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El gobierno de un solo hombre

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE
"Si la salud de los mexicanos se encuentra comprometida, también lo está la salud de la República. Un caudillo obsesionado por concentrar en sus manos un poder omnívoro".— Sergio García Ramírez

Ya sabemos que el presidente de la República disfruta haciendo las cosas a su modo, obedezca o no a agendas ocultas, sin importar quién pague los platos rotos. Como muestra, las frecuentes bajas y cambios dentro de un gabinete que se ha caracterizado desde el inicio del sexenio, por su falta de coordinación y en muchos casos, profunda ineficiencia.

Acostumbrado a la subordinación de antaño y al presidencialismo echeverrista del cual es producto y calca, el estilo personal de López Obrador supone que acumular todo el poder posible será la única vía para lograr su supuesta transformación. Por ello, el proyecto lopezobradorista le apuesta al debilitamiento de nuestras instituciones, organismos autónomos, órganos de control, medios de comunicación e instancias ciudadanas, al tiempo que pretende que los poderes legislativo y judicial se comporten según los ritmos que marca el reloj de Palacio Nacional.

En la praxis y los hechos, Morena recicla las peores prácticas que resultaron funcionales para el PRI de los años setenta. Siendo justos, tales prácticas aquejan a la mayoría de los partidos políticos en México. Nuestro sistema habrá cambiado de color, pero no necesariamente renunciado a acumular poder y detentar posiciones. Sobre la planeación estratégica y un verdadero proyecto de país acorde al tercer milenio, se sigue privilegiando a las cuotas y a los cuates.

Desde siempre, para Andrés Manuel delegar ha implicado un ejercicio de innecesario desgaste que jamás quiso asumir. En ningún momento sugerimos que tenga tintes de dictador, pero sí mucho de presidente priista de los años setenta. En tal sistema creció, se forjó y fue educado el tabasqueño. De dicha piel jamás se ha podido despojar.

Pregúntenle a Alfonso Romo, cuya función terminó siendo de carácter testimonial, desperdiciada su experiencia. Sonará y se leerá fuerte, pero Romo fue utilizado por López Obrador, luego relegado por el ala radical de Palacio, aquella que hoy desgraciadamente aventaja. Reducido y minimizado, pese a todo, Alfonso Romo intentó servir como pudo, luego harto, acabó yéndose. Ojalá no ocurra lo mismo con Tatiana Clouthier, siempre dispuesta y solícita, afable, pero sin un ápice de experiencia en materia económica.

Apostemos a que pueda vencer inercias, logre penetrar en la inteligencia del presidente y sea escuchada. Tengo mis serias dudas; en ocasiones parece como si estuviéramos ante el gobierno de un solo hombre. La marca de casa es la abyección. Si en tiempos de Vicente Fox el gabinete fue apodado Montessori, los hombres y mujeres de Andrés Manuel López Obrador son miembros del gabinete florero pues la mayoría o están de adorno o viven pasmados y temerosos; no quieren desatar la ira del todopoderoso.

Proclive a caer en lugares comunes y vaguedades que estaban de moda hace cuarenta años, López Obrador invoca, en su carta a Joe Biden, preceptos y valores entendidos como la soberanía y la libre autodeterminación de los pueblos. Martha Bárcena resulta otra de las grandes caídas dada la terquedad presidencial y el personalísimo estilo de gobernar. Lo mismo ocurre con Claudia, la hija pródiga, imposibilitada para emitir la declaratoria de semáforo rojo dadas las presiones del presidente y otro de sus testaferros, Hugo López Gatell, quien hoy resulta insostenible pero seguirá en su sitio por el simple hecho de que el presidente disfruta contrariando toda lógica y sentido de sensatez. A modo de corolario, el sistema de salud capitalino se encuentra a nada de colapsar. Criminal por donde se le mire. 

Más preocupados en no contrariar al presidente que en gobernar, las mujeres y hombres de Andrés Manuel se desgastan rápidamente; otros resisten dadas sus ambiciones y planes a futuro. Mientras tanto, la realidad nos cobralas facturas propias de cada sexenio. Porque todos suelen comenzar con grandilocuencia, bombo y platillo, y después se desinflan. Finalmente, no todo es culpa de Andrés Manuel sino de un sistema que parece no hemos entendido, hace mucho dejó de ser funcional.

Y aunque hace algunos meses afirmó que la pandemia "le venía como anillo al dedo al proyecto de la Cuarta Transformación", mucho me temo que los 117 mil muertos y contando, serán el Waterloo de un proyecto sin pies y cabeza, rumbo ni dirección, producto de las obsesiones de un hombre que durante 18 años nos prometió el paraíso en la otra esquina. En tanto, este columnista hace mucho dejó de creer en las promesas de la mayoría de los políticos.

Corolario

"La coalición prianista- perredista-ciudadana ¿qué idea ofrece que no sea la del retorno a lo mismo? ¿Cuáles son las ideas que van a ofrecer? Que se vaya Morena para que regrese el PRIAN no suena prometedor. No se hizo en estos años (al parecer no hubo tiempo de hacerlo) una reflexión seria de las causas de la derrota. No se buscaron alternativas ideológicas. Ahora se presentan como una solución pragmática, pero vacía. López Obrador encarna un autoritarismo paternalista que es la forma que los mexicanos le han conferido al Estado como creación cultural. ¿Qué alternativa está ofreciendo el frente opositor?".

Fernando García Ramírez

Twitter @patoloquasto

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