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ILUSTRACIÓN: ALEJANDRA MORALES

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EL AGENTE 007

Con elevada temperatura, dolor de chip y pérdida parcial de la memoria RAM a causa de los festejos de temporada y luego de salir negativa a la prueba de COVID, nuestra supercomputadora “Pony”recargó sus modernas baterías solares, de las que no quiere Bartlett, y se puso a procesar la información enviada por los subagentes para evaluar los Gobiernos de las provincias de Coahuila y Durango en este complicado año, apuntando su potente webcam a su desempeño en La Laguna. Y aunque en los equipos que dirigen los “góbers”Miguel Ángel Riquelme y José Rosas Aispuro, como en botica, hubo de todo, algunos casos destacaron por su trabajo en tiempos de pandemia, mientras que a otros el fastidioso coronavirus les cayó como anillo al dedo para seguir en la hamaca ahora con la excusa del sexenio office… Perdón, home office.

En Coahuila el gobernador priista, Miguel Ángel Riquelme, tuvo un año harto movido, entre la Alianza Federalista que él mismo promovió junto a otros dos mandamases norteños y que ahora cuenta con diez gobernadores, la pandemia que vino a ponernos el mundo de cabeza y unas elecciones que le inyectaron oxígeno a su partido, que ya prácticamente agonizaba. Don Miguel parece tener una especie de ángel de los cierres de año, porque a medio camino de su gobierno este extraño 2020 terminó como la segunda entidad que inició a vacunar a su personal médico, lo que permitió un leve respiro a quienes enfrentan la pandemia en la primera línea de combate. Aunque con tantas distracciones que le trajeron sus intensos doctorados en epidemiología, virología, finanzas públicas y alquimia electoral, el “góber” rijoso de la provincia dejó pasar por alto la desidia de algunos de sus secretarios, a quienes parece que el virus les dejó como secuela un cansancio crónico. A decir de nuestros subagentes, el gobernador logró mantener la provincia a flote en los momentos más complicados de la pandemia, con la pronta compra de pruebas, los hospitales móviles y los respiradores para hacerle frente a la letalidad del COVID. También le reconocen el acierto de formar los subcomités técnicos de salud para que atendieran todo lo referente a la pandemia semana tras semana, y logrando algo casi inimaginable, que algunos de sus secretarios tuvieran que trabajar. En materia económica, entre los estira y afloja a los que se la pasó jugando con el Gobierno federal por los recursos, y apechugando por tanto recorte presupuestal, hizo que su equipo dirigiera mejor las finanzas y apoyara a varios sectores en la reactivación económica.

Y aunque la “Pony” no olvida que siguen pendientes temas como el castigo a los responsables de la megadeuda en el estado, en tiempos del “exgóber” bailarín Humberto Moreira, o las cuentas que no más no checan en el sexenio de otro “exgóber”, Rubén Moreira, los subagentes, disfrazados de archivo muerto, le dan a don Miguel el beneficio de la duda luego de que este año les dijera a los muchachos de la Fiscalía General de la República que Coahuila brindaría toda la cooperación para que se investigue. También la supercomputadora le puso resaltador de color en expectativa a los cambios que hará el mandamás en los primeros días del próximo año; a ver si por fin revive aquellas secretarías que desde hace nueve años han pasado de agache. Sorprendida, al grado de revisar las cuentas tres veces para descartar algún jaqueo, y con mucho esfuerzo, la “Pony” le dio al gobernador Riquelme un OCHO.

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El que nunca se imaginó que tendría que trabajar como jamás lo había hecho en su carrera profesional y luego de haber aceptado la invitación como secretario de una de las carteras que hasta antes del 2020 eran consideradas “mas sin embargo” fue el jefazo de la Salud en la provincia, Roberto Bernal, quien este año, además de conocer todo el estado, ver de cerca las carencias con las que trabaja el personal de salud y tener que mantener su teléfono encendido las 24 horas del día los siete días de la semana, desde los primeros días de la emergencia sanitaria que causó el molesto COVID supo apersonarse en el tema y, lo más importante, tomar la decisión de reemplazar a muchos enquistados funcionarios en las jurisdicciones sanitarias que no más no daban el ancho o reemplazar al director del Hospital General de Torreón, que andaba haciendo travesuras con el costo las pruebas COVID. Nuestros subagentes, disfrazados de gel antibacterial reducido en agua, nos comentan que a diferencia del personal de salud que labora en las instituciones federales (IMSS e ISSSTE) los médicos, enfermeros, camilleros, personal de intendencia, conductores y demás que laboran bajo el mando del doctor Bernal recibieron su equipo de protección a tiempo, lo que hizo la diferencia con los doctores y enfermeros de otras dependencias, que incluso llegaron a perder la vida cuidando la salud de los demás. Por esta razón, la “Pony” no dudó ni tantito en otorgarle un decoroso OCHO.

