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Las palabras tienen palabra

Las palabras tienen la palabra

Se acabó el año feo

Juan Recaredo

Le hemos dicho adiós, francamente sin mucho ánimo, al año 2020 que nos trajo muchas pérdidas: pérdida de la salud, del trabajo, del ingreso, de reuniones, de viajes… y desgraciadamente, pérdidas de seres queridos. Tantos planes que hicimos cuando recién iniciaba el año 2020, esperanzados en que sería grandioso, pero éste nos salió con una auténtica bazofia.

Por si acaso alguien tiene la duda, una bazofia es una mezcla de heces, de desechos, algo sucio y despreciable… como el año

que estamos despidiendo. Bueno, ¿de verdad ha sido tan malo? ¡Pues claro! Todas las restricciones que nos pusieron para no abrazarnos ni saludarnos; las nuevas reglas de usar cubrebocas todo el tiempo, de no salir o tener que cerrar los negocios por días o semanas, tanto que miles tuvieron que cerrar definitivamente; lo más doloroso: perder a alguien querido y no poder ni siquiera estar con él en sus últimos momentos… ni siquiera ofrecer un funeral en su honor.

Pero bueno, el año se terminó y con él se largan todos nuestros problemas. Porque todo es culpa del 2020, ¿verdad? ¡Es el año maldito! Con el último segundo de la última hora del 31 de diciembre se han ido, como por arte de magia, la enfermedad, la crisis… ¡todo! ¿Sí? ¡Pues claro que no! La situación seguirá estando muy difícil —no quisiera decir que peor— y no sabemos en realidad qué tanto, pero necesitamos confiar en que esta situación no durará para siempre.

Así es. No sabemos qué pasará, pero debemos tener fe, esperanza. Nos urge recuperar la confianza en nosotros mismos y creer que saldremos adelante, con nuevas aspiraciones y un ánimo renovado que nos brinde inspiración. Nos falta poder respirar otra vez ese aire de anhelos, de sueños e ideas que nos alienten a caminar otra vez, con optimismo, por el sendero de la existencia.

Fíjese nada más. Le apuesto a que hace un año no se imaginaba usted usando un cubrebocas y ahora, en cambio, no se puede imaginar el salir a la calle sin tenerlo puesto. Ese, entre muchos otros, son los cambios radicales que nuestro modo de vivir ha sufrido en un tiempo tan corto. Nos ha costado mucho trabajo, pero en la marcha nos hemos ido adaptando a la situación en todo el mundo. Esa es, sinceramente, una capacidad admirable del ser humano que debemos reconocer… porque si no lo hacemos nosotros, ¿entonces quién?

La lección del año viejo, aunque ya la conocíamos, ha adquirido ahora una claridad especial, y esa es que nuestro paso por este mundo es efímero. Así que, entre los propósitos de año nuevo que seguramente tiene usted, yo le recomiendo que haga uno en especial: viva plenamente cada momento.

Salud, paz y felicidad, espero que tenga en abundancia usted, mi querido lector. ¡Felicidades! Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios en: [email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA:

María España: ¿Verdad que el Polo Norte se escribe así, con mayúsculas? ¿Y el Polo Sur también?

LE RESPONDO:

Así es, María. En el caso de Polo Norte y Polo Sur se escriben con mayúscula inicial, pero si se refiere a los extremos del eje de rotación de la Tierra, entonces se escribe “polo” con minúscula inicial.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

La mejor forma de recibir al año nuevo de una manera positiva es perdiendo un electrón.

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