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¡Arrancamos!

Diálogo

YAMIL DARWICH

Ahí vamos los mundanos -del mundo- iniciando un nuevo año, que ofrece esperanzas de mejores condiciones de vida, sobre todo con el arribo de las vacunas que no solo protegerán nuestra salud, además permitirán se reactive la economía del planeta para que fluyan los recursos económicos.

Arrancamos con repetidas promesas de líderes políticos, sociales y económicos, quienes aprovecharán la oportunidad para ubicarse en mejores posiciones de aceptación y "dónde mejor les salpiquen". Muy pocos casos para verdaderamente servir y trabajar.

Los politiqueros ya prepararon sus mejores "lianas" para saltar del "árbol de ingresos" que han parasitado para infestar otro mejor, más frondoso, que les permita recoger mejores frutos -abusos y fraudes- para disfrute personal y de sus retoños; entendamos que hay muchos placeres y bienes materiales que merecen gozar los chamacos de tales inmorales, quienes se están haciendo justicia con la posrevolución.

Todos ellos, han hecho el mejor esfuerzo para acumular méritos en sus respectivos partidos políticos y algunos -no pocos- han efectuado su mudanza oportuna a la "oposición" a fin de recibir el trato mejor que creen merecer.

Los empresarios nacionales, preparando sus empresas y trabajo para el año 2021; muchos honestos, haciendo y rehaciendo sumas y restas para encontrar el punto de equilibrio que les permita sobrevivir sometidos tributariamente por la ya tristemente célebre 4T; otros, que son mayoría, analizando sus posibilidades de sobrevivencia y para desgracia de los más afectados, contemplando la posibilidad de despidos y/o cierres.

Los poquísimos bienaventurados, coludidos con personajes de la administración pública, encontrarán cómo incrementar sus fortunas -solapados por los nuevos politiqueros que no entienden ni pueden pronunciar cantidades- a costas de los mexicanos y de ser necesario seguirán intentando modificar la parchada e irreconocible Constitución, buscando encabezar en Forbes o al menos aparecer en sus listados, tristemente su única esperanza para sobresalir.

Los emprendedores de México -muchos de la casi extinta clase media- haciendo renovados propósitos para encontrar formas productivas y honestas del cómo mejorar las condiciones de sus familias; esperanzados en la vacunación y nuevas promesas de combate a la corrupción; la oportunidad de comprar mejor comida; cuidar la salud; pagar colegiaturas y cubrir las "coperachas", cuotas oficialmente prohibidas; hasta para pagar la renta/abono de su casa. La minoría, pensando en compras de reposición de muebles, equipo del hogar y reparaciones de sus moradas.

Los profesores y estudiantes: preparando el nuevo ciclo escolar que, al parecer, será nuevamente a distancia.

Muchos educadores aprendiendo a dominar las plataformas de cómputo en uso; otros, buscando la manera de evadir y/o sobrevivir el arribo de la nueva tecnología.

Las escuelas particulares luchando por mantenerse y las oficiales -del estado- pagando el merecido precio de su silencio, haciendo sobre-esfuerzos para mantenerse activas, encarando recortes presupuestales y la imperiosa necesidad del mantenimiento de inmuebles y equipamiento, urgentes para aprovechar la tecnología.

Los estudiantes, aprendiendo a mejorar en el manejo de las computadoras y teléfonos inteligentes; algunos, los menos favorecidos económicamente, haciendo malabares y buscando trucos computacionales para mejor la señal en sus limitados aparatos. Muchos sin estudiar.

Entre ellos, pocos dando "gracias al altísimo" al poder levantarse más tarde o simplemente fingir estar en línea, publicando fotografía ante el profe, logrando aprobar sin estudiar, eludiendo su responsabilidad, sin comprender que está en juego su futuro profesional de por sí incierto.

La inmensa mayoría de los trabajadores -de todos los ramos, incluyendo a sus familias y otros cercanos dependientes- pagando el precio de la corrupción, desamparados por los politiqueros que persiguen desenfrenadamente el poder para satisfacer propósitos egoístas e inmorales; otros, atrapados por un sindicalismo desinteresado en el bien de sus representados; algunos más, explotados por empleadores codiciosos, quienes buscan su enriquecimiento utilizando las formas sutiles de esclavitud.

Habrá que reconocer a la minoría de empresarios honestos que luchan por México.

De entre todos, unos pocos mexicanos buscando contribuir en la medida de sus posibilidades para lograr el cambio, negándose a aceptar que poco pueden hacer como simples ciudadanos.

Desafortunadamente, la inmensa mayoría de nosotros viviendo la llamada "parálisis paradigmática", que infunde la falsa creencia de que no hay mucho por hacer y que nada lograremos cambiar; y así, empezamos otro año azorados por la realidad, enojados por nuestro infortunio, temerosos de lo que pudiera depararnos el futuro sin tener apoyo para encararlo.

Deberíamos concluir que nuestras vicisitudes no son causadas por los parásitos politiqueros; tampoco son únicos culpables los abusivos patrones; el sistema educativo infestado sindicalmente o las direcciones de seguridad, adaptadas con su ceguera ante la criminalidad.

Nosotros somos los verdaderos responsables, con nuestra actitud de "dejar hacer y dejar pasar" todo maltrato aceptado con nuestra mala actitud ante la problemática nacional, sin actuar en tanto "no nos afecten directamente".

Disculpe por escribirle así, pero iniciado el año, bien podríamos proponernos cambiar nuestra pasividad. ¿Arrancamos?

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