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Mientras todo el mundo se comía las uñas ante la incertidumbre que nos trajo el virus, el que se tardó en entender que estábamos en época de pandemia fue el secretario de Educación de la provincia, Higinio González Calderón, a quien le dio por imitar a la secretaría de la 4T, que un día decía una cosa y al siguiente, otra. Mientras los maestros esperaban decisiones rápidas sobre la cancelación de las clases presenciales, en la provincia la medida la tuvo que tomar el gobernador, en relación con el números de contagios, que subían de manera diferente en cada región; y como uno de los problemas que tiene don Higinio es que todavía cree que es el titular de educación de Saltillo, pues las regiones se tuvieron que hacer bolas como entendían. Al titular de la secretaría también le falló un plan para evitar los robos a escuelas, que a estas alturas han sido víctimas de la delincuencia y la desesperación que trajo la crisis económica derivada del coronavirus. A decir de los subagentes, tampoco es que haya muchos programas para promover la conexión o los equipos para conectarse a tomar una clase en línea, así que después de sumas y restas don Higinio obtuvo un contundente CUATRO.

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A quien la pandemia parece haberle traído un respirador, pero no por haberse contagiado, sino porque ya no hallaba a qué excusa más recurrir para justificar su desempeño, fue al flamante secretario de Infraestructura de Coahuila, Gerardo Berlanga Gotés. Con la interminable obra heredada desde la administración del exgobernador Rubén Moreira, el Tortubús… Digo, Metrobús, el flamante titular de Infraestructura hasta pudo decir que este 2020 la obra se retrasó por enésima vez gracias a que la pandemia bajó la movilidad y, entonces, mientras no haya demanda ni para qué la terminaba; como también se quedó en “veremos” el calentador solar, como fue bautizado por algunos el parque ecológico del Cerro de las Noas. En medio de tanto recorte presupuestal Berlanga incluso pudo echarle la culpa al COVID ante la falta de obras en la región Laguna; a decir de los subagentes, el secretario ya ni batalló como en otros tiempos para esconderse de la incómoda prensa, que, en sus propias palabras, parece disco rayado, que no más pregunta por la fecha de entrega del eterno sistema de transporte. Otras voces han dicho que don Gerardo tiene sus días contados en la Administración coahuilense, y posiblemente lo podrían becar con algún “hueso” en la “capirucha” del esmog; así que nuestra supercomputadora no batalló mucho para entregarle un feo CUATRO.

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Para evaluar la gestión del fiscal general del Estado, Gerardo Márquez, la “Pony” solicitó además de un chaleco antibalas un abogado de oficio, con eso de que los muchachos de don Gerardo son tan sensibles que se llevan preso a quien los mira mal (entiéndase director de Tránsito y Vialidad). Los primeros resultados que saltaron a la pantalla de la agitada computadora, ya con la memoria recalentada, fue la forma en la que la dependencia atendió temas tan sensibles como los feminicidios, donde logró el arresto del 95 por ciento de los inconscientes e imperdonables autores; también la atención preventiva que se logró en el tema de los suicidios, que logró bajar de los primeros lugares nacionales a la entidad. El fiscal, además de poner atención a la judicialización de los delitos de narcomenudeo, logró un trabajo coordinado con las demás dependencias de seguridad de la provincia, y entregó información siempre que le fue solicitada; aunque al momento de los promedios la “Pony” le bajó la calificación por las constantes quejas de violación a los derechos humanos de sus sensibles agentes investigadores, y aunque a lo largo del año fueron despedidos más de 35 elementos de esa dependencia, los subagentes, disfrazados de testigo protegido y sobre todo anónimo, consideran que hace falta trabajar en ese aspecto, por lo que don Gerardo obtuvo un SEIS Y MEDIO.

