constantemente se están cuestionando sobre las leyes que deben generarse para que nuestro país supere las condiciones de vida.

En teoría, la representación popular en nuestras cámaras, nos asegura una constitución justa que nos evitará muchos problemas. En realidad, los miembros de las cámaras y todos los políticos, se unen en partidos; y los partidos parten de una ideología. Es imposible preguntar a todos los ciudadanos que es lo que quieren, que sería lo ideal para ser representados correctamente. Es más fácil acudir a grupos, como los partidos, o a líderes de opinión quienes, se supone, interpretan lo que quieren los ciudadanos.

Las polémicas judiciales se dan entre los partidos que oponen sus ideologías.

Ideología es una manera de concebir al mundo y por lo tanto, una teoría que quiere resolver los problemas sociales. Hasta hoy, no conozco ninguna que haya logrado ese cometido. Desde el momento mismo en que intentas definir la justicia social, nadie se pone de acuerdo y nunca se ha llegado a disfrutar de lo justo.

Como todas son teorías, todas son perfeccionables; el problema es cuando una se impone y no permite la crítica, entonces se vivirá en el error sin poderse cambiar.

La democracia permite la perfección de las leyes; lo que no, la autocracia, la monarquía, la dictadura, o la imposición de cualquier forma de gobierno. Mientras que existan los juegos democráticos, puede haber esperanza de solución de problemas. Cuando esto deja de existir, la sociedad se vuelve estática y decadente. Esto lo enseña la historia.

Para que la democracia subsista, necesita del ciudadano. Con su voto le da fuerza a determinado partido o le pone contrapeso a los otros poderes como lo puede ser el ejecutivo. Si el ciudadano no vota, arriesga todo el sistema y no se podrá quejar de los resultados. Para ser representado tienes que votar, esa es la única forma de saber qué es lo que quieres; a qué ideología apoyas.

El poder viene del voto.

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