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La reelección

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Como una noticia que había sido previamente anticipada, el tribunal local electoral del estado de Coahuila revirtió el acuerdo publicado por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Coahuila (IEPEC) en cuanto a impedir que se realizase un tercer periodo consecutivo para la elección de alcaldes.

Desde el sexenio pasado se reformó la Constitución federal, que prohibía desde décadas atrás la reelección consecutiva de cualquier cargo de elección popular.

Por décadas, alcaldes, diputados locales, gobernadores, diputados federales, senadores y presidente la república tenían prohibido aspirar a la simple y llana reelección. En el caso de los legisladores y presidentes municipales sí era permitido, pero no en periodos consecutivos. Por ello en La Laguna tenemos el ejemplo de don Carlos Herrera Araluce (Q.E.P.D.) y su hija Leticia, que se desempeñaron en un par de ocasiones como presidentes municipales de Gómez Palacio, por citar solo alguno.

En la función legislativa sí hay una gran cantidad de políticos que han ocupado curules y escaños en el área federal. No se diga en el ámbito local en el caso de Coahuila, que hasta personajes de aquella nefasta legislatura que, en el periodo en que gobernó Jorge Torres, validó la deuda pública de manera ilegal. El monto de esa operación rondó la friolera cantidad de 18 mil millones de pesos.

Pero el caso más importante es el de hoy, porque parece más que evidente que el gobernador de Coahuila, el priista Miguel Ángel Riquelme Solís, se ha decantado desde ya por el actual presidente municipal de Saltillo, el joven Manolo Jlménez Salinas.

El origen de esta presunta decisión anticipada del poderoso gobernador surge quizá desde el preciso momento en que él pudo romper la hegemonía en el priismo coahuilense de que la gubernatura debería ser ocupada por un oriundo de la capital.

Desde los años ochenta, los gobernadores José de la Fuentes Rodríguez, Eliseo Mendoza Berrueto (nacido en San Pedro, pero criado en Saltillo), Enrique Martínez y Martínez, Humberto Moreira Valdés, Jorge Torres López y Rubén Moreira Valdez vieron la luz en la capital. La excepción a la regla la personifica el doctor Rogelio Montemayor, nacido en Sabinas, pero que en los últimos 30 años el Gobierno del Estado haya recaído siempre en un capitalino es signo inequívoco de que la clase política predominante mora en la región Sureste de Coahuila. Eso y la peculiaridad del Estado, cuna de próceres como Francisco I. Madero, Ignacio Zaragoza y Venustiano Carranza, supone una de las pocas entidades federativas que no han visto la alternancia partidaria, desde el nacimiento del otrora partidazo de Estado fundado por el profesor sonorense Plutarco Elías Calles.

Con esas condiciones políticas, y siendo, como se acaba de demostrar, el PRI el partido poderoso a nivel local en este momento y dando cuenta de que ese instituto político está más vivo y muy fuerte, las posiciones relevantes serán, parece, de manera irremediablemente para los priistas.

Esto viene a cuento porque luego de la gubernatura, que es el gran trofeo, las alcaldías de Saltillo, Torreón y Monclova son muy apetecibles.

Es por eso que Miguel Riquelme, que luego de haberse convertido en la gran excepción que rompió la jefatura de que el gobernador debe ser saltillense, sabe que quizá su decisión de elegir a quien sea el candidato de su partido, de no elegir a una persona de la ciudad del sarape, puede provocar una fractura que pondría en riesgo la hegemonía de su partido.

Así que desde esa óptica todo parece tener lógica; el gobernador Riquelme, profundo conocedor de la dinámica de su partido, sabe que para tener las grandes posibilidades de entregarle su cargo a un priista, y con eso garantizar la transición que de seguro desea, Manolo encarna todos los atributos para ser su delfín, por eso es entendible que en el ámbito local los dados cargados han abierto la posibilidad de que haya una tercera reelección; no obstante, la reforma federal planteaba solo un periodo, en Coahuila se ha interpretado que como el primer periodo de Manolo fue excepcional por haber sido de un año (igual que el de Zermeño en Torreón y Paredes en Monclova) cabe entonces un tercer periodo ordinario.

Falta la última instancia, la federal, que pareciera que podría revocar la local coahuilense, toda vez que el presidente López Obrador en una mañanera se pronunció en contra de la reelección. Habrá que ver qué pasa en esa esfera, y en caso de que dé reversa al dictamen electoral coahuilense de permitirle al alcalde Jiménez reelegirse para encaminarse a la gubernatura, eso obligaría a Riquelme Solís a tomar otros senderos, pero que también apuntan en Saltillo.

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