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De quien se esperaba más por la naturaleza de su cartera, en tiempos de contingencia sanitaria, crisis económica y desesperación, era del encargado de la Secretaría de Inclusión y Desarrollo Social, Francisco Saracho Navarro, quien ni metido en traje espacial de la NASA contra virus salió a conocer de cerca las necesidades de muchos sectores vulnerables en la provincia, bajo la excusa de evitar las aglomeraciones; ni una despensa repartió, salvo los programas en la “capirucha” del pan de pulque, donde había reflectores y podía posar para la foto con cubrebocas fifí, careta y guantes. Sin mayor complicación la “Pony” le otorgó un CINCO. Aclarando que sí existe, y que tras varias verificaciones físicas Coahuila sí cuenta con una Secretaría de Vivienda y Ordenamiento Territorial, y que quien cobra como titular, Jericó Abramo Masso, asistió a lo largo del año (para hacer campaña, pero asistió), los subagentes se siguen preguntando cuáles son las funciones del flamante secretario, quien afortunadamente dejó vacante la cartera para buscar una candidatura en las próximas elecciones, y aunque mucho se presumió el ingreso de la entidad a las más modernas estrategias de urbanización sostenible, poco se tradujo en hechos concretos, por lo que don Jericó se llevó un seco CINCO.

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El que sigue en campaña por la alcaldía de Saltillo, razón por la que ha estado completamente desdibujado del resto de la entidad, es el secretario de Gobierno y ex máximo jefazo y dueñazo de la Universidad Autónoma de Coahuila, José María Fraustro Siller, quien prácticamente dedicó este año de pandemia a enfilar como pudo todas sus apariciones públicas en la “capirucha” del sarape, para hacerle competencia al alcalde Manolo Jiménez, con quien se la pasa dándose codazos por la candidatura a la alcaldía desde que se abrió la posibilidad de la reelección. Lejos de lo que un secretario de Gobierno haría en tiempos de crisis, negociar con los diferentes actores políticos de la entidad, alcaldes, delegados federales y diputados de oposición, el control que ha logrado el gobernador en el poder legislativo, judicial y ejecutivo ha permitido que Fraustro Siller se concentre más en sus aspiraciones políticas que en desquitar su sueldo, razón por la que la “Pony” le dio un contundente TRES.

Aunque sus algoritmos todavía no encuentran una respuesta lógica para entender cómo han logrado sobrevivir nueve años pegadas a la sagrada nómina estatal sin haber destacado en lo más mínimo, la “Pony” les solicitó a todos los subagentes una revisión detallada de los planes de la provincia en materia de medio ambiente, reforestación, educación ambiental o desarrollo sostenible para evaluar a la eterna secretaria de Medio Ambiente, Eglantina Canales, quien sigue dándose el lujo en sexenio y medio de no conocer la mayor parte del estado, fiel a su jefazo, Rubén Moreira, además de no entregar información de su dependencia, así como canales de diálogo ni abrirse con los colectivos y promotores del medio ambiente, por lo que, sin mucho que evaluar, nuestra supercomputadora le dio un horrible DOS. Otra funcionaria que sigue enquistada en la nómina estatal y se niega a pasar a vivir en el error es la “zarina” de la Cultura en la entidad, Ana Sofía García, a quien la pandemia también le cayó como anillo al dedo, porque justificó la falta de actividad con el aislamiento; sin embargo, además de las críticas que recibió de parte de la comunidad culturera de la provincia por la falta de apoyos, optó por cerrar el año con un fuerte recorte de personal, aunque prefirió meter tijera en puestos bajos que no representaban un ahorro significativo y conservar a los costosos asesores de la Secretaría de Cultura que ni en el estado viven. Con muy pocas actividades que evaluar, la “Pony” le mandó, como a su compinche Eglantina, otro horrible DOS.

Dos secretarios que “panzaron” en este difícil año, en parte gracias a las maniobras que permitieron que la pandemia no sepultara a la provincia, fueron el secretario de Economía, Jaime Guerra, quien a pesar de su enorme paciencia consiguió que las inversiones anunciadas en la entidad no se cancelaran y se mantuviera la expectativa de crecimiento de empleo para 2021, que si este fue un año complicado, el que viene ni pa qué les cuento… Razón por la que el jefazo de la Economía en Coahuila recibió de nuestra “Pony” un SEIS. Por su parte, el señor de las Finanzas y exbecado de la Universidad Autónoma de Coahuila, Blas Flores Dávila, quien como pudo se hizo bolas y tras reglas de tres y cálculos metafísicos consiguió estirar los recursos para que la provincia lograra tener efectivo para comprar los elementos necesarios para enfrentar la emergencia sanitaria, aunque habrá que ver las habilidades de don Blas el próximo año, cuando se viene no lo duro sino lo tupido, por lo que la supercomputadora sin duda alguna le dio un SEIS Y MEDIO.

DURANGO

Tras evaluar a los funcionarios que este 2020 se sacrificaron por los coahuilenses, nuestra supercomputadora enfiló sus chips a la tierra de los alacranes para emitir las calificaciones de los funcionarios de la provincia de Durango que este año se hicieron los que trabajaron, o por lo menos los pocos que se dignaron a visitar La Laguna. Aun cuando el gobernador José Rosas Aispuro hace innumerables esfuerzos por convencer a los habitantes de Gómez Palacio, Lerdo, Tlahualilo, Cuencamé y municipios cercanos de que hacen parte de la provincia de Durango, muchos no más no le creen y siguen esperando que el “góber” les exija a sus secretarios que de perdida vengan a conocer La Laguna y de paso prueben las internacionales gorditas, ya que aspirar a que descentralicen sus presupuestos y programas parece un sueño guajiro. El primero en ser evaluado por la “Pony” fue el gobernador panista José Rosas Aispuro, quien en pleno año de pandemia tuvo que ponerse las pilas y entregar una de las obras más postergadas de su administración, el Hospital General de Gómez Palacio, que aun cuando su capacidad COVID es muy limitada no dejó de ser un respiro en los meses de julio a septiembre, cuando se dispararon los casos de hospitalización al otro lado del Nazas. Don Pepe, que se sumó a la fila de los gobernadores rijosos de la Alianza Federalista, también tuvo que enfrentar los embates del Gobierno federal, que entre recorte y recorte le ha dado una que otra desconocida al estado de los alacranes; sin embargo, el mandamás logró mantener a flote las finanzas. Durango fue uno de los estados que al inicio de la pandemia más se tardaron en decretar medidas drásticas de confinamiento para prevenir los contagios de coronavirus; sin embargo, Aispuro corrigió el rumbo cuando optó por copiar las medidas de sus vecinos, aunque lo que más le han cuestionado al mandatario es la falta de inspectores que hicieran cumplir esas medidas en los municipios de la entidad. Y aunque este 2020 don Pepe Aispuro tuvo que trabajar duro para contener el desastre que nos trajo la pandemia, le bajó la calificación su falta de exigencia al gabinete, que sigue creyendo que Durango es solo el centro de la “capirucha” de los alacranes, por lo que la “Pony” le entregó un definitivo SIETE. Conste que, a decir de la supercomputadora, hace años que un mandamás duranguense no aprobaba.

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Uno de los funcionarios estatales que tuvo que andar recorriendo la entidad día y noche a raíz de la contingencia sanitaria fue el doctor Sergio González Romero, secretario de Salud, quien desde que inició la crisis por el COVID tuvo que enfrentar el virus con cientos de médicos y enfermeros marchando para solicitar equipo de protección para combatir la pandemia, pidiendo mejores salarios e incluso plazas fijas para el personal de salud. Otro tema complicado para el jefazo de Salud fueron las pruebas COVID, ya que Durango llegó a estar a inicios de la crisis entre las entidades con menos pruebas aplicadas por cada cien mil habitantes, pero con los días fue incrementando sus pruebas y la estrategia de contención a don Sergio le resultó un tanto complicada en su relación con los delegados de la 4T, más cuando varios brotes fueron detectados en clínicas del Seguro Social, pero terminó sacando adelante varios acuerdos, razón por la que la “Pony”, y en reconocimiento a su entrega, le otorgó un decoroso SIETE.

Uno de los temas que se complicaron con la pandemia fue el de la seguridad, y aunque la fiscal general del Estado, Ruth Medina Alemán, este 2020 tuvo más presencia en la región, no mucha que digamos, pero, bueno… Al menos a decir de los subagentes, disfrazados de chaleco antibalas, ya conoció las oficinas de la Vicefiscalía en Gómez Palacio... El tema de robo a negocio y casa habitación no dejó bien parada a la entidad en los índices de percepción de seguridad. Doña Ruth se reunió con algunos pocos representantes de la iniciativa privada, quienes le manifestaron la necesidad de crear una estrategia de prevención con las corporaciones municipales de La Laguna, algo que todavía está en “veremos”; aunque la Fiscalía ha realizado algunas judicializaciones, siguen pendientes las estrategias de fondo, así que la fiscal se hizo acreedora a un rotundo CINCO, con la esperanza de que el próximo año pueda mejorar esta calificación.

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Si la Secretaría de Turismo había brillado por su ausencia en La Laguna, en tiempos de pandemia de plano casi casi desapareció; y es que, a decir de los subagentes, preocupados por el oscuro panorama del 2021, varios empresarios laguneros siguen esperando que se concreten al menos algunos de los tantos proyectos que prometió el titular de esa dependencia, Eleazar Gamboa de la Parra, y que con la excusa del COVID quedaron en “veremos”. Incluso, la última vez que se le vio al secretario cerca de La Laguna fue en el arranque de la filmación de una película en Mapimí, adonde vino a pedirles autógrafos a los actores, por lo que la “Pony” no se tentó el chip en calificarlo con un seco CUATRO.

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Otro funcionario al que se le hizo bolas el engrudo fue al secretario de Educación, Rubén Calderón, quien tuvo que esperarse a las decisiones del Gobierno federal para mandar a los niños duranguenses a tomar clases en línea, antes de que crecieran los contagios, además de los constantes reclamos por la falta de pago de los maestros en la entidad, tema con el que ya tiene años lidiando don Rubén sin que haya podido darle solución alguna. A decir de los subagentes, el secretario anda poniendo velitas al milagroso para que el próximo año no regresen las clases presenciales a la entidad, ya que esto evidenciará aún más las carencias de los maestros, aunado al deterioro de la infraestructura escolar, que de seguro costará varios milloncillos reponer. Ya a punto de aventar la tarjeta de memoria y con algunos chips recalentados, la supercomputadora hizo un esfuerzo y le entregó al titular de Educación en Durango un contundente CUATRO.

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El que llegó a tratar de componer la complicada, desdibujada y cuestionada gestión que dejó su antecesor y exjefe fue el flamante secretario de Desarrollo Económico en la entidad, Gustavo Kientzle Baille, quien luego de asumir la dependencia por la investigación que obligó al anterior encargado del despacho, Ramón Tomás Dávila, a separarse del cargo, poco ha podido hacer; más porque fue en el momento más complicado de la pandemia y porque ha tenido que realizar una quirúrgica operación de cicatriz a las malas relaciones que había dejado Dávila Flores. Sin embargo, y dándole el beneficio de la duda, luego de que Kientzle se reuniera con varios “ipecos” de la “capirucha” de los alacranes y uno que otro de La Laguna, a decir de los subagentes, logró generar expectativas, por lo que la “Pony” le otorgó un SEIS, esperando que el próximo año pueda mejorar. Para los subagentes uno de los mayores retos de evaluar a los funcionarios que cobran en la provincia de Durango es que muchos evitan venir a La Laguna, y creen que sus obligaciones se limitan a sus despachos en la capital, por esta razón la nueva realidad del home office les vino como anillo al dedo.

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Tras una larga jornada de calificaciones, sin descanso y preocupada por algunos síntomas, la “Pony” queda con el pendiente de evaluar la chamba de algunos “sacrificados” funcionarios que este año de pandemia se salvaron de vivir en el error, esperando que para el 2021 saquen la casta y sepan enfrentar el complicado panorama que se avizora; y ya en modo optimista, nuestros subagentes esperan que la abultada burocracia sacuda la hamaca y desquite el sueldo. 2021 será un año además interesante, con un proceso electoral en puerta que será histórico en la democracia de México, donde las grillas estarán a todo lo que dan y, como de costumbre, La Laguna será protagonista particular de lado y lado del Nazas. Por lo pronto la “Pony”, después de una buena rociada de desinfectante marca ACME, se desconecta y sus servidores, los subagentes, se despiden, no sin antes desearles a todos los lectores un feliz y próspero año nuevo. Lo mejor para este 2021.